A fines de noviembre pasado, más de 2,300 científicos —incluidos 22 premios Nobel— enviaron una carta a Trump
Por AFRC
El 2016 ha estado plagado de eventos científicos que han dado la vuelta al orbe y que tienen una notable injerencia en el orden mundial, ejemplo de ello es que el empresario Donald Trump, electo presidente de Estados Unidos en noviembre pasado, sostuvo que el cambio climático es un engaño organizado por los chinos, y se comprometió a retirar a su país del Acuerdo Climático de París. También sugirió un vínculo entre el autismo y las vacunas infantiles. Por ello, a fines de noviembre pasado, más de dos mil 300 científicos —incluidos 22 premios Nobel— enviaron una carta a Trump instándole a “adherirse a altos estándares de integridad científica e independencia en respuesta a amenazas actuales y emergentes de salud pública y salud ambiental”.
En Reino Unido, la votación realizada el 23 de junio para abandonar la Unión Europea (UE) —un derecho de los países miembros— sacudió a la comunidad científica del país. Los investigadores están preocupados por el destino de millones de euros en el financiamiento anual de la investigación de la UE y el estatus migratorio del personal universitario del Reino Unido y de las naciones no británicas de la UE.
En una noticia más positiva, el gobierno liderado por un gabinete que llegó al poder tras la votación del Brexit, anunció un importante aumento en noviembre por dos billones de libras esterlinas (dos mil 500 millones de dólares estadounidenses) al año 2020.
Turquía
Un fracasado golpe militar en Turquía en julio significó trastornos de distinto tipo para los académicos: el Consejo de Educación Superior despidió a más de mil 500 decanos universitarios. Más de seis mil 500 profesores fueron despedidos bajo sospecha de haber participado en el golpe. Los grupos de derechos humanos han dicho que muchos de los despedidos son inocentes.
Los problemas políticos y económicos sacudieron a Venezuela, Brasil y Sudáfrica este año, y los investigadores no quedaron a salvo. Los apagones, las filas para conseguir alimentos y la creciente violencia llevaron a cientos de científicos a abandonar las universidades de Venezuela y, en algunos casos, el país.
Por su parte, los científicos brasileños se enfrentan a drásticos recortes de presupuesto y a la degradación del Ministerio de Ciencias, protestaron contra las propuestas para congelar el gasto científico federal y el debilitamiento de las leyes ambientales del país.
Las medidas de austeridad en Sudáfrica han llevado a una crónica falta de financiamiento de las universidades y han provocado una serie de protestas y violencia.
Revista Protocolo
