Internacional

Reino Unido mantiene restricciones para portar líquidos en vuelos

Desde que el 10 de agosto los servicios secretos del Reino Unido desarticularon un complot terrorista para hacer estallar en pleno vuelo 10 aviones que cubrían la ruta Londres-Estados Unidos nada es igual en los aeropuertos de ambos países.

Caos, confusión, retrasos, cancelación de vuelos y larguísimas colas resumen la situación que se vivió en las terminales aéreas los días siguientes al anuncio del plan terrorista.

El temor de Londres se extendió a casi todos los aeropuertos del mundo, en los que también se cancelaron vuelos de la ruta Londres-Estados Unidos.

Veinticuatro días después, y a pesar de que se redujo el nivel de alerta, los pasajeros todavía sufren retrasos en los aeropuertos del Reino Unido.

Mientras que Estados Unidos, Argentina, Egipto, España, entre otros países, han sido afectados por falsas amenazas de bomba en aviones.

La semana pasada se reportaron siete incidentes en un solo día en diferentes vuelos de líneas aéreas estadounidenses.
La mayoría de los casos se originaron luego de que personal observara movimientos extraños en algunos pasajeros, o por artículos olvidados. Ninguno tuvo repercusiones graves.

Los aeropuertos británicos han vuelto poco a poco a la normalidad al permitirse el equipaje de mano a bordo y reducirse los registros personales en un 50 por ciento, lo que contribuye a reducir las filas de espera.

Nuevamente los pasajeros que vuelan desde el Reino Unido pueden portar una bolsa de mano —de 45 centímetros de largo por 35 centímetros de ancho y 16 de alto—, pero se les mantiene la prohibición de portar líquidos excepto fármacos con receta indispensables para el vuelo (como medicinas para diabéticos) y leche infantil. Además, está prohibido portar geles, aerosoles y pastas de dientes, lo que significa que los pasajeros todavía no pueden llevar productos de aseo.

También se ha vuelto a permitir llevar en los vuelos equipos electrónicos como ordenadores portátiles y teléfonos móviles.

Pero los pasajeros no han sido los únicos afectados por las medidas de seguridad y tal vez la peor parte la han llevado las aerolíneas. Algunas empresas están considerando interponer demandas y pedir indemnizaciones al gobierno británico por las pérdidas que les causaron los estrictos controles de seguridad en los aeropuertos los días posteriores a la desarticulación del complot.

Las pérdidas que las aerolíneas pretenden reclamar podrían superar los 568.63 millones de dólares, según el diario británico Times.

Las aerolíneas que operan en Londres se vieron obligadas a cancelar cientos de vuelos y a alojar a miles de pasajeros en hoteles. Mientras se analizan las demandas, el gobierno británico analiza la posibilidad de imponer un recargo a los boletos de viaje para cubrir los costos que tiene el incremento de la seguridad en sus aeropuertos.

Revista Protocolo

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