Internacional

Los líderes de la Unión Europea dan el “sí” a la democracia europea

La última reunión del Consejo Europeo pasará a la historia de la construcción europea como aquella que dijo “sí” a la democracia europea sobre los intereses de los estados miembros

Por Dra. Mónica Velasco Pufleau

En un hecho sin precedentes, los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE), reunidos en el seno del Consejo Europeo en Bruselas los días 26 y 27 de junio, decidieron respaldar por abrumadora mayoría la elección de Jean-Claude Juncker como candidato a presidir la Comisión Europea por los próximos cinco años. El ex primer ministro luxemburgués fue cabeza de lista del partido político a escala europea (el Partido Popular Europeo) que resultó ganador de las elecciones celebradas el pasado mayo, cuando los ciudadanos europeos asistieron a votar con la idea de elegir a los miembros del Parlamento Europeo y al que sería el próximo presidente de la Comisión.

Después de una férrea oposición liderada durante el último mes por el primer ministro del Reino Unido, David Cameron, en contra del candidato del Partido Popular Europeo, el Consejo Europeo adoptó su decisión de elegir a Juncker por 26 votos a favor y dos en contra: los del primer ministro británico y su homólogo húngaro. Antes de llevarse a cabo la reunión, Juncker ya contaba notablemente con el apoyo de la canciller alemana Angela Merkel, así como con el de los gobernantes socialdemócratas de los estados miembros que se reunieron en París unos días antes para discutir el asunto.

Cameron rechazaba —y rechaza— sobre todo la posición federalista de Juncker respecto a la construcción europea; lo que Cameron ve contrario a los intereses del Reino Unido. Ciertamente, Juncker se ha distinguido por su enérgico apoyo al proceso de integración europea durante las últimas dos décadas. Ello, ya fuera como primer ministro luxemburgués en su interacción con los asuntos europeos (1995-2013), como titular de la entonces presidencia en turno del Consejo Europeo (1997 y 2005) o como presidente del eurogrupo (2005-2013).

Aunque, por primera vez, lo que estaba en juego en el nombramiento del candidato a ocupar la presidencia de la Comisión no eran sólo los intereses nacionales sino la democracia en la región. Los ciudadanos europeos se habían expresado en las urnas y esperaban que los máximos líderes europeos respetaran el deseo de la mayoría. En efecto, durante el mes que medió entre el resultado de las elecciones y el reciente nombramiento de Juncker, ciertos ciudadanos empezaron a ver con desconfianza las negociaciones que estaban teniendo lugar en las más altas esferas políticas. Las voces que avecinaban que el Consejo Europeo podría dar un revés al deseo de los ciudadanos, designando un candidato diferente al del partido ganador de las elecciones, empezaban a tener cada vez más eco.

Extramuros, la credibilidad de la UE en sus relaciones con terceros países también estaba en juego, en la medida en que la democracia está en la base de su acción exterior y es un principio que la UE pretende fomentar en el resto del mundo (artículo 21 del Tratado de la UE). Entre estos países terceros se puede contar a México con quien la UE y sus estados miembros tienen celebrado un acuerdo internacional de asociación que se fundamenta en el respeto a los principios democráticos (artículo 1). Es así que, inter alia, el fortalecimiento de la democracia ha sido una constante en el diálogo político mantenido entre las partes en todos sus niveles (Cumbre, Consejo Conjunto, Comité Conjunto y Comisión Parlamentaria Mixta). Además, ha sido la finalidad de múltiples acciones de cooperación implementadas en el país a partir de la entrada en vigor del mencionado acuerdo hace casi una década y media. De igual manera, la consolidación de la democracia es un objetivo rector de la Asociación Estratégica que México y la UE mantienen desde finales de los años dos mil. Asimismo, la UE participó, en aras del respeto a dichos principios democráticos, en dos misiones de observación electoral en México (2000 y 2006), así como envió una misión de expertos a las últimas elecciones federales celebradas en 2012.

De lo anterior que la gran favorecida en esta inédita edición de las elecciones europeas vinculada a la designación del presidente de la Comisión sea la democracia en Europa y en el mundo. Hoy, la victoria de los comicios no corresponde a los candidatos sino a los ciudadanos. A pesar de los pesares —Cameron no se ha ido con las manos vacías, pues ha conseguido una mención específica sobre las inquietudes del Reino Unido en las conclusiones del Consejo Europeo, así como quedó establecido en las mismas conclusiones que “…el Consejo Europeo estudiará el proceso de nombramiento de presidente de la Comisión Europea en el futuro respetando los tratados” (apartado 27)—, los líderes europeos dieron el “sí” a la democracia europea y respaldaron con ello a la Unión en sus dimensiones ad intra y ad extra.

Como ya se anunció anteriormente en Protocolo Foreign Affairs & Lifestyle, ahora le toca al Parlamento Europeo dar el visto bueno al candidato del Consejo Europeo para presidir la Comisión hasta 2019. Esto tendrá lugar en la siguiente sesión plenaria de la Eurocámara que se llevará a cabo a mediados de julio. Aunque todo apunta a que Juncker será ratificado en su puesto, por lo menos, gracias al apoyo de los eurodiputados del Grupo del Partido Popular Europeo y del grupo de los socialdemócratas —juntos alcanzan la mayoría (376 votos) requerida por el Tratado de Lisboa—. Por ahora, como parte de los acuerdos políticos que están teniendo lugar, es Martin Schulz, último presidente socialdemócrata de la Eurocámara, quien ya fue elegido para repetir en su encargo por un nuevo mandato de dos años y medio. El nombramiento tuvo lugar en la primera sesión plenaria, misma que concluye el día de hoy en Estrasburgo. La reelección de Schulz marca otro hito a escala europea, puesto que es la primera vez que una situación como esta tiene lugar en el Parlamento.

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