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Reflexión Global: México y la era post-TLCAN

Esteban Belmont*
Reflexión Global: México y la era post-TLCANLa administración Trump ve al TLCAN, como casi todas las relaciones bilaterales estadounidenses, como un juego suma cero, en el que las ganancias de México son pérdidas para Estados Unidos. El discurso ultraconservador actual en Washington refleja su poca preparación. Trump habla como si aún estuviera en campaña y pese a que sus asesores políticos saben de los peligros de desarticular la relación comercial de la región norte del continente, él solo se concentra en ganar popularidad al mantener un discurso donde solamente los Estados Unidos deben ganar, o simplemente retirarse del acuerdo.

Por otro lado, la realidad económica mexicana tiene todo que perder si este acuerdo colapsa. Las exportaciones mexicanas a los Estados Unidos representan poco más del 80% del total de su comercio hacia el exterior, que a su vez representaron 294 mil millones de dólares en 2016. México es un socio comercial mayor de los Estados Unidos puesto que el 13% de sus compras son de productos mexicanos, siendo los sectores agropecuario y automotriz aquellos que concentran el mayor movimiento.

La renegociación del TLCAN es un tema comercial estratégico para todos sus signatarios y que, por su naturaleza, no puede tratarse únicamente de algo puramente económico. Por un lado, Trump tiene una crisis de credibilidad jamás vista con anterioridad en un mandatario estadounidense. Mientras tanto, en México Peña carece de lo mismo y se enfrenta con un cambio de gobierno impredecible que hacen de la negociación un tema urgente de resolver, antes de que se termine su mandato. En realidad, lo que para los gobernantes de ambas naciones está en juego es la reelección de uno y el prestigio del otro. Así, sus intereses personales parecen prevalecer por encima del interés nacional.

México pareciera tener más claro que su contraparte estadounidense que necesita del TLCAN y, más tarde que temprano, los objetivos de negociación del gobierno mexicano se dieron a conocer. En ellos se expresan cuatro ejes principales que se encontrarán en la mesa de negociación. En ellos se destaca la intención del gobierno mexicano de facilitar el comercio de productos agropecuarios, desarrollar un comercio regional inclusivo, integrar al sector energético en la dinámica de seguridad energética de la región y mejorar la solución de controversias en materia comercial.

Para hacer frente a la negociación, el equipo mexicano cuenta con cartas fuertes, de entre las que destacan dos: el peso del comercio mexicano hacia los Estados Unidos, que conforma al segundo socio comercial más importante solo por debajo de China, y el bajo costo de mano de obra del que las empresas estadounidenses se ven beneficiadas.

En efecto, México se encuentra preparado para llevar a cabo una negociación de esta talla, pero si hay algo que demuestra esta crisis que está por enfrentar, es lo dependiente que la economía mexicana es del vecino del norte. Por ello, esta situación puede ser una oportunidad para abrirse aún más al mundo y hacer valer efectivamente los tratados comerciales de los que México ya disfruta.

Se tienen tratados de libre comercio con Japón, Panamá y con la Unión Europea, por mencionar algunos. De estos, ninguno tiene la misma dinámica que el comercio con Estados Unidos, pero si el vecino país del norte se encuentra en una coyuntura en la que prevalece el juego de suma cero, quizás lo idóneo sería mirar hacia los socios comerciales que ya tenemos e impulsar el comercio con ellos. La tarea no es fácil puesto que la proximidad geográfica con todos ellos es nula, y ello presenta retos operativos, logísticos y de costos que se deben explorar y superar.

De especial importancia ocupa el tema comercial con la Unión Europea, un mercado valioso que bien podría llenar un vacío que deje el comercio estadounidense. Por otro lado, los productos agropecuarios mexicanos bien podrían destinarse a Asia, por vía de Japón, y América Latina debe ser un espacio donde los productos mexicanos se hagan cada vez más presentes por vía de Panamá. Ese es el único camino para estabilizar el comercio mexicano al extranjero, dadas las condiciones adversas que se mantienen vigentes en la región norte.

Así, la era post-TLCAN tiene como posibles escenarios un rejuvenecimiento de las relaciones comerciales en Norteamérica, un colapso de las exportaciones mexicanas, o bien ningún cambio significativo. Sin embargo, cualquiera que sea el resultado, esta nueva etapa de nuestro comercio no puede ignorar que es momento de un cambio de estrategia comercial y mirar hacia otros destinos y otros socios, con quienes estamos obligados ya a tomar en cuenta para diversificar nuestro comercio y así, evitar futuros enfrentamientos con algún otro magnate de negocios racista y xenofóbico al frente de la Casa Blanca, algo que ha quedado demostrado no es imposible de ocurrir.

* Esteban Belmont Bernal tiene un máster en International Relations por Queen Mary University of London y una licenciatura en relaciones internacionales por la UNAM. Ha sido merecedor de distintas becas de excelencia académica y actualmente es consultor en temas de política internacional y seguridad internacional.

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