Internacional

Quinta visita de Juan Pablo II a México

Recientemente los mexicanos fueron testigos de cómo el papa Juan Pablo II santificó al indígena chichimeca Juan Diego Cuauhtlatoatzin (que en náhuatl, significa «águila que habla»). Este acto significó la conclusión del viaje apostólico que Juan Pablo II realizó a Guatemala y México, en el cual canonizó por vez primera a un indígena de América. Para la iglesia católica la importancia que cobró este suceso se inscribe en el contexto de la evangelización de las culturas en el mundo actual, donde es necesario contar con un eje que dé sentido y armonía al evangelio de Jesucristo. La canonización de Juan Diego, señaló a Protocolo el cardenal Norberto Rivera Carrera, nos invade de una inmensa alegría y un hondo sentimiento de gratitud a Dios porque al fin se cumple uno de los anhelos más grandes de la iglesia en México y en toda América: el ver canonizado al primer indígena de este continente de la esperanza. «Porque Juan Diego no sólo fue el mensajero de la Madre de Dios, el confidente de la Morenita del Tepeyac, sino el que, por su fe y obediencia, allanó el camino de la evangelización convirtiéndose él mismo en modelo de santidad, en modelo para todos los mexicanos de hoy, que podemos aprender su vivencia de muchas virtudes que lo han hecho digno de estar en los altares.» Perfil biográfico de Juan DiegoJuan Diego fue un indígena nacido en Cuautitlán, en 1474. Fue educado según las tradiciones prehispánicas. Juan Diego, como su pueblo, vivió los cambios profundos que acompañaron la llegada y conquista de los españoles. Él fue bautizado, junto con su esposa Malintzin, por un ilustre misionero: Motolinía. Del 9 al 12 de diciembre de 1531 Juan Diego fue testigo del acontecimiento que marcaría su vida para siempre: las apariciones de la Virgen de Guadalupe y su mensaje en la colina del Tepeyac, en el cual ésta le expresaba su deseo de que se construyera en ese lugar una casa sagrada, «para ahí escuchar y remediar todos los lamentos de los moradores de esas tierras y de los demás que la invocaran». Tres hechos fundamentales acontecieron desde la aparición de la imagen de la Virgen de Guadalupe en la tilma de Juan Diego, y son: la devoción y veneración a la imagen; el mismo mensaje al indio Juan Diego, y la importancia del lugar de las apariciones como centro de culto para México, para toda América y ahora para todo el mundo.

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