Internacional

Ucrania: la diplomacia coercitiva con olor a gas

Ucrania se ha convertido en el epicentro de la tensión entre Rusia y Occidente por razones históricas, geopolíticas y geoeconómicas

Aribel Contreras Suárez

Ciudad de México, 27 de enero de 2022.— Diariamente leemos nuevas cosas que van surgiendo ante la escalada de tensiones entre Rusia y Occidente. Ucrania se ha convertido en el epicentro de esta turbulencia por razones históricas, geopolíticas y geoeconómicas.

Ucrania tiene una posición privilegiada y envidiable. Sin embargo, existe una nueva cortina de hierro que ha venido dividiendo al país. Del lado este hay grupos prorrusos que se identifican con dicho país por historia, etnia, idioma, etc., y en el lado oeste hay una gran empatía y afinidad con Europa. Se percibe, a la distancia, que Vladimir Putin ya tenía este plan en su mente desde años atrás, pero estaba esperando el momento perfecto para disparar la flecha. Mi impresión es que lo postergó a esperar la tormenta perfecta. Ante la firma de la Fase 1 del Acuerdo entre Estados Unidos y China, no sería estratégico. Tampoco lo era con el inicio de una pandemia. Pero eso sí, le urgía contar con Sputnik V para vacunar a sus soldados para hacer su alineación perfecta al este de Ucrania y al norte a través de Bielorrusia.

Diplomacia coercitiva

Es una estrategia diplomática enfocada a la amenaza del uso de la fuerza militar para lograr objetivos políticos y se dispone a asumir los costos que eso implica si incluso se considera que habría un cambio de régimen. Su objetivo es inducir al adversario a cumplir con una serie de demandas planteadas para negociar a cambio de evitar una escalada militar, donde supuestamente ninguna de las dos partes desea llegar. Además, como bien lo destaca Alexander George (1991), existen cuatro variantes, que, en el caso de Ucrania, encuadran perfectamente.

  • Ultimátum
  • Ultimátum tácito
  • Probar y ver
  • Giro gradual del tornillo

La primera cuenta con tres características: 1) demanda al oponente, 2) establecimiento de un límite de tiempo y 3) fuerte amenaza por incumplimiento. La segunda variante es similar a la anterior excepto que no establece un límite de tiempo explícito. La tercera es conocida como el try-and-see (en inglés), aborda estrictamente el primer componente de la variante del ultimátum con una demanda clara al oponente. Es decir, no hay un límite de tiempo establecido. La última, que se refiere a giro gradual del tornillo, es similar a la tercera, pero en el sentido de que primero hace una amenaza y luego le da un aumento gradual a la presión coercitiva, por lo que puede que sus demandas aumenten.

Escenarios posibles en Ucrania

1.- Optimista. Occidente encontrará un punto intermedio de negociación y negociará las líneas rojas del Kremlin para evitar ir a la guerra. Un punto a negociar es el gasoducto Nord Stream 2 que está en pausa para su funcionamiento. Por lo que pudiera ser el compromiso de operarlo y comprar el gas por esa vía a cambio de no ir a una guerra. Sin embargo, esto implicaría una pérdida de dos mil millones de dólares anuales para Ucrania, que es la cuota que recibe por parte de Rusia por usar su territorio como paso de tránsito de los gasoductos.

2.- Moderado. Rusia no permitirá quedarse como “perro que ladra, no muerde”. Sin duda, quiere algo a cambio de todo su pliego petitorio. De todo lo que pide, no se conformará con poco. Por lo que, si Occidente no le garantiza que Ucrania no será miembro de la OTAN, sus ultimátums avanzarán y sin pedir permiso, invadirá la zona de Donbass de Ucrania y se repetirá la historia de Crimea.

3.- Pesimista intermedio. Rusia distraería con su despliegue al norte con Bielorrusia para cubrirse, pero en realidad invadiría a través del este y del sur para hacerse de esas regiones y así quitarle el acceso al mar Azov (que conecta con el mar Negro) para controlar el estrecho de Kerch. Esto le impediría el acceso al mar y, por ende, afectaría su actividad de comercio exterior para estrangular su economía.

4.- Pesimista avanzado. Rusia enviaría toda su capacidad militar terrestre, aérea y marítima para dar batalla —a todas las tropas de la OTAN— para anexarse toda Ucrania y así hacerle saber a Occidente que es una potencia de gran alcance y un país hegemónico con gran capacidad de defender su zona de influencia. En este escenario, mi propuesta de que estamos viviendo una Segunda Guerra Fría 2.0 se vería fortalecida.

Guerra del gas natural

En caso de que se dé cualquiera de los dos escenarios pesimistas, estaremos viendo una “guerra del gas natural”. Esto lo denomino así ya que una guerra en pleno invierno donde tenemos a una Europa dependiente de las importaciones rusas de gas natural, no es un tema menor.

Así que si Rusia quiere cerrar la válvula del gas natural sería un invierno muy frío para los europeos y muy confrontativo con todo Occidente.

Por lo que, a manera de conclusión, podemos ver que los intereses geopolíticos y geoeconómicos para Rusia son claros y evidentes ante la tensión con Occidente por lo que no debemos de hablar de diplomacia nada más, sino de diplomacia coercitiva. Si Henry Kissinger dijo: “la diplomacia: el arte de limitar el poder”, yo digo: “la diplomacia coercitiva: el arte de debilitar al oponente ante la gran dicotomía de ser socio y rival”.

* Coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana

(Fotografías: Pixabay)

Twitter: @AribelContreras

Instagram: aribeldiplomatique

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