Internacional

A 60 años de la bomba atómica

El pasado sábado 6 de agosto un minuto de silencio resonó en todo el mundo, Japón recordó a las víctimas de la primera bomba atómica arrojada por un avión B-26 estadounidense en la ciudad japonesa de Hiroshima, en 1945, hecho en el que murieron 237,062 personas.

En su «Declaración de la Paz» ofrecida en una ceremonia a la que asistieron 55 mil personas, el alcalde de Hiroshima, Tadatoshi Akiba, reclamó la responsabilidad internacional para que un horror semejante «no vuelva a repetirse».
El 6 de agosto de 1945, apenas pasadas las ocho de la mañana, el bombardero estadounidense «Enola Gay» arrojaba sobre Hiroshima la bomba de uranio «Little Boy», de 15 kilotones, que estallaba poco después, a las 8:15 horas, a 580 metros sobre la superficie de esa ciudad del suroeste de Japón.

Tres días después era Nagasaki, al oeste de Hiroshima, la que era arrasada por otra bomba atómica, bautizada con el sarcástico nombre de «Fat Boy». Seis días más tarde, el 15 de agosto de 1945, Japón se rendía incondicionalmente a Estados Unidos.

En 1939, en tiempos de la Segunda Guerra Mundial, el físico danés Niels Bohr advirtió a Estados Unidos que científicos alemanes trabajaban para separar el átomo, es decir, en los primeros pasos para construir una bomba atómica.

Las implicaciones de este suceso impulsaron al presidente estadounidense Franklin Delano Roosevelt a crear el llamado Proyecto Manhattan, cuyo objetivo principal era construir un arma de destrucción masiva antes que los alemanes.

Julius Robert Oppenheimer fue el director de esta investigación, que empezó en algunas universidades de Estados Unidos —como Columbia y la Universidad de Chicago— hasta que se trasladó a un laboratorio en Los Álamos, Nuevo México.

Tiempo después, el entonces presidente estadounidense Harry Truman se encontraba en Potsdam, a las afueras de Berlín, donde recibió el mensaje codificado que le comunicaba que su país ya contaba con bomba atómica.

Así lo supieron los japoneses menos de 30 días después, cuando el mundo entero fue testigo de la nueva creación.

Hoy, a 60 años de distancia, todavía existe controversia sobre el «éxito» de este «avance» científico. Incluso algunos de los que participaron en el proyecto posteriormente se incorporaron en campañas contra las armas nucleares.
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