México

Historia del pedazo de la tilma de San Juan Diego en Los Ángeles

El corte hecho a la tilma se encuentra en la Catedral de Los Ángeles, EEUU, y fue un obsequio que, en 1941, el entonces arzobispo de México