La amenaza del presidente Vladimir Putin de lanzar el misil Satan 2, es una seria amenaza para la OTAN
Esteban Belmont Bernal
El presidente ruso, Vladimir Putin, ha lanzado uno de los discursos más agresivos en los últimos años. Durante su declaración frente a miembros del Parlamento, prensa, científicos y estudiantes, Putin aseguró que el nuevo Misil Balístico Intercontinental RS-28 Sarmat, conocido como Satan 2, es capaz de penetrar los escudos antimisiles de Estados Unidos y que cuenta además con un alcance global.
En medio de aplausos y llegando al punto de mostrar un video de misiles rusos atacando Florida, Putin dio un discurso que nos recuerda los momentos más difíciles de la época de la Guerra Fría. Sus declaraciones son acordes a las promesas de las campañas de 2000 y de 2012, cuando prometió modernizar la tecnología militar rusa pues esta se encuentra casi obsoleta. Con ello, Putin afirma que ahora Rusia será escuchada pues hasta ahora, dice, no se le toma con suficiente seriedad y se le deja relegada en decisiones de seguridad internacional.
Estas declaraciones no fueron bien recibidas en la OTAN y se calificaron como inaceptables y son contraproducentes a las relaciones del bloque occidental con el vecino ruso. De acuerdo con Putin, esto no es más que una respuesta a la incorporación de nuevos estados miembro a la OTAN y el despliegue de un escudo antimisiles en Europa, por lo que Rusia está actuando en legítima defensa.
Todo ello ocurre en un momento en que Donald Trump ha asegurado que la mayoría de los miembros de la OTAN no cumplen con sus obligaciones en gasto militar, por lo que tomaría medidas que debilitarían a la organización. Ello flanquea por ambos lados a la OTAN, que ha sido en reiteradas ocasiones nombrada como responsable de la seguridad del continente europeo.
Mientras tanto, el Departamento de Defensa de los Estados Unidos respondió que no se encuentran sorprendidos por las declaraciones de Putin y que le aseguraban al pueblo estadounidense que se encuentran preparados para esta situación.
Por otro lado, algunos expertos en armas nucleares afirman que las declaraciones de Putin deben ser tomadas con menos cautela, puesto que existen razones para creer que se trata más de un discurso exagerado que de una amenaza real. Explican que, en primer lugar, un misil con estas características sería casi imposible de poseer con la tecnología actual y faltarían décadas para desarrollar la ingeniería capaz de producir esta arma. En segundo lugar, se dice que la producción de un misil con estas características sería, estratégicamente hablando, algo inútil puesto que el escudo antimisil con el que Estados Unidos cuenta es, en el mejor de los casos, un 50 por ciento confiable en condiciones óptimas. Tomando en cuenta lo anterior, y sumando el hecho de que Rusia posee el arsenal más grande de armas nucleares del mundo, bastaría únicamente con lanzar un puñado de ellas para sobrepasar la capacidad de cualquier escudo antimisiles en el mundo. En suma, un arma así sería un costoso e innecesario proyecto militar. Esto significa que un arma de esta naturaleza no cambiaría sustancialmente el nivel de amenaza que ya existe entre el bloque occidental y Rusia.
Por otro lado, debemos considerar el contexto bajo el cual se están dando estas declaraciones. Rusia tendrá elecciones presidenciales el próximo 18 de marzo, y una postura tan agresiva como la que ha tomado Putin debe leerse como parte de su estrategia de campaña política, pues ha quedado claro que exacerbar el nacionalismo ruso y la exacerbación de su poderío militar tiene una incidencia positiva en los resultados de las elecciones.
Estas declaraciones sirven para distraer la atención de los electores rusos ya que existen diversos temas de la agenda nacional rusa que deben ser examinados con mayor urgencia tales como la recesión económica, la constante violación de derechos humanos, la censura de los medios de comunicación y la falta de oposición en el gobierno ruso.
Vladimir Putin podría estar manipulando su discurso para distraer la atención de otros temas importantes de la política rusa, pero sus declaraciones no deben menospreciarse en un contexto en el cual la multipolaridad impera en el mundo y las instituciones internacionales se ven rebasadas con la lista de problemas por atender. Rusia es un actor crucial en los temas de seguridad internacional y un discurso así, aunque responde a una dinámica de política doméstica, es un retroceso para todo esfuerzo de desarme en el que se está trabajando. Rusia siempre será escuchada, no necesita de amenazas para ser tomada en serio y un mundo que aspira al desarme nuclear deberá esforzarse aún más por alcanzar esta meta.
