La vid tinta originaria de Francia pero adoptada por Argentina fue objeto de un magno festejo en la residencia del embajador argentino en México, Ezequiel Sabor
Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán para la revista Protocolo Copyright
Fotografías: Cortesía de Bárbara Perelló, encargada de Comunicación Social de la Embajada de Argentina en México
No es la idolatría hacia Diego Armando Maradona, ni lo entusiasta para el canto de Carlos Gardel, ni lo carismático del papa Francisco, ni la imponente figura de Eva Perón, ni lo aguerrido de Ernesto “Che” Guevara, ni lo fenomenal que es Leonel Messi, ni lo adorable y reflexiva que es Mafalda.
Tampoco son las impresionantes pampas, ni la belleza de la Plaza de Mayo, ni el misterio de la Patagonia, ni la majestuosidad de las Cataratas de Iguazú, ni los enigmáticos arrabales, ni la lejanía de la montaña de Tierra de Fuego.
No es lo meloso de un tango, ni las pasiones que desata un partido de futbol Boca Juniors versus River Plate.
Mucho menos es un delicioso churrasco con chimichurri, ni una suculenta morcilla bien cocida, ni una empalagosa empanada de carne o queso.
Simplemente, es tan icónica para Argentina como muchos de los personajes y elementos antes citados.
Nos referimos al Malbec, la uva que se descubrió en la región de Burdeos, Francia, y que en 1853 fue traída al país gaucho por el enólogo francés Michel Pouget.
Esta vid tinta, es hoy por hoy la causante de muchos brindis, buenas noticias, reencuentros inesperados o la compañera inseparable en momentos de tristeza, gracias a que, transformada en vino, es uno de los motores fundamentales para la economía argentina y la “embajadora” ideal que representa a la nación sudamericana en otras partes del mundo.
Tanta es su importancia y lo bien que ha sido aceptada en México, que la Embajada de Argentina en nuestro país, celebró, recientemente, en la residencia del embajador Ezequiel Sabor, el Día Internacional del Malbec.
Diez casas vinicultoras argentinas, trajeron lo mejor de su producción de vino a base de Malbec, para dar aprobar a más de 200 personas, entre diplomáticos mexicanos y en México, empresarios, integrantes de la comunidad argentina radicada en nuestro país e invitados especiales; en busca de hacer negocios y entrar al mercado mexicano.
Durante la velada, se ofrecieron, también, diversos bocadillos de la gastronomía argentina, así como una exhibición de tango y una rifa de dos viajes a la patria pampera para visitar los cultivos del Malbec y disfrutar la experiencia de los procesos de producción.
Después de dar un emotivo discurso en el que destacó la historia e importancia del Malbec en el mundo, el embajador Sabor no pudo dejar de expresar la frase tradicional de ¡Salud!, misma que replicaron los asistentes cada vez que tenían el suculento líquido en sus copas, antes de ser ingerido y degustado.
