Internacional

Conociendo a la contraparte: el acuerdo México-Japón

El 18 y 19 de noviembre de 2002 se llevó a cabo la primera ronda de negociaciones entre México y Japón con el objeto de alcanzar un Acuerdo Bilateral de Cooperación y Comercio, con ello dio inicio el andar de ambos países con un reconocimiento y cooperación mutua para relacionarse por el amplio y cada vez más perfeccionado sendero del comercio internacional en el mundo globalizado.

El 17 de septiembre de 2004 se firmó finalmente el Acuerdo en virtud de las últimas negociaciones realizadas durante la Ronda XIV efectuada del 25 de febrero al 5 de marzo en la ciudad de Tokio.

En cuanto al tema de la Inversión Extranjera Directa (IED) se dieron pasos significativos en su marco legal, lo que implica un mayor flujo de inversión extranjera directa de Japón hacia México, coadyuvando con ello a la generación de empleos y la productividad, pero donde lo más importante en este ámbito (y de lo cual se debe sacar el mayor provecho posible) es la transferencia de tecnología, en lo cual el país asiático tiene los mayores avances.

Hoy en día México cuenta con una red de tratados de libre comercio con 43 países –en esta lista figuran, entre otros, los 25 países de la Unión Europea con la consideración que tal mecanismo se amplió a partir del 1 de mayo de 2004 a 10 países más de Europa Oriental que adhirieron a la Comunidad Europea–, lo que implica una participación en el mercado mundial que involucra a más de 935 millones de consumidores, y aunque sostiene negociaciones con Argentina, Brasil y China todo parece indicar que lo más sano es que ya no se negocien más acuerdos por el momento, inquietud que ya ha sido expresada por diversos sectores empresariales, en virtud de que, por un lado, no se ha alcanzado la madurez de la planta productiva nacional para hacer frente a los compromisos comerciales que ya ha adquirido a un nivel de alta competitividad real y, por otro lado, que no se han aprovechado al máximo las oportunidades que los tratados de esta índole le ofrecen a nuestra nación.

Sectores de interés

Al inicio de las negociaciones, aun cuando las empresas privadas japonesas estaban de acuerdo en impulsarlas con nuestra nación, el gobierno del país asiático se mostraba poco interesado argumentando que los tratados multilaterales con la Organización Mundial de Comercio (OMC) eran de mayor importancia que los que pudieran firmarse de manera bilateral.

Sin embargo, con las negociaciones ya fina-lizadas y con un texto acabado, se presenta una perspectiva interesante para ambas partes, que ante la firma de tal mecanismo finalmente institucionalizaron su comercio, además de liberalizarlo. Esto obviamente ayudará a que se incremente el intercambio comercial e industrial bajo el cobijo de la IED, ya que al quedar claramente reglamentados los derechos y obligaciones de ésta, México ahora puede contar con inversiones japonesas de alta tecnología, que podrán, muy fácilmente, activar el desarrollo y productividad de las pequeñas y medianas empresas (Pymes) que sin duda ayudarán a mejorar la técnica e incrementar el empleo. Además, para las empresas japonesas que ya se encuentran ubicadas en México, la eliminación de aranceles les favorecerá para la importación de sus insumos y para nuevas ampliaciones.

Los temas tratados durante las rondas de negociación fueron el comercio de bienes, incluyendo aranceles, reglas de origen, procedimientos aduaneros, compras del sector público, servicios y movilidad de personas de negocios, entre otros.

También se conversó sobre inversión, normas y evaluación, políticas de competencia, derechos de propiedad intelectual, salvaguardas, antidumping y cuotas compensatorias, así como de solución de controversias, la cooperación bilateral orientada a mejorar el ambiente de negocios y promover el comercio y la inversión.

La agricultura es un sector en el que México desea expandir sus exportaciones, sin embargo éste es uno de los ramos sensibles de Japón. La parte japonesa cedió hasta 307 los productos agropecuarios, lo cual era una de las principales dificultades para liberalizar este sector. A mane-ra de respuesta, la parte mexicana expresó que cedería cierta liberalización en el sector de la confección, y esto también era indispensable en el paquete final del Acuerdo, explicando por un lado que ese sector mexicano es muy sensible y, por otro lado, que los productos agrícolas mexicanos no constituyen una amenaza para el sector agrícola japonés.

