México

Destruye Sedena armas ilícitas

La indumentaria demolida, fue decomisada al crimen organizado y por la gente que quiso benevolentemente entregarlas

Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández para la revista Protocolo Copyright©

Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, subsecretario de Marina, participó en el proceso de destrucción de armas. Revista Protocolo Copyright©
Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, subsecretario de Marina, participó en el proceso de destrucción de armas. Revista Protocolo Copyright©

Más de 20 mil armas que en distintos operativos se decomisaron a la delincuencia y crimen organizado, así como de quienes voluntariamente han querido entregarlas, han sido demolidas, públicamente, en distintas ceremonias de destrucción de armamento que organiza la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

Bajo el Procedimiento Sistemático de Operar para el Control, Destrucción y Aprovechamiento de las Armas de Fuego Decomisadas, Gilberto Hernández Andreu, subsecretario de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), y Ángel Enrique Sarmiento Beltrán, subsecretario de la Secretaría de Marina, hicieron la supervisión de la destrucción de los pertrechos en la explanada Damián Carmona del Campo Militar 1-A, a cargo de personal capacitado del Ejército Mexicano.

Monte Alejandro Rubido García, titular de la Unidad de Gobierno de la Secretaría de Gobernación (Segob), invitado especial para atestiguar el acto castrense, ofreció un discurso en el que hizo una serie de reflexiones sobre la destrucción de armas: “Armas largas que generalmente son arrebatas a la delincuencia organizada y son utilizadas para cometer delitos como tráfico de drogas, tráfico de personas y robo de combustible; armas con las que la delincuencia se enfrenta a las fuerzas de seguridad del Estado mexicano y que sirven también para que entre ellos (crimen organizado), ajusten cuentas.

“También se van a destruir armas cortas que son utilizadas por la delincuencia común para cometer delitos como asalto, secuestro, extorsión con intimidación y homicidio, delitos que más agravian a la ciudadanía.

“Muchas veces en las casas tenemos armas con la lógica de que con ellas protegemos a la familia, sin embargo, siempre constituyen un riesgo latente, con la posibilidad de que un menor puede jalar un gatillo a los tres años, hay estudios que señalan que a partir de los tres años, un niño puede accionar involuntariamente un arma; y también esas armas se convierten en un peligro cuando desafortunadamente se dan discusiones que pueden terminar en hechos de sangre”, reflexionó.

En palabras de los castrenses encargados de hacer las demoliciones, las piezas y residuos que se generen de esta destrucción de armamento, tienen un proceso de reciclaje, pues servirán como material para la elaboración de esculturas y objetos de acero, entre otros aprovechamientos.

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