La agencia oficial iraní IRNA anunció el pasado 8 de agosto que se han reanudado las actividades de reprocesamiento de uranio en la central de Isfahán, en el centro del país. Tanto la Unión Europea (UE) como Estados Unidos habían advertido de que la reanudación de esta actividad podría motivar sanciones de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) contra Teherán.
Esta reanudación se produjo inmediatamente después de que, según la televisión estatal, los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica (AIEA) terminaran de instalar cámaras de vigilancia en Isfahán.
Irán había suspendido estas labores en Isfahán y en otras instalaciones nucleares el pasado mes de noviembre para evitar las sanciones de la ONU y como gesto de cara a las negociaciones con los europeos.
El paso posterior es el enriquecimiento del gas en centrifugadoras. El uranio enriquecido a bajo nivel puede utilizarse para generar combustible nuclear, mientras que el enriquecido a mayor nivel puede utilizarse para fabricar bombas atómicas.
Esta decisión presagia una nueva era de incertidumbre ante las muy peligrosas relaciones que existen entre Irán y Occidente, debido a las ambiciones nucleares iraníes.
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