Internacional

La población de Japón desciende por primera vez

El Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar Social de Japón dio a conocer el pasado 22 de diciembre el resultado anual de las estadísticas demográficas y de población de 2005, que es un cálculo aproximado del número de japoneses que viven en Japón basado en un boletín del periodo que va de enero a octubre de 2005 y en los informes mensuales del periodo que va de enero a julio de 2005.

Según el cálculo anual, en 2005 el número de defunciones alcanzó 1’077,000 y el número de nacimientos fue de 1’067,000, lo cual significa que las defunciones superaron a los nacimientos en diez mil personas. Sin contar el periodo de tres años durante e inmediatamente después de la Segunda Guerra Mundial, cuando no se disponía de ningún tipo de datos, ésta es la primera vez desde 1899, año en que comenzó la recopilación de estadísticas, que el número de defunciones supera al número de nacimientos, e indica que Japón ha pasado a ser una sociedad con una población decreciente.

En el número de nacimientos se han registrado 44 mil menos que el año anterior, con lo que se establece un nuevo mínimo histórico por quinto año consecutivo. El número de defunciones, mientras tanto, aumenta en 48 mil con respecto a las del año anterior, y es la segunda cifra más alta desde 1947.

En lo que respecta al incremento del número de defunciones, el Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar Social explicó que había sido debido a un aumento del número de personas mayores y a la incidencia de la gripe durante este año. No obstante, el ministerio también preveía que a partir de ahora: “Aunque existe la posibilidad de que la diferencia entre las defunciones y los nacimientos se reduzca temporalmente, a largo plazo es probable que vuelva a aumentar.” Las previsiones del Libro Blanco del Gobierno sobre el Descenso de la Tasa de Natalidad apuntan a un descenso de la población para 2006, pero la anticipación del descenso de la tasa de natalidad y del envejecimiento de la población es más rápido de lo que se esperaba.

Dicho sea de paso, el número de parejas que han contraído matrimonio durante 2005 será de 713 mil, un descenso de siete mil parejas con respecto al año anterior; y el número de parejas divorciadas se prevé que descienda por tercer año consecutivo tras alcanzar los 262 mil divorcios. Mientras tanto, en 2004 la tasa total de fertilidad, que se refiere al número de hijos que una mujer dará a luz durante su vida, fue de 1.29.

Se dice que el principal motivo de que Japón haya pasado a ser una sociedad con una población decreciente es el descenso de la tasa de natalidad. Si la población sigue disminuyendo de esta forma, las compañías tendrán que hacer frente a problemas de escasez de mano de obra joven y a un mercado interno cada vez menor.

El sector de la educación también notará sus efectos negativos. Ciertamente, ya se han dado casos de cierres de universidades y academias privadas de larga tradición. Y también afectará al campo de la seguridad social, a las pensiones públicas, así como a la atención y tratamiento médicos. La única forma posible de mantener el régimen es mediante un aumento de la carga que han de soportar la población trabajadora y las compañías, o mediante una reducción de las prestaciones que reciben los ancianos. Es más, se teme que el descenso de población pueda ralentizar el crecimiento económico a mediano y largo plazos, cosa que agravaría aún más los problemas fiscales del gobierno.

Durante una conferencia de prensa ofrecida el pasado 22 de diciembre, el ministro de Estado, Kuniko Inoguchi, que se encarga de medidas para hacer frente al descenso de la tasa de natalidad, anunciaba que el gobierno haría hincapié en dos asuntos: las ayudas destinadas a aquellos que combinen la educación de sus hijos y el trabajo, y las ayudas económicas a los jóvenes con hijos a su cargo.

Dentro del seno del gobierno, no obstante, y según las palabras del ministro portavoz, Shinzo Abe, se tiene entendido que: “Como se puede comprobar en los ejemplos que proporcionan los demás países, no parece haber ninguna medida política definida para frenar el descenso de la tasa de natalidad.”

Atsushi Seike, profesor de economía laboral de la Universidad de Keio, comentó: “Dada la dificultad de cambiar la estructura de la población mediante la toma de medidas políticas, debemos llevar a cabo una reforma esencial para poder establecer mecanismos sociales que den por sentado el supuesto del descenso de la tasa de natalidad.”

Nobuko Nagase, profesora asociada de economía laboral de la Universidad de Ochanomizu, sugería: “El gobierno debería incrementar el presupuesto por cada hijo e idear un mecanismo que permita una mayor flexibilidad en el horario laboral, y que las mujeres puedan incorporarse a su puesto de trabajo después de haber dado a luz.”

