Internacional

Asume Ban Ki-moon mandato en la ONU

El nuevo secretario general de las Naciones Unidas (ONU), el surcoreano Ban Ki-moon, comenzó el pasado 2 de enero su mandato con un llamamiento a la comunidad internacional para que le ayude, con un «esfuerzo conjunto», a afrontar los grandes desafíos de este siglo.

Ban llegó a pie a la sede de las Naciones Unidas, en Nueva York, donde fue recibido con todos los honores por el personal y la guardia de la organización, como señal de bienvenida al nuevo secretario general.

El ex canciller de Corea del Sur, de 62 años, fue electo como el octavo líder del organismo multinacional en octubre de 2006 y, a pesar de que desde entonces ha pasado gran parte de su tiempo en Nueva York, poco se sabe aún de sus planes o asesores.

Ban llega al puesto con muchos de los mismos problemas y retos con los que lidió su predecesor, el ghanés Kofi Annan, la pobreza extrema en gran parte del planeta, la crisis en Medio Oriente y la masacre humanitaria en Darfur, Sudán, entre otros.

Pero la atención de muchos estará puesta en un principio, en los intentos que haga para restablecer la confianza del mundo en la ONU, tras la crítica velada que hizo en su juramento, en el mes de diciembre de 2006, a los escándalos de la era Annan.

El ghanés padeció la corrupción de la administración del programa «petróleo por alimentos», abuso de autoridad de varios funcionarios cercanos y decenas de casos de abuso sexual de «cascos azules» en operaciones de paz.

Tres pilares

Casi con seguridad, Estados Unidos presionará a Ban Ki-moon para que organice un plan de reformas amplias en la ONU, que comenzaron con su antecesor Kofi Annan, cuyo mandato como secretario general terminó el 31 de diciembre a la medianoche.

La Asamblea General de 192 miembros, que controla el presupuesto de la ONU y supervisa su administración, ha estado reticente a poner en marcha los cambios que Annan y numerosos expertos consideran esenciales para modernizar la organización de 61 años. La mayoría de los estados miembros teme perder el único poder real que tiene la asamblea.

Ban Ki-moon expresó en diciembre pasado que también trabajará para fortalecer los tres pilares de la ONU -la seguridad, el desarrollo y los derechos humanos- y para forjar «un mundo más pacífico, más próspero y más justo para las futuras generaciones».

Con esa meta, dijo, «mi prioridad será restaurar la confianza» en la ONU, cuya reputación ha resultado afectada por un escándalo del programa petróleo por alimentos en Irak, hechos de corrupción en las compras que realiza la organización, y abusos sexuales de soldados de paz.

«Buscaré ser un armonizador, un constructor de puentes», dijo Ban en su discurso del pasado 14 de diciembre, durante la ceremonia que lo oficializó al cargo.

Gran parte de sus contadas declaraciones públicas han estado centradas en administración, de ahí que se espera con atención la designación que haga de su «número dos», que en teoría tendrá amplias funciones en esa y otras áreas.

Ban ha dicho que quiere una mujer en ese puesto, pero meses de entrevistas y consultas no han resultado hasta ahora en una designación oficial.

El 31 de diciembre pasado, unas horas antes del inicio formal de su mandato de cinco años, designó al hindú Vijay Nambiar como su jefe de gabinete, en sustitución de la mexicana Alicia Bárcena.

Algunos diplomáticos señalan que Bárcena sería nombrada subsecretaria general adjunta para administración y que otros cargos de primer nivel irán para estadounidenses, franceses y británicos.

Revista Protocolo

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