Internacional

Gordon Brown, nuevo primer ministro de Reino Unido

Gordon Brown, el hombre que durante la última década manejó la economía británica, la quinta más grande del mundo, es el nuevo primer ministro del Reino Unido.

Líder del Partido Laborista tomó las riendas del Ejecutivo británico en sustitución de Tony Blair, quien presentó el 26 de junio su dimisión a la soberana Isabel II.

“Acabo de aceptar la invitación de su majestad la reina para formar gobierno”, anunció a su llegada al número 10 de Downing Street el propio Brown, que prometió “un nuevo gabinete con nuevas prioridades”.

Se comprometió, igualmente, a nombrar un Ejecutivo que, “más allá de los estrechos intereses de partido”, utilice “todos los talentos” y que dé respuesta a los deseos de cambio que ha percibido en la sociedad británica.

El nuevo “premier”, visiblemente emocionado, confesó sentirse un privilegiado por tener la oportunidad de servir a su país y recordó su escuela local en Escocia al asegurar que no estaría donde ha llegado sin “las oportunidades” que recibió entonces y que pretende ofrecer a todos los ciudadanos.

Brown salió del Palacio Buckingham, residencia de la familia real, sobre las 13:47 horas acompañado de su esposa, Sarah, tras haber recibido el “Sello del Gobierno” de Isabel II durante una conversación privada de casi una hora.

Como manda la tradición, Sarah Brown tuvo que esperar en una antesala del palacio mientras su marido despachaba con la soberana.

El presidente de Estados Unidos, George Bush, llamó a Brown para felicitarlo y para dejarle en claro que la relación diplomática entre ambas naciones se mantendrá de la misma manera.

Antes, el vocero presidencial de Bush, Tony Snow, había declarado: “Tony Blair ha sido un amigo estrecho, un aliado, un socio y un asesor para el presidente.”

“Sí, podemos decir que sí”, respondió Snow a la prensa al ser interrogado si Bush tenía la intención de tender la mano a Brown como Blair lo había hecho con el presidente estadounidense.

Por su parte, Tony Blair, quien dirigió el gobierno británico desde 1997, durante su última intervención en el Parlamento fue aplaudido por la Cámara de los Comunes y después salió camino del Palacio de Buckingham para presentar su renuncia como primer ministro ante la reina Isabel II.

Blair dejó en el ambiente de los Comunes sus últimas confesiones, promesas y deseos. Se mostró desolado “por los peligros que afrontan las tropas en Irak y Afganistán”, anunció que “en pocas semanas algunos soldados volverán a casa” y vaticinó que la única solución al conflicto de Oriente Próximo es la creación y convivencia de “dos estados”: el israelí y el palestino.

El ex líder del Partido Laborista “heredará” a Gordon Brown un país con casi todos los indicadores económicos favorables: el crecimiento más largo en 200 años de historia británica, un incremento de 1.8 por ciento anual; una inflación promedio alrededor de 2.2 por ciento y una tasa de desempleo que rondó 4.7 por ciento en 2007.

Asimismo, Blair —el premier más joven de Inglaterra, y el primero en obtener tres victorias laboristas consecutivas en el Parlamento— legará a su sucesor un fuerte consenso en torno a la idea de que la pacificación de Irlanda del Norte es uno de los grandes éxitos domésticos de su gestión.

En el plano exterior, Blair fue el primer ministro más intervencionista de la historia contemporánea al llevar al país a cuatro conflictos: en Sierra Leona, en Kosovo, en Irak y en Afganistán.

Es precisamente su política exterior la que ensombreció sus éxitos económicos, particularmente la guerra de Irak y las manipulaciones políticas y de inteligencia a las que debió acudir para legitimar la intervención armada, así como las torturas en la cárcel de Abu Ghraib y los casi 700 mil civiles iraquíes que han fallecido desde 2003.

Blair se constituyó en el aliado más cercano de George W. Bush, y su lucha contra el “eje del mal”, una decisión que le trajo un desplome en los altos índices de popularidad logrados durante los primeros años de su gestión, tras alcanzar el poder en 1997, con sólo 43 años de edad.

Gordon Brown se encontrará con un panorama donde deberá consolidar el éxito macroeconómico de la gestión de Blair y tratar de revertir la pendiente en que se encuentra la popularidad del Partido Laborista.

Tras su renuncia como primer ministro se espera que también Blair dimita como diputado por la circunscripción de Sedgefield (norte de Inglaterra), escaño que ha mantenido desde 1983.

Una vez alejado de la política británica, Blair fue nombrado el 27 de junio oficialmente enviado especial para Medio Oriente en representación del Cuarteto, formado por Estados Unidos, la ONU, la Unión Europea y Rusia, anunció la portavoz de la ONU Michelle Montas en Nueva York. “Como representante (del cuarteto), Tony Blair dará continuidad e intensidad y centrará su trabajo en el apoyo a los palestinos dentro del marco de los esfuerzos del Cuarteto para lograr el fin del conflicto conforme a la Hoja de Ruta.”

Blair deberá contribuir a que las autoridades palestinas tengan instituciones políticas y económicas estables. Hasta abril de 2006 el ex presidente del Banco Mundial James Wolfesohn ocupó este cargo, que abandonó tras la victoria electoral del movimiento radical islámico Hamas en los territorios palestinos, hace más de un año.

Como ex primer ministro británico Tony Blair tendrá derecho a un automóvil oficial y seguridad las 24 horas del día, además de una pensión de 64 mil libras (unos 94,720 euros) anuales y otras 87 mil libras (unos 128,760 euros) anuales para financiar los gastos de su oficina de ex jefe de gobierno.

Revista Protocolo

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