Internacional

Rania de Jordania: madre, mujer, reina

Pareciera que el modelo monárquico fuera uno solo; aquel que normalmente vemos y conocemos por los artículos de la prensa llamada del corazón. Pocas veces los lectores tenemos la oportunidad de ver el papel que desempeñan los monarcas más allá de los actos sociales o de moda a los que nos tienen acostumbrados algunos medios.

Sin embargo, el papel de un rey o de una reina sobrepasa esos paradigmas; su labor no se limita a los actos sociales o al posado de una foto. Quizás esta ma-nera de percibirlos es lo que ha hecho que muchas personas tengan una concepción errónea de lo que significa, verdaderamente, el sistema político monárquico. Cada modelo de monarquía es diferente entre sí. Por anacrónico que nos parezca su utilidad depende de muchos factores como los políticos, culturales, históricos, sociales, religiosos, étnicos y hasta económicos. Por estas razones cada monarquía es única, como lo es cada república. Algunas de estas monarquías están llamadas a gobernar, a diferencia de otras que sólo reinan con funciones simbólicas o estrechamente observadas por una constitución o parlamento.

Entre los ejemplos de una monarquía que gobierna está el caso de la monarquía jordana. Hablar de la labor del rey Abdullah II bin Al Hussein, sin duda sería un interesante ejercicio de reflexión política, pero en esta ocasión nos centraremos en el papel desempeñado por su consorte la reina Rania al-Abdullah, que como bien reza el dicho, es el mejor ejemplo de que de-trás de un gran hombre siempre hay una gran mujer.

Biografía de una reina

La reina Rania nació en Kuwait en agosto de 1970, sus padres, de origen palestino, vivieron en el emirato hasta el día en que Saddam Hussein lo invadió en 1990, posteriormente la familia Yasin se trasladó a la capital de Jordania, Ammán, en donde se quedaron a radicar definitivamente.

Rania es graduada en administración de empresas por la Universidad Americana de El Cairo, Egipto. De regreso a Ammán, la reina trabajó para la compañía de computación Apple y como ejecutiva de mercadotecnia del Citibank. En 1993, la reina Rania y el rey Abdullah se encontraron por primera vez en una fiesta, cupido dio en el blanco, y poco teimpo después, contrajeron ma-trimonio. Cuenta un cronista de la realeza, que el entonces príncipe Abdullah llevó a Rania al palacio real para ser presentada, ante el rey Hussein y la reina madre Zein, como su prometida. Después de unos tensos minutos de silencio, la reina madre, de quien se cuenta era muy rígida en sus comentarios, le dijo a Rania “tú serás el diamante de nuestra corona”, la reina no se equivocó en su vaticinio.

Sobre su esposo el rey

Durante el reinado del rey Hussein, el príncipe Abdullah (II) ostentó, hasta principios de 1965, la condición de heredero al trono, sin embargo, y por aquellos años, la complicada situación interna e internacional del país árabe obligó al rey Hussein a cambiar la línea de sucesión y nombró como heredero al trono a su hermano Hassan, quien asumió el cargo durante casi 30 años. Una vez estabilizado el clima político, a fines de la década de los noventa, el rey Hussein, enfermo gravemente de cáncer, decidió volver a nombrar como heredero al trono de Jordania a su hijo Abdullah, debido a que su hermano Hassan había dado muestras de una incontenible ambición por el poder.

Madre disciplinada

Los reyes de Jordania tienen cuatro hijos: el príncipe Hussein, de 12 años; la princesa Iman, de 10 años; la princesa Salma, de seis años, y el príncipe Hashem, de un año cinco meses.

Para la reina Rania, su papel de madre es sumamente importante. Como ella misma lo expresa, en su biografía oficial, sus actividades oficiales están programadas de acuerdo al calendario escolar de sus hijos. No han sido pocas las veces, en que los medios de comunicación han dado testimonio del papel de Rania como madre, de hecho la reina fue fotografiada bajando de un avión, en el que volaba para participar en un foro internacional, llevando en brazos a su hijo Hashem, quien todavía se encontraba en su etapa de lactancia.

