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Tatuajes: el arte de decorar el cuerpo

En sus inicios, el tener un tatuaje, era para una persona objeto de descalificaciones, conforme al paso del tiempo, es más frecuente su uso, al grado que hay una ley de sanidad sobre los que lo realizan

Fundación UNAM

tatuajesDecorar el cuerpo con tatuajes es una práctica ancestral y ha servido, entre otras cosas, para destacar la identidad o pertenencia a alguna cultura.

En Egipto, por ejemplo, algunas momias dan muestra que fue un arte exclusivo en las sacerdotisas; en 1991, el cuerpo congelado de un cazador neolítico, se encontró en un glaciar ubicado en la frontera entre Austria e Italia, con la espalda y rodillas tatuadas.

Actualmente esta práctica permanece en culturas como la de los guerreros maoríes, en Polinesia oriental, donde resaltan sus rostros tatuados y cada símbolo revela el rango, oficio, número de matrimonios y otra información.

A pesar de que a principios del siglo XX fue estigmatizado, refiriéndolo a una práctica entre presidiarios o en ámbitos marginales, actualmente se ha retomado con diversas resignificaciones.

El doctor en antropología, Edgar Morín Martínez, de la Facultad de Estudios Superiores Acatlán, comparte cuándo podría establecerse como el parteaguas para que el tatuaje se reinsertara en las culturas contemporáneas.

“¿Cuándo empieza a cambiar esto con más velocidad? Yo me atrevo a pensar que en los años setenta y ochenta, a través de industrias culturales sobre todo y la llegada del movimiento punk, que era un movimiento eminentemente juvenil, de carácter contracultural o subcultural, llega también o se masifica, populariza el heavy metal. En estas culturas juveniles el tatuaje va a tener un sentido importante, otra vez en términos de identidad, como en el pasado e incluso en los circuitos marginales.”

En la actualidad, se cuenta con la Ley General de Salud, cuyo artículo 268 bis establece la autorización y medidas sanitarias con que debe contar un tatuador, mientras que la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación establece que a ninguna persona tatuada se le deberá restringir la oportunidad de acceder, permanecer y ascender laboralmente. Sin embargo, socialmente ¿qué tanto hemos avanzado en este punto?

“Una ley pues sí estaría amparando, eso es positivo evidentemente, lo que habría que revisar es justamente cuáles son esos mecanismos cotidianos de discriminación, que además algunos de ellos son bastante difíciles de medir, por ejemplo, en ciertas empresas, que además son contradicciones curiosas, han hecho promociones como estampitas o calcomanías de tatuajes, y luego le niegan empleo a los tatuados si pretenden buscar trabajo ahí.”

Así que para demostrar qué tan avanzados estamos como sociedad, respetemos lo que los demás deciden hacer con su cuerpo, que muchas veces por medio de estos dibujos conforman un mundo de símbolos, identidad y libertad.

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