Un total de 37 presos saharauis mantienen una huelga de hambre desde hace tres semanas en las cárceles de El Aaiún, Ukacha (Casablanca) y Ait Mellul (Agadir) y su estado de salud es «muy preocupante», según advirtieron sus madres el pasado fin de semana en un llamamiento conjunto difundido por la agencia de prensa del Frente Polisario.
La mayoría de estos reos fueron detenidos y juzgados por su participación en los disturbios de El Aaiún, a finales de mayo, aunque algunos han sido apresados a posteriori porque habían, según la fiscalía de la capital sahariana, instigado la revuelta por teléfono o correo electrónico.
El 11 de agosto, dos días después del inicio de la protesta en las prisiones, la administración penitenciaria marroquí reconoció que cierto número de presos saharauis había iniciado una huelga de hambre pero no dio más detalles.
Diez días después una delegación de siete personas de la Asociación Marroquí de Derechos Humanos (AMDH), una organización legal e independiente, viajó a El Aaiún para intentar visitar a los reos de la Cárcel Negra, pero la administración penitenciaria no se lo permitió.
Los huelguistas reivindican, según indicó la delegación, una mejora de sus condiciones de encarcelamiento, el traslado de los presos de Ukacha y Ait Mellul a El Aaiún, para que puedan ser visitados por sus familias, y juicios justos. La AMDH, que denunció la prohibición de entrada en la cárcel, instó a las autoridades marroquíes a abrir una negociación con los reos.
El pasado viernes funcionarios marroquíes intentaron entablar un diálogo con los presos, según informó la Asociación Sahara Marroquí, que defiende la soberanía de Rabat sobre la antigua colonia española, pero critica su política en el territorio. Los huelguistas les indicaron que sólo podía hablar en su nombre Alí Salem Tamek, un independentista detenido en julio cuando bajaba de un avión procedente de Las Palmas. Tamek, que recibió en primavera tratamiento médico en Barcelona, está encarcelado en Ait Mellul.
Revista Protocolo
