Internacional

El porvenir del milagro cubano

Reflexión global

A dos años del anuncio de Obama, la administración Trump se ha encargado de oscurecer aún más los términos bajo los cuales se trabajará con la isla

El porvenir del milagro cubano

Por: Esteban Belmont Bernal*

El porvenir del milagro cubanoBarack Obama anunció a finales de 2014 que las relaciones con Cuba se normalizarían, marcando un fin para a las hostilidades con La Habana desde la Revolución de 1959. La noticia, que recorrió el mundo, representa una victoria para algunos y una derrota para otros tantos. Sea cual sea el caso, es cierto que Obama tuvo la destreza política para acercarse a la isla, después de haberlo prometido en campaña en 2008 y luego de encontrarse con mucha resistencia por parte del Partido Republicano. Sin embargo, la administración Trump amenaza el legado de la administración Obama y, más importante aún, del despertar económico de la isla.

La Revolución Cubana se institucionalizó en la figura de los Castro y tuvo como uno de sus pilares la animadversión hacia los Estados Unidos de América, con quienes siempre mantuvieron, en mayor o en menor medida, relaciones de trabajo formales e informales. La vecindad de ambos países los obligaba a trabajar en conjunto por temas como migración, seguridad e incluso medio ambiente. Esto significa que la distancia entre ambos era artificialmente impulsada, sobre todo por intereses privados en el lobby que trabaja en Washington.

A dos años del anuncio de Obama, aún quedan interrogantes sin responder y la administración Trump se ha encargado de oscurecer aún más los términos bajo los cuales se trabajará con la isla. Los logros alcanzados en el corto plazo atienden a algunos de los temas históricos más importantes de la agenda binacional, de entre los que destacan los temas de seguridad antinarcóticos y la reparación de daños económicos a privados por ambas naciones. Sin embargo, la llegada de Trump a la Casa Blanca presenta nuevos desafíos que los Castro deberán enfrentar con una estrategia fresca y pragmática.

El núcleo de los cambios anunciados por la administración Obama fue el de mejorar las condiciones de la banca comercial, comunicaciones y la normalización de las relaciones diplomáticas pero, de todas ellas, la más relevante por su importancia económica fue levantar las restricciones a los ciudadanos estadounidenses que tenían para viajar a la isla. Hay que decirlo, la flexibilización de la política frente a Cuba que trajo Obama ha beneficiado paulatinamente al pueblo cubano y existen las condiciones para que dicho pacto beneficie al sector turístico, a la migración e incluso a las telecomunicaciones. El milagro cubano es una realidad potencial de la isla y este es el momento en que todo puede despegar en la medida en que la voluntad política en Washington creada por la administración Obama, no pierda fuerza con los acostumbrados plumazos del actual jefe del Ejecutivo estadounidense.

Hacer una lectura al respecto no fue algo sencillo pues, como en casi cualquier tema, Trump ha cambiado su postura frente a Cuba en distintos momentos. Por un lado, en su campaña electoral se le escuchó incluso como simpatizante de las medidas adoptadas por la administración de Obama, luego pasó a criticar duramente a las mismas y finalmente, la Casa Blanca se ha pronunciado a favor de un retroceso total a lo ya logrado. En un discurso proclamado en Miami a mediados de junio de este año, Trump exclama un retorno a la política de restricciones que Estados Unidos ha impuesto en la isla por décadas, declaraciones propias del conservadurismo político estadounidense de mediados del siglo XX. Así, con una firma, Trump ha echado para atrás los avances que logró Obama, apuntando específicamente al comercio que beneficia a la rama militar y gubernamental de la isla. En esencia, una de las restricciones que la administración Trump pretende imponer es la de endurecer de nuevo las reglas para que ciudadanos estadounidenses viajen a la isla. Esto bajo la premisa que el turismo es la fuente de ingresos más importante para el gobierno cubano.

Por otro lado, aunque el discurso en Miami dejó ver la actitud de la Casa Blanca hacia Cuba, es de notar que aún es posible viajar a la isla desde suelo estadounidense. Examinando de cerca, uno se dará cuenta que los vuelos comerciales y los cruceros que salen desde Miami aún viajan a la isla, sin embargo, un ciudadano estadounidense se encontrará con los mismos obstáculos legales que son similares a las condiciones previas al acuerdo de la administración de Obama; lo que significa una reducción sustancial del número de visitantes estadounidenses.

La intención de la Casa Blanca claramente es la de aislar económicamente a Cuba. Sin embargo, esta no es la primera vez que el gobierno cubano se enfrenta a una administración hostil en Washington y no le es ajeno negociar en estas condiciones. Además, las empresas estadounidenses que han invertido de forma acelerada a partir de los logros de la administración Obama, en especial agencias de viaje, aerolíneas y compañías de cruceros, no se marcharán sin antes dar pelea.

El discurso de Trump podría parecer atractivo a las comunidades de exiliados cubanos que residen en Miami, pero en el ámbito nacional la panorámica es distinta. Una encuesta del Pew Research Center muestra cómo el 72 por ciento de los estadounidenses están de acuerdo con terminar el embargo económico, de los cuales el 62 por ciento se identifican como republicanos. Esto, aunado al lobby de los negocios relacionados con el turismo hará que las medidas de Trump tomen un curso lento y obstaculizado, con resistencia del pueblo estadounidense y que provocará una caída aún mayor en la popularidad del mandatario, quien en este momento se encuentra en una crisis de legitimidad sin precedentes.

Cuba saldrá bien librada de este asunto pues si hay algo que la historia nos ha demostrado es que, no importando quién ocupe el Despacho Oval, ha sabido salir delante de una u otra forma. En realidad, el cambio en Cuba ya está echado a andar y esto no hará más que retrasarlo, mas no detenerlo. La sociedad cubana se encuentra en evolución. Se encuentra lista para abrirse al mundo y obtener beneficios de su riqueza económica, geográfica, comercial y cultural. La clave del éxito será que la isla se acerque con sus aliados regionales y busque en ellos el apoyo que necesita.

Con México, su aliado vecino con quien comparte una tradición diplomática importante, deberá mejorar aún más sus relaciones, erosionadas desde el gobierno de Vicente Fox, y retomar una comunicación aún más activa, propia de las naciones que geográficamente encaran a los Estados Unidos.

Con Venezuela deberá mantener sus acuerdos, en especial en materia de energéticos, sea cual sea la facción que se quede en el poder, y con Brasil podría encontrar un aliado comercial que puede potenciar a la isla en materia de energéticos y hasta de turismo, por solo mencionar algunos ejemplos.

El momento de actuar es ahora y el gobierno cubano bien puede optar por acercarse aún más a sus aliados de la región para enfrentar la incertidumbre de los años venideros de la administración Trump. El contexto en el que se encuentra actualmente será recordado por la historia como el momento en el que despegó la isla, o bien cuando las aspiraciones del inicio del milagro cubano se quedaron en el camino unos años más por un actor político que solo ve las relaciones bilaterales como un juego de suma cero. Cuba triunfará, saldrá fortalecida de esta problemática y aunque las acciones del presidente Trump vislumbran un escenario complejo y adverso, lo cierto es que el milagro cubano ocurrirá tarde o temprano, de ello depende la acción del gobierno cubano y no de un solo hombre, al que llaman el más poderoso del mundo.

* Esteban Belmont Bernal tiene un máster en International Relations por Queen Mary University of London y una licenciatura en relaciones internacionales por la UNAM. Ha sido merecedor de distintas becas de excelencia académica y actualmente es consultor en temas de política internacional y seguridad internacional.

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