Internacional

La crisis europea y posibles impactos en América Latina y el Caribe

Pese a los pronósticos de una moderada recuperación, existen indicios de una ralentización del crecimiento en Europa

Foto: Flickr, Olmovich

Las dificultades fiscales que enfrentan algunos países de Europa han puesto sombras sobre la dinámica de recuperación de la economía mundial. Para enfrentar los efectos derivados de estos desequilibrios, la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo adoptaron medidas conjuntas para tratar de aliviar las presiones sobre estas economías y atenuar la pérdida de confianza imperante.

Además de los esfuerzos financieros, los países afectados por estos desequilibrios han anunciado la puesta en marcha de significativos paquetes de ajustes fiscales. Grecia anunció medidas que le permitirían reducir su déficit fiscal de 13.6 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) a 2.6 por ciento en 2014. España buscará llevar su déficit de 9.3 a 3 por ciento en 2013. Italia anunció que hará un ajuste de 24 mil millones de euros en su presupuesto para el periodo 2011-2012, mientras que Irlanda pretende reducir su déficit fiscal de 12 a 5 por ciento en 2015, y Portugal buscará llevar su déficit desde 7 a 4.6 por ciento en 2011.

Las medidas de ajuste fiscal anunciadas incluyen recortes de gasto, reducción del empleo del sector público, aumento en la edad de jubilación, incremento de impuestos y la privatización de algunas empresas públicas.

A estas iniciativas se han sumado otras economías europeas con el fin de eventualmente respetar los criterios fiscales establecidos en el tratado de Maastricht (1992) y potenciar la estabilidad del euro. Alemania, por ejemplo, busca ahorrar 80 mil millones de euros en cuatro años para reducir su déficit desde el 5 por ciento actual a 3 por ciento del PIB en 2013. En el mismo periodo Francia busca reducir su déficit de 8 a 3 por ciento, para lo cual hará recortes de gasto por 100 mil millones de euros. El Reino Unido también ha anunciado planes que se estiman implicarán el mayor esfuerzo fiscal desde la Segunda Guerra Mundial.

Estos paquetes han generado una controversia sobre su efecto en la recuperación económica. Por una parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), entre otros, ha alertado sobre los posibles efectos negativos de un ajuste fiscal fuerte y de una retirada temprana de los estímulos a la reactivación. Por otro lado, hay quienes argumentan que las medidas fiscales podrían tener efectos favorables al permitir estabilizar los mercados financieros internacionales, mejorando las expectativas de mediano y largo plazos.

Pese a los pronósticos de una moderada recuperación, existen indicios de una ralentización del crecimiento en Europa. El desempleo se ha incrementado de manera considerable y en países como España, Grecia e Irlanda ha alcanzado niveles muy elevados respecto a los registrados en su historia reciente, anunciando lo que podría ser una “recuperación económica sin empleo”.

Este mayor deterioro de la actividad económica también se expresa en un crecimiento muy lento del consumo en la zona del euro, dadas las condiciones de la demanda interna. Además, el sector externo también se ha resentido, mostrando un déficit comercial para el primer trimestre de 2010, fundamentalmente por efecto del resultado en el Reino Unido, España, Grecia e Italia, que registraron los mayores déficit en Europa.

Las dificultades económicas en Europa pueden afectar a las economías de América Latina y el Caribe tanto a través del canal comercial como por el financiero. El alcance de estos efectos dependerá de la duración y magnitud de la crisis de la deuda en Europa.

En lo comercial, cabe esperar una menor demanda por las exportaciones de la región producto del debilitamiento de la demanda interna en los países de Europa, generado por el elevado desempleo, la mayor austeridad fiscal y la pérdida de valor del euro. La Unión Europea sigue siendo un socio comercial significativo para la región, pues es el tercer mercado de destino de sus exportaciones, captando más de 13 por ciento de los envíos en 2008. Sigue detrás de Estados Unidos, que recibe cerca de 40 por ciento de las exportaciones latinoamericanas, y del comercio intrarregional, hacia donde va 20 por ciento de los envíos. Esta situación es todavía más sensible en América del Sur, donde las exportaciones se destinan en partes iguales a Estados Unidos y a la Unión Europea (18%).

Si se extiende la crisis europea y llega a afectar el desempeño de la economía global, las exportaciones de la región podrían experimentar una merma por efecto de la reducción de los precios de las materias primas. En lo que va de este año el precio promedio de las materias primas se ha contraído 3.3 por ciento, destacándose la caída en el precio de los alimentos (6.5%) y de los metales (2.6%). El precio del cobre se redujo en 4.7 por ciento, mientras que el precio del petróleo ha oscilado entre 75 y 85 dólares el barril.

La mayor cautela con la que el consumidor europeo toma sus decisiones en este contexto de mayor incertidumbre también podría impactar a la región por la vía del turismo, considerando que varios países, especialmente en el Caribe, son importantes destinos vacacionales para viajeros de países desarrollados. Una reducción en el flujo de turistas afectaría una importante fuente de ingresos para países altamente dependientes del turismo.

Los flujos de remesas desde Europa podrían sufrir una desaceleración o incluso una posible caída, lo que impactaría significativamente a países como Ecuador, Colombia y Paraguay, que reciben una parte sustancial de sus remesas desde ese continente. Las dificultades en las remesas se explican por la situación laboral en uno de los principales mercados de destino de los inmigrantes latinoamericanos, España, país que atraviesa por una severa crisis de desempleo, con tasas apenas por debajo de 20 por ciento, mientras que para el promedio de la zona del euro el desempleo se mantiene en 10 por ciento.

Por otro lado, la pérdida de valor del euro y el mayor riesgo en la zona abren la posibilidad de un incremento en los flujos de capitales a la región en la medida en que los inversionistas opten por destinos más seguros y de mayor rentabilidad. Esto podría generar mayores presiones a la apreciación de las principales monedas de la región, profundizando el dilema de las autoridades monetarias en cuanto a que haría más difícil el uso de la tasa de interés como medida para combatir la inflación, ya que al aumentarla se podría acentuar aún más la entrada de capitales y provocar mayores apreciaciones cambiarias. (Notas de la Cepal)

Revista Protocolo

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