¿ Por qué Japón ?

Japón sin duda es líder en Asia, de ahí que sea importante relacionarnos más íntimamente con ellos. De antaño, las relaciones comerciales de Japón con Latinoamérica han tenido un carácter inicial con la ruta marítima española Acapulco-Manila.

Hoy en día, Japón es el primer importador de productos agroalimentarios en el mundo, con compras externas por más de 38,100 millones de dólares con base en cifras del Fondo Monetario Internacional. World Economic Outlook (WEO), de abril de 2004.

Por otra parte, de acuerdo con la Secretaría de Economía de México, las exportaciones agroalimentarias de nuestro país se dirigen en un 83.4 por ciento a Estados Unidos y Canadá, mientras que un 5.5 por ciento va a la Unión Europea, y el 2.1 por ciento se destina a Suiza y, finalmente, el 1.7 por ciento al Triángulo del Norte (El Salvador, Guatemala y Honduras). Japón absorbe menos del 1 por ciento de estas agroexportaciones.

La conveniencia de Japón consiste en que puede incrementar sus exportaciones de bienes finales a México, que podrán competir con los bienes industriales de alta tecnología provenientes de Estados Unidos y de la Unión Europea. Los beneficios esperados en México son un mayor desarrollo económico y la atracción de Pymes japonesas, proveedoras de las industrias electrónica y automotriz mexicanas.

Considérese, pues, que México es la novena economía mundial y que representa un mercado de alrededor de 100 millones de personas. Asimismo, es rico en recursos naturales y tierra, y tiene además abundante mano de obra joven y relativamente capacitada. Además, la red de tratados de libre comercio de México cubre cerca del 60 por ciento del PIB mundial. Japón, por otro lado, es la segunda economía mundial, y es un mercado de 127 millones de personas. Este país cuenta con enorme capital y prestigiada calidad tecnológica.

Negocios al estilo nipón

El fortalecimiento de las relaciones económicas entre México y Japón puede ser interesante siempre y cuando contribuya a mejorar la posición de ambos países en el actual contexto de fuerte competencia global y, al mismo tiempo, logrando fortalecer a las empresas japonesas en México, por un lado, y la cadena productiva nacional, por el otro.

Sin embargo, para que todo pueda caminar por una vereda segura y beneficiosa, debemos aprender a tratar a la parte que estará del otro lado de la mesa, ya sea durante la negociación de una ampliación del acuerdo, en el ámbito diplomático, como proveedores o compradores, y en el plano comercial. Los japoneses se comunican de una manera un poco distinta de lo que nosotros lo hacemos (en general del hemisferio occidental). Esto es causa frecuente de malentendidos entre dos entes que negocian.

Debido a que Japón tradicionalmente ha sido una sociedad comunal, el modo de hablar a una persona con quien tienen que seguir relacionándose de una manera cercana y para no ofenderla directamente se da frecuentemente a través de un término japonés llamado Tatemae que se traduce como frase cortés. Este tipo de frases son una especie de “mentiras piadosas” que se utilizan para ser atento o gentil. Con frecuencia los japoneses usan frases como “difícil”, “perseverancia” u “obstáculo” en referencia a una alusión que la otra parte negociadora postula. Esto es Tatemae.

En el mismo sentido de la sociedad comunal nipona, los japoneses siguen un estricto código de lealtad, tanto para con sus clientes como para con sus proveedores, esta lealtad es difícil de romper vía el ingreso de compañías extranjeras o con el desarrollo de contratos comerciales por negociadores que no son japoneses. Por ello es tan difícil entrar en el mercado japonés.

Las tiendas japonesas difícilmente permiten que se vendan productos de los extranjeros (a los que llaman gaijin), ya que esto crearía molestias a los abastecedores nacionales japoneses que proveen los insumos de tal forma que, incluso, podrían detener tales provisiones o anular préstamos o dejar de ofrecer planes favorables de pago.