La reina ha expresado en alguna ocasión que en su papel de madre le toca llevar la batuta de la disciplina; ella es la encargada de ver que sus hijos coman sanamente y que se vayan a la cama a la hora adecuada, aunque eso sí, se convierte en una madre amorosa en el momento en que los pequeños se disponen a tener dulces sueños. Por su parte el rey, cuando su tiempo libre así se lo permite, se dedica a jugar con sus hijos el mayor tiempo posible, que como dice la reina, ella no sabe quién disfruta más con esa actividad.

No sabe que podría ser rey

Los reyes han tratado que sus hijos tengan una niñez lo más normal posible. Reconocen que la condición social y política de sus hijos, implica una serie de medidas de seguridad demasiado rígidas para los pequeños, por ello tratan que se relacionen y tengan actividades como cualquier otro niño de su edad.

Los reyes aún no le han comentado al príncipe Hussein que él podría llegar a ser el próximo rey de Jordania. Para la reina, esta declaración sería un tipo de abuso infantil, ya que pondría demasiada tensión y expectativa en la vida del pequeño príncipe. La reina quiere que su hijo sea considerado como cualquier ser humano, en todas sus dimensiones, sin que la gente esté cerca de él por su condición de heredero de su padre.

La reina tampoco descuida su papel de esposa, para ella la relación matrimonial con el rey Abdullah es igual a un equipo de trabajo, en palabras de Rania, ella complementa la labor política del rey. Uno del otro son sus más grandes críticos y sus más fieles seguidores. Para el rey, Rania representa la claridad de las ideas cuando él se encuentra saturado de alguna.

El velo: una opción personal

A pesar de su marcada belleza étnica, la reina Rania se sale del prototipo de la mujer musulmana. Vestida con impecable estilo occidental, que en más de una ocasión ha sido motivo de duras críticas por los sectores más tradicionalistas de Jordania, la reina, como lo señala Scott Macleod de la revista Time (“Regarding Rania”. Time. Febrero de 2004), “publicita su convicción de que el uso del velo islámico debe ser una cuestión u opción personal para las mujeres musulmanas”.

Normalmente la reina no hace uso del velo, a excepción de que sea requerido para alguna de sus actividades oficiales. Desafortunadamente, el foco de atracción que representa su estilo de vestir opaca en muchas ocasiones la verdadera labor de Rania como representante de Jordania. A esos comentarios, ella trata de restarles importancia y busca que los medios de comunicación centren su atención en los temas que verdaderamente le interesan, como es el abuso infantil y la protección de las mujeres jordanas.

La reina no sólo causa expectación en la vida de los occidentales, sino también en su propio país. Scott Macleod señala en su artículo, que ninguna reina occidental o primera dama conseguiría captar tanto la atención de las mujeres jordanas como Rania lo consiguió al hablar de los derechos de la mujer, estipulados por la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en un colegio de jovencitas. Tal fue la expectación

causada por la reina, que una pupila se atrevió a comentarle al articulista de Time que la reina era “sorprendente”.

Se involucra en el gobierno

A diferencia de otras reinas o esposas de mandata-rios de Medio Oriente, que normalmente limitan su participación a actos de caridad o como presidentas honorarias de algún patronato, Rania se involucra directamente en los temas de su interés. Aunque sabe que la situación no cambiará de la noche a la mañana, la reina ha buscado que sus programas o ideas sean parte de algunas reformas del gobierno. Entre los programas que la reina Rania ha puesto en marcha, con ayuda del rey, hay un convenio con la empresa estadounidense Cisco Systems para la instalación dentro de algunas instituciones educativas de computadoras que permitieran a más de 600 estudiantes mejorar sus habilidades informáticas.

La reina constantemente promueve la participación de la mujer en la vida pública. Durante una rueda de prensa, en 2003, en el Foro Económico Mundial, la reina expresó: “diferentes mujeres en Jordania tienen diferentes clases de vida, no hay un molde para la mujer jordana”, esto en referencia al hecho de que Jordania cuenta con mujeres dedicadas a los negocios en el sector privado, a la actividad política, como ministras, congresistas, jueces y en las fuerzas armadas. Actualmente seis asientos de la Cámara de Diputados están reservados para elegir a mujeres; por su parte, el rey nombró, en 2004, a siete mujeres para el Senado y otras tres para su gabinete. En 2005, en la última reestructuración de su gobierno, el rey nombró como ministra a una mujer.

