Internacional

Reflexión Global: El terremoto que unió a México

Por Esteban Belmont*

 El terremoto que unió a MéxicoEl terremoto que azotó la Ciudad de México el pasado martes 19 de septiembre será recordado como el día en que los mexicanos se unieron de nuevo para una causa común. El destino quiso que fuera en el trigésimo segundo aniversario del terremoto de 1985 que la tragedia se repitiera. No obstante, la capital mexicana, pese a la emergencia y a las circunstancias adversas, respondió como se esperaba que respondiera.

Oficinistas, peatones, albañiles, policías, militares, voluntarios, enfermeras, amas de casa, niños y todo tipo de personas de todas las esferas sociales salieron a las calles a levantar piedras y escombros con la esperanza de sacar a las víctimas de los derrumbes en la ciudad. Mano con mano y hombro con hombro, los ciudadanos trataban con desesperación de ayudar mientras llegaba la ayuda de las autoridades.

Ante tales condiciones no nos queda más que preguntarnos las implicaciones de este suceso pues en el corto y mediano plazo existen un sinnúmero de interrogantes que no parecen tener respuesta inmediata. Primero, lo debemos decir, muchas de las edificaciones que colapsaron son ejemplos de estructuras que no cumplen con los lineamientos del reglamento de construcción de la ciudad y con las recomendaciones de Protección Civil. Ello se debe en gran medida a la reducción de costos de construcción y a la corrupción de las autoridades que permiten tales proyectos a cambio de un beneficio económico.

Esto no es un tema nuevo. De ello se ha hablado desde la catástrofe de 1985 y pese a que los reglamentos se actualizaron, el incumplimiento de ellos es común y el tema central es la corrupción. Lo más lamentable es el hecho de que se pudieron salvar vidas si funcionarios públicos de las delegaciones hubieran hecho su trabajo con auténtico servicio público.

Otra interrogante es la situación económica que nos dejará el terremoto. La capital, corazón financiero de México, se encuentra devastada, con severos daños en colonias estratégicas para el comercio y el turismo como las colonias Condesa, Roma, Del Valle y el Centro, en colonias con una concentración importante de órganos gubernamentales como la Tabacalera y la Juárez, puntos donde se desarrollan actividades de gran relevancia para la administración del país. A ellas se les debe dar una rehabilitación integral sin descuidar además la atención que requieren los cientos de familias que se han quedado sin hogar.

Un acontecimiento de esta magnitud sin duda afectará el último año del sexenio y nos queda la duda si un año será suficiente para que el presidente logre terminar la reconstrucción del país. Ello dependerá de la canalización de recursos y su eficiente administración. Sabemos por experiencia que los gobernantes tienen la tendencia a quedarse con recursos, y en materia de reconstrucción después de desastres naturales los recursos y la ayuda se quedan en demagogia o promesas de campaña.

Y es que no es asunto menor que las elecciones presidenciales están en puerta y este desastre no hará más que ser politizado en beneficio de los candidatos que tomen esa bandera. Dentro de un año en este mes ya sabremos quién es el siguiente ocupante de Los Pinos y su primer año sin duda estará marcado por la continuación de la labor de respuesta a esta tragedia.

Por otro lado nos llama la atención la rápida respuesta de mandatarios alrededor del mundo que han mandado su apoyo solidario a México e incluso el caso de rescatistas y especialistas técnicos que vienen a prestar sus servicios en apoyo a las víctimas del derrumbe. Especialistas de Israel, Japón, Alemania y Estados Unidos de América se han dado a la tarea de apoyar en las labores de rescate, demostrando un compromiso con la sociedad mexicana y la solidaridad que nos caracteriza como seres humanos, puesto que frente a una tragedia siempre habrá alguien ayudando.

Quedan muchas dudas del futuro próximo, pero lo que es cierto es que la unidad de los mexicanos ha demostrado que puede contra cualquier adversidad y los retos que se vienen en los siguientes años pondrán a prueba la voluntad y compromiso de la sociedad mexicana para salir adelante. Esperamos que no se queden en discursos las palabras de aliento que nuestros gobernantes han proclamado, y tenemos por delante un camino por recorrer que solamente ha comenzado con el rescate de sobrevivientes y que terminará hasta que la última víctima tenga refugio y consuelo.

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* Esteban Belmont Bernal tiene un máster en International Relations por Queen Mary University of London y una licenciatura en relaciones internacionales por la UNAM. Ha sido merecedor de distintas becas de excelencia académica y actualmente es consultor en temas de política internacional y seguridad internacional.

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