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México desmiente: no felicitó a Trump por su política migratoria

Protocolo/Redacción

México desmiente: no felicitó a Trump por su política migratoriaEl gobierno de México informó este lunes que el presidente Enrique Peña Nieto no ha conversado recientemente con su contraparte estadounidense, Donald Trump. Este lunes, Trump dijo que Peña le llamó para comentar que bajó el número de migrantes centroamericanos que llegan a la frontera sur de su país.

Fue, según Trump, “el cumplido más alto y una muestra de que la política migratoria de su gobierno favorece también a México”. Pero esa llamada no ocurrió. Los mandatarios no han hablado desde el pasado 7 de julio, cuando se realizó el encuentro del G-20 en Alemania.

“Absolutamente”: dijo el magnate en aquel momento, cuando le preguntaron si aún quería que México pagara por el muro con EEUU, tras su reunión con Peña Nieto.

El viernes pasado el presidente Trump dijo que su gobierno ayudó a México con el problema de la migración indocumentada.

En un discurso pronunciado en Nueva York, Trump aseguró que sus acciones para endurecer el ingreso de personas a Estados Unidos beneficiaron a su vecino. “Ya tienen muy poco tráfico porque saben que ya no van a poder escabullirse por la frontera hacia Estados Unidos”, afirmó en referencia con el flujo de indocumentados centroamericanos que buscan cruzar México para llegar hasta EEUU.

Trump prepara sanciones contra el petróleo de Venezuela

La elección de la asamblea constituyente chavista —sustentada sobre el corporativismo (sin pleno sufragio universal) y elegida con probables muestras de fraude— ha detonado las sanciones de Estados Unidos contra el régimen de Nicolás Maduro. Este lunes la Casa Blanca anunció la inclusión del mandatario en la lista de sancionados por el Tesoro, al tiempo que Donald Trump anticipó que también habrá “fuertes medidas económicas”.

Además de ampliar la lista de altos cargos cuyas posibles fortunas se vean afectadas en el extranjero, la administración Trump tiene en el objetivo a PDVSA, la petrolera estatal que dirigentes del chavismo han utilizado como medio de financiación partidista, enriquecimiento personal y lavado de dinero del narcotráfico y de otros negocios ilícitos.

Hace unas semanas la Casa Blanca ordenó la concreción de una serie de medidas contra PDVSA, incluido un plan para la sustitución del petróleo venezolano que llega a Estados Unidos.

La aplicación de un embargo sobre hidrocarburos, que puede ir desde la prohibición de que EEUU venda a PDVSA los productos derivados del petróleo que habitualmente le compra hasta cesar la importación de crudo venezolano por parte de las refinerías estadounidenses. Esto depende de qué tan contundente quiere ser Trump respecto al régimen venezolano.

El petróleo venezolano era esencial para Estados Unidos, pero no más. Aunque prohibir su importación sería la medida más drástica, y de momento no parece que vaya a adoptarse de modo inmediato, es algo que hoy EEUU puede permitirse.

Hace 20 años Venezuela colocaba en Estados Unidos casi 1.8 millones de barriles diarios de petróleo; hoy la cifra ronda los 700 mil, apenas el 7.5 por ciento de las importaciones estadounidenses de crudo. Además, desde la revolución del fracking la producción propia de EEUU se ha disparado y el país está al borde de la suficiencia energética.

Además, la crisis venezolana le viene como anillo al dedo a la administración estadounidense. En mayo se filtró que Trump desea liberar petróleo de la reserva estratégica, para mitigar el déficit presupuestario. A lo largo de los próximos años podrían venderse 270 millones de barriles, de los 688 millones que EEUU tiene reservados. Con ello podría sustituir el petróleo que llega de Venezuela y justificar la oportunidad de la reducción de las reservas ante posibles críticas opositoras. La venta de reservas evitaría que un embargo a Venezuela aumentara el precio de la gasolina.

A pesar de ser un país eminentemente petrolero, Venezuela tiene que comprar productos refinados, que básicamente adquiere en el mercado estadounidense. Así, importa de EEUU cerca de 90 mil barriles diarios para mezclar con su crudo extrapesado, diésel y gasolina para vehículos, MTBE para lograr el octanaje de las gasolinas y aceite lubricante.

Venezuela requiere además de tecnología e inversión extranjeras y podría verse afectada si Washington incluye la prohibición de inversiones de compañías estadounidenses de servicios.

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