Constantemente, Rania ha tratado de que la mujer árabe no sea una figura estereotipada, que en su opinión es algo que ocurre con mucha frecuencia, sobre todo cuando la gente piensa que la identidad de las mujeres árabes se reduce sólo al uso del velo islámico; por tal motivo la reina invita a mirar más allá de esa concepción.

“Piedras en el camino”

Por supuesto no todo han sido triunfos en la vida política de la reina, los sectores más conservadores de Jordania han puesto ciertas trabas para que sus programas no pasen las votaciones del Congreso; por ejemplo, en lo relativo a la igualdad de derechos entre

hombres y mujeres, ante el divorcio, y al tratar de aumentar la edad máxima en que una niña puede contraer matrimonio (la propuesta era de 15 años a 18 años como mínimo). Los más conservadores del reino opinan que la reina se ha entrometido en los asuntos de su marido, una conducta poco común en el resto de las mujeres árabes.

No obstante, el rey Abdullah apoya a su esposa porque de cierta manera él también busca implementar un programa reformador en el Estado. Por eso las iniciativas de la reina en temas como los derechos humanos, los derechos de las mujeres y los niños, la educación y la salud, no pasan inadvertidos para el gobierno del rey.

La reina

Ser consorte de un rey que gobierna uno de los estados árabes más importantes de la región, también representa una gran responsabilidad fuera de sus fronteras. En múltiples ocasiones, la reina ha participado en varios proyectos internacionales, como en la promoción de los microcréditos globales que permiten a las mujeres de escasos recursos de los países en desarrollo obtener un crédito para poner un negocio familiar o comunitario. En abril de 2006 la asociación Women Together, premió a la reina por su contribución al desarrollo de microcréditos. Rania también ha participado con la Fundación Inter-nacional de Asistencia Comunitaria (Finca, por sus siglas en inglés), quienes llevan almuerzos a mujeres en zonas de conflicto.

Asimismo, ha participado dentro de las actividades del Foro Económico Mundial en Davos; ahí habló acerca de la necesidad de regresar a los valores de equidad, tolerancia y justicia, para que el mundo logre solucionar algunos de sus más graves conflictos, porque, según dice, en el mundo globalizado de hoy, todos ganan o todos pierden. Al igual que el rey, Rania, ha tratado que el mundo perciba desde otro ángulo al islam.

La reina, también se ha preocupado por la promoción de los derechos humanos en Jordania. Del mismo modo, y en su calidad de presidenta del Consejo Nacional de Asuntos Familiares (NCFA, por sus siglas en inglés) promueve la necesidad de que se lleven a cabo políticas eficaces para asegurar la protección y la unidad familiar.

En su papel de reina, Rania ha llevado consuelo y ayuda para aquellos jordanos que se ven envueltos en algún sufrimiento, como fue el caso de las víctimas del atentado que perpetró la organización terrorista Al-Kaida en un hotel de Ammán en noviembre de 2005. Aunque también lo ha hecho en momentos de crisis internacionales, por ejemplo, después del terremoto ocurrido en la población iraní de Bam, en 2003, donde supervisó y llevó personalmente la ayuda a las víctimas iraníes.

Con todo lo anterior, Rania ha demostrado que es más que una cara bonita o una “reina de corazones”, que sólo está dispuesta a salir en las portadas de las revistas de sociales.

Reino Hachemí de Jordania

Jordania tiene una población estimada de más de cinco millones de habitantes. El 98 por ciento son árabes.

Su capital es Ammán; Jordania está dividida en 12 gubernaturas.

La religión predominante es la musulmana sunita (92 por ciento).

La lengua oficial es el árabe, aunque algunos sectores sociales tienen un amplio conocimiento del inglés.
El tipo de gobierno es parlamentario con una monarquía hereditaria.

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