Comentarios de Prensa

En respuesta al anuncio del Ministerio de Sanidad, Trabajo y Bienestar Social según el cual Japón ha entrado en una era de población decreciente, el 23 de diciembre los principales periódicos de tirada nacional publicaban editoriales relacionados que hacían diferentes comentarios sobre esta nueva circunstancia, pero que coincidían en señalar que el establecimiento de un entorno en el que las generaciones más jóvenes sean capaces de llevar una forma de vida más estable es tarea no sólo del gobierno, sino también de las compañías, las administraciones locales y demás.

Bajo el titular de “No seamos pesimistas”, el Asahi Shimbun afirmaba: “Desde el punto de vista de la ‘calidad de vida’, es ésta, en realidad, una buena oportunidad de reexaminar nuestros valores de la posguerra, entonces orientados hacia el crecimiento económico, para preguntarnos cómo queremos vivir nuestra vida.” Al reparar en que el fenómeno de la despoblación ya ha hecho acto de presencia en muchas prefecturas, decía: “Sin embargo, estos factores no han provocado ninguna alteración grave en el funcionamiento de la sociedad.”

ero el Asahi también añadía que, dado que la economía se contraerá como resultado de una disminución de la mano de obra: “Deberíamos mirar hacia delante y poner en marcha las reformas económicas con decisión.” Mencionaba la necesidad de, entre otras cosas, mejorar las condiciones laborales para los ancianos y las mujeres, además de reformar el sistema de la seguridad social. Acerca de las medidas contra el descenso de la tasa de natalidad, el Asahi afirmaba: “El gobierno dispone de un menú completo de contramedidas, pero el dinero empleado dista mucho de ser el adecuado.”

Con el título de “¿Han funcionado las medidas para contrarrestar el descenso de la tasa de natalidad?”, el Mainichi Shimbun planteaba la pregunta de si el gobierno ha reaccionado con lentitud ante el descenso de la tasa de natalidad y decía que, a partir de ahora el gobierno, entre otras cosas, debería llevar a cabo una evaluación rigurosa de las contramedidas adoptadas hasta ahora, además de revisar la distribución del presupuesto destinado a las ayudas por hijos.

El Mainichi decía: “El gobierno debería investigar cuáles son las carencias y qué es lo que se necesita para poder asignar el presupuesto necesario.” El Mainichi también emitía una opinión fuera de lo habitual con esta observación: “Como frecuentemente hemos señalado, la erradicación de la discriminación contra los niños de las parejas que no han contraído matrimonio, y la aceptación de los matrimonios de hecho también podrían ser formas eficaces de combatir a la cada vez menor tasa de natalidad.”

Con el encabezado “Medidas necesarias para evitar la pérdida de vitalidad”, el Sankei Shimbun observaba lo siguiente: “La última vez que tuvimos una población de 100 millones fue en 1967, y en aquel entonces la media de edad era de 30 años. A partir de ahora, Japón ha de prepararse para avanzar, en el buen sentido de la palabra, como una sociedad madura, y, siendo pesimistas, como una sociedad sin brío.” Por lo tanto, concluía el periódico: “Es necesario que el gobierno, las compañías y las comunidades locales adopten medidas para que las parejas jóvenes puedan sentir la atracción de traer niños al mundo y criarlos, y, al mismo tiempo, para que pueda existir una sociedad en la que los ciudadanos que se sientan entusiasmados con su trabajo puedan desempeñarlo sea cual sea su género o edad.”

Con el titular de “Mostrarse indiferente ante el descenso de población es lo mismo que eludir nuestra responsabilidad con las generaciones venideras”, el Nihon Keizai Shimbun (Nikkei) comentaba: “El mejor de los caminos posibles es que el gobierno, las administraciones locales y las compañías se unan y sigan aumentando las ayudas para poder compaginar el trabajo y los hijos, además de la ayuda económica para las familias con hijos.”

Y observaba: “Para poder mantener el crecimiento económico, debemos compensar el descenso de la población en edad laboral. A este fin, es esencial permitir que las mujeres y los mayores puedan trabajar durante más tiempo.”

Finalmente, el Nikkei insistía: “Por el bien de las generaciones futuras, la construcción de un Japón como éste es una gran responsabilidad para la generación actual.”

Fuente: Embajada del Japón

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