Adicionalmente, si se desea incursionar en el mercado con una empresa propia debido al escollo mencionado, esto no sería posible en virtud de que no se puede poseer una compañía como gaijin, bondad que sólo ostentan los nacionales del país. Ello porque el gobierno japonés protege a sus industrias. Ésa es la razón por la que existen múltiples joint ventures conformadas por compañías japonesas y extranjeras que llegan a instalarse en el mercado nipón.

Lealtad japonesa

La organización de los negocios en Japón es particularmente interesante. La mayoría de las compañías y empresas importantes conforman grupos de tres a 10 consorcios llamados keiretsus (la traducción más cercana al término es la de supercorporaciones), bajo esta figura trabajan casi todas las marcas que conocemos en Occidente. Los keiretsus han operado por largo tiempo (desde mucho antes de la Segunda Guerra Mundial), incluso bajo la forma feudal-familiar de intercambio comercial. Ejemplos famosos de esto son Mitsubishi y Mitsui o Nissan, Toshiba y el Banco Sumitomo.

Además, cada keiretsu tiene un banco, el cual funge como núcleo del mismo, reinvirtiendo las ganancias de empresas exitosas en el extranjero en otras nuevas que comienzan a incursionar o en investigación y desarrollo de nuevas tecnologías para fomentar y asegurar el progreso del keiretsu. Cada banco entiende el negocio del grupo del que forma parte, por lo que fácilmente (con base en la lealtad ya mencionada) realiza inversiones a largo plazo, inversiones que jamás harían ni siquiera los más poderosos bancos estadounidenses (que no arriesgan sus fondos).

Estas inversiones son de capital importancia, sobre todo en telecomunicaciones y tecnologías de avanzada calidad, lo que les da ventajas a las compañías japonesas por encima de las occidentales. Estos esfuerzos están apoyados por el gobierno japonés bajo la batuta del organismo gubernamental Jetro (Japan External Trade Organization), que muchas veces estimula y hasta determina metas, objetivos, entradas y salidas a determinados mercados; de ahí que es usual que varias compañías japonesas ingresen en determinados mercados al mismo tiempo.

Si a todo ello le sumamos que el mercado nacional nipón es un mercado seguro, en el que las compañías japonesas experimentan con sus productos con base en “aciertoerror” y a precios bajos, tal práctica les proporciona cierta seguridad con la debida antelación y experiencia para competir más tarde (entiéndase sujetarse a una competencia real, feroz) en el extranjero con productos de probada calidad y evitando la bancarrota de los fracasos del mercado interno con el mejoramiento de la calidad de los productos, excelentes estrategias de mercadotecnia y con consi-derables incrementos de precios al extranjero.

Conocimiento a fondo

Ante este panorama, lo recomendable es conocer el mercado, al proveedor, al cliente, a las instituciones financieras y, desde luego, las áreas de oportunidad y las necesidades del consumidor final para poder hacer negocios que sean realmente productivos para nuestro país; pero conocerlos en serio y a fondo.

Tal situación desde luego que recae específicamente en nuestros exportadores y en la gente que ha de hacer negocios bajo el eventual tratado que se signe con Japón, pero debe entenderse que también es una responsabilidad compartida tan importante y hasta vital por parte del gobierno y autoridades mexicanas para fomentar eficaces estrategias de negociación comercial, impulsar (pero realmente) a las Pymes para incursionar –sin riesgos– en mercados lejanos y desconocidos como el japonés, así como promover encuentros o ferias empresariales, pero no sólo con el envío de unos cuantos participantes (que la mayoría de las veces se enteran gracias a sus propias organizaciones sectoriales) sino incluso organizando tales muestras pero con buena promoción y con correcta calidad organizativa para que el comercio exterior mexicano pueda verse favorecido y se coadyuve, con el esfuerzo de todos, hacia una eficiencia y prestigio comercial que en algunos años más pueda ostentar orgullosamente nuestra nación.

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