Se espera la participación de la sociedad en general para realizar o cambiar las leyes que estarán contenidas en la Constitución de la CDMX
Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán
Uno de los retos que tendrá la Ciudad de México (CDMX) en 2017, es la redacción y el aval de su propia Constitución, tras elecciones realizadas en junio de 2016, quienes resultaron elegidos, gracias a ser considerados por los respectivos partidos políticos o ciudadanos independientes, más los seleccionados por el presidente de la República, Enrique Peña Nieto, y el jefe de gobierno de la CDMX, Miguel Ángel Mancera Espinosa, todos como parte de una asamblea constituyente, para redactar los derechos y obligaciones que tendrá el documento y del que se espera entre su promulgación durante el año.
Entre los beneficios que tendrá esta nueva constitución para los capitalinos, están las nuevas reglas que garantizarán el derecho a contar con servicios públicos indispensables como agua, alimentación, educación y vivienda en condiciones dignas y suficientes; la exigencia a destituir a los servidores públicos que no cumplan; tomar decisiones colectivas con base en las necesidades del pueblo; garantizar el respeto a la cultura y tradiciones de los pueblos, barrios y comunidades indígenas, y eliminar privilegios y fuero de la clase política.
Entre los derechos que se reconocerán, están el tener una vida digna, una vida libre de violencia, acceso a la justicia, recibir un salario digno; así como hacer valer los derechos de grupos vulnerables como niños, gente con discapacidad, adultos mayores, personas indígenas y comunidad lésbico-gay.
También entran derechos a la salud, alimentación, educación y seguridad; sin dejar atrás al medio ambiente, principalmente a las plantas y animales.
Aunque la Asamblea Constituyente de la CDMX se instaló desde septiembre pasado, se espera la participación de la sociedad en general, pues tendrá derecho de proponer leyes y cambios a la Constitución, así como a aceptar o no el contenido y la puesta en marcha de las leyes que propongan los diputados; y el solicitar consultas ciudadanas cuando se considere necesario.
Así, se espera que en 2017 la CDMX cuente con su propia Constitución, que sería un paso importante e histórico para la capital del país.
Revista Protocolo