Internacional

Calidad italiana presente en México

La marca de bolsas y zapatos para dama Flavio Gatto, incursionó en el mercado mexicano hace 26 años ofreciendo artículos de la más alta calidad y diseño. Con tecnología y materia prima importadas desde el “país de la bota”.

La marca reconocida por sus clientes recibió en 1986 el Premio Internacional Ercole D’oro –el Oscar de los accesorios de la alta moda– por el mérito de su contribución a la originalidad, estilo y calidad de los productos italianos en el ámbito de la alta moda.

Flavio Gatto S., dueño de la marca, es originario de Veneto, Italia, llegó a México en 1979 e incursionó en la fabricación y comercialización de bolsas italianas que surtía a la cadena de tiendas Liverpool. Sus productos fueron tan bien acogidos que al paso de cinco años Flavio Gatto abrió su primera tienda de marca en Insurgentes.

Hoy cuenta con siete puntos de venta: Satélite, Perisur, Galerías Coapa, Santa Fe, Galerías Insurgentes, Outlet Hamburgo y Outlet Canadá, en los que comercializa 363 artículos diferentes entre bolsas y zapatos.

Flavio Gatto S. es uno de los pocos empresarios que cuenta con su propia fábrica en la que manos mexicanas producen 100 artículos diarios con materia prima italiana de la más alta calidad. “Los mexicanos tienen buena mano”, expresa.

Gran parte de la materia prima con que se elaboran los zapatos y bolsas de la marca, es importada desde Veneto y Padua, “la piel, la entretela, el casquillo, el contrafuerte, los clavos y hasta un pegamento especial son traídos desde allá”, explicó el empresario. Por lo que podría decirse que 80 por ciento del material que conforma un zapato Flavio Gatto es ciento por ciento italiano.

La marca Flavio Gatto se caracteriza por vender coordinados de zapato y bolsa para dama hechos de la misma piel y diseño.

El empresario italiano comenta que cada temporada renueva sus artículos, para satisfacer la demanda de una clientela que crece cada año. “La gente compra Flavio Gatto porque tenemos moda, calidad y un precio accesible”, afirma.

“Yo no podría vender zapatos feos ni engañar a la gente; a mí me tiene que gustar mucho el diseño de los zapatos para poder venderlos. Cuando uno ofrece calidad, moda y buen precio, no quiebra”, concluye.

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