Internacional

Los cuatro caprichosos presidentes ausentes

Joe Biden será el cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos el próximo miércoles
  • Como Trump: no asistieron a la investidura de sus sucesores
  • Johnson no estuvo presente a causa de un juicio político
  • John Adams y después su hijo J. Quincy Adams, denunciaron fraude

Jeanette Becerra Acosta

A nadie sorprende que Donald Trump no acudirá a la investidura de Joe Biden como cuadragésimo sexto presidente de Estados Unidos el próximo miércoles. “A todos los que me han preguntado, no iré a la toma de juramento el 20 de enero”, escribió el saliente mandatario en su cuenta de Twitter antes que esta le fuera cancelada.

Doland Trump

Y aunque el vicepresidente Mike Pence sí asistirá a la toma de posesión, en la que también asumirá el segundo cargo más importante en la Casa Blanca su sucesora, Kamala Harris, la primera mujer negra, e hija de inmigrantes, de madre india y padre jamaiquino, Trump se convertirá en el cuarto mandatario que se niega a estar presente durante la ceremonia de investidura del binomio demócrata que ganó la más reñida y complicada elección en el vecino país.

Mike Pence

Sin embargo, de sus tres antecesores ausentes en los actos de investidura de una nueva administración en Estados Unidos, los casos de Andrew Johnson en 1869, de John Adams en 1800 y años más tarde de su hijo John Quincy Adams, conllevan algunas similitudes con la negativa de Trump que hizo pública su decisión dos días después que un grupo de vándalos invadiera el Capitolio. Este hecho sin precedentes, dio inicio a una demanda de impeachment o juicio político del aún presidente que abandonará la Casa Blanca el martes 19 y lo que lo asemeja a Johnson quien también fue juzgado por el Senado en la primavera de 1868 y absuelto por un voto.

Incitados por Trump al asalto del Capitolio, un numeroso grupo de sus simpatizantes que lo escucharon hablar el 6 de enero alegando fraude electoral y la importancia de evitar ese día que el Congreso certificara la victoria demócrata, vociferó: “Caminaremos hasta el Capitolio y vitorearemos a nuestros valientes senadores y congresistas”, dijo, incluyéndose en la marcha, aunque después del discurso volvió a la Casa Blanca.

Sus seguidores se lo tomaron en serio e invadieron el recinto legislativo; irrumpieron en las oficinas, robaron computadoras y aterrorizaron a diputados, senadores y a sus asistentes, mientras la policía intentaba detenerlos y ahuyentarlos. Hubo cinco muertos, varios heridos y arrestados, muchos de ellos ya fueron identificados como “peligrosos” según archivos del FBI.

Considerado como un acto de “insurrección”, incitado por Trump, este se convirtió en el primer presidente con dos cargos de juicio político en el vecino país. Hasta el momento, se han abierto más de 170 casos relacionados, según Michael Sherwin, fiscal federal interino del Distrito de Columbia. Junto con Steven D’Antuono de la oficina de campo del FBI en Washington informaron que esperan que sigan más y aún están examinando más de 100 mil piezas de evidencia digital.

De los cuatro presidentes que no asistieron a la toma de posesión de sus sucesores, Andrew Johnson se negó a estar presente el 4 de marzo de 1869 durante la investidura del presidente Ulysses S. Grant. Johnson había sido vicepresidente y asumió la presidencia luego del asesinato de Abraham Lincoln en 1865.

Andrew Johnson

Desde luego, eran otros tiempos aunque la problemática de entonces es un tema vigente a la fecha: los derechos de los negros. Luego de la abolición de la esclavitud durante la Guerra Civil que dejó a un naciente país devastado, confuso, en el sur, los racistas y terratenientes se negaban, sobre todo en Tennessee, a acatar la nueva realidad. Pese a que a 150 años de esa lucha racial la situación de las minorías avanzó en todos los frentes, todavía sobreviven la xenofobia y el racismo, estos retomaron un auge durante el mandato trumpista.

Aunque Johnson, un sureño del Partido Demócrata —Lincoln era Republicano—, trabajó para lograr la reconstrucción en la mayoría de los estados del sur y la esclavitud estaba en proceso de ser abolida, los republicanos radicales en el Congreso actuaron para cambiar sus programas. Con el apoyo de los norteños que se oponían a que muchos líderes sureños siguieran empoderados y preservaran muchas de las restricciones a los negros, culparon a Johnson de las anomalías por sus actos y decisiones de gobierno.

Para empezar, los radicales se negaron a sentar a ningún senador o representante de la antigua Confederación y aprobaron medidas relacionadas con los antiguos esclavos. Johnson vetó la legislación. Los radicales reunieron suficientes votos en el Congreso para aprobar una legislación sobre su veto, era la primera vez que el Congreso anulaba a un presidente en un importante proyecto de ley. Aprobaron la Ley de Derechos Civiles de 1866, que estableció a los negros como ciudadanos estadounidenses y prohibió la discriminación contra ellos.

Poco tiempo después, el Congreso presentó a los estados la Decimocuarta Enmienda, que especificaba que ningún estado debería “privar a ninguna persona de la vida, la libertad o la propiedad sin el debido proceso legal”. En marzo de 1867, los radicales llevaron a cabo su propio plan de reconstrucción, colocando nuevamente a los estados del sur bajo el dominio militar. Aprobaron leyes que imponían restricciones al presidente. Cuando Johnson supuestamente violó la Ley de Tenencia del Cargo, al destituir al secretario de Guerra Edwin M. Stanton, la Cámara votó 11 artículos de acusación en su contra.

Al término de la administración Johnson, el general Ulysses S. Grant se peleó con el presidente y se alineó con los republicanos radicales. Surgió entonces como símbolo de la victoria de la Unión durante la Guerra Civil y así como el candidato lógico a la presidencia en 1868.

En 1865, como comandante general, Ulysses S. Grant llevó a los ejércitos de la Unión a la victoria sobre la Confederación en la Guerra Civil estadounidense. El héroe Grant fue elegido más tarde como el decimoctavo presidente de Estados Unidos (1869–1877), trabajando para implementar la Reconstrucción del Congreso y eliminar los vestigios de la esclavitud. Tras su juicio político, Andrew Johnson no asistió a su investidura presidencial.

John Adams

Años antes, en 1801, John Adams fue el primer presidente en no asistir a una ceremonia de toma de protesta, la de Thomas Jefferson. Adams así lo decidió luego de los resultados de la elección de 1800, una de las más complicadas en los registros históricos de esa nación. Adams lo había derrotado por un cerrado margen en las elecciones de 1796, bajo las reglas del sistema electoral existente.

Cuando Jefferson recibió el segundo mayor número de votos en 1796, fue elegido vicepresidente, pero cuatro años más tarde, ambos partidos nominaron formalmente una fórmula ejecutiva de presidente y vicepresidente. Los demócratas-republicanos presentaron a Jefferson, mientras que los federalistas nominaron a Adams para la presidencia. La victoria de Jefferson sobre Adams y la realineación política que esta implicó motivó que se le haya concedido el nombre histórico de “Revolución de 1800”. Si en la actualidad es difícil comprender el proceso de elecciones en EEUU, entonces era mucho más complicado. El Colegio Electoral estaba compuesto entonces por 138 electores y se necesitaban solo 70 para ganar la elección. Según el historiador John Ferling, la lucha por los votos electorales, las divisiones regionales y las extensas campañas de propaganda difamatoria creadas por ambos partidos hicieron que las elecciones fueran “reconociblemente modernas”. Adams nunca aceptó el resultado…

En la elección de 1824 participaron cuatro candidatos: John Quincy Adams, Henry Clay, William Crawford y Andrew Jackson, quienes no lograron ganar el apoyo mayoritario. La elección fue decidida por votación en la Cámara de Representantes. Aunque Jackson había ganado una pluralidad de votos populares y electorales en las elecciones generales, Adams ganó el voto decisivo.

Jackson denunció que hubo un “arreglo corrupto” cuando a Henry Clay, vocero de la Cámara de Representantes y enemigo de Jackson, se le ofreció el puesto en el gabinete de secretario de Estado, entonces considerado un peldaño importante hacia la Casa Blanca. Pese a que las elecciones habían sido etiquetadas como “sucias”, los procedimientos constitucionales para elegir a un presidente fueron ejecutados de manera estricta.

John Quincy Adams

John Quincy Adams ganó la presidencia de Estados Unidos luego de una polémica batalla con Andrew Jackson, quien cuatro años después buscó la revancha y arrebató la presidencia a Adams, que en 1828 fue sujeto a una campaña de desprestigio, dicen, organizada por Jackson. Lo acusó de haber sido un “proxeneta” en Rusia, a su madre de prostituta y a su esposa de cometer adulterio y bigamia. Quincy Adams abandonó la Casa Blanca la noche del 3 de marzo, el día antes de la inauguración de Jackson. Como hizo su padre, decidió no asistir a la investidura de su sucesor.

Y así, finalmente, Andrew Jackson, también conocido como el “presidente genocida”, un político populista cuyas políticas exterminaron a miles de indios de todas las etnias nativos del territorio de lo que hoy es Estados Unidos de América, llegó a la Casa Blanca. El “Trump del siglo XIX” fomentó en 1830 la “Ley de desplazamiento forzoso” de los indios americanos, con objeto de expulsarlos de sus tierras. Su racismo durante la campaña electoral solo es comparable al que ha mantenido Trump al día de hoy.

La historia se repite a sí misma…

(Fotos: Especial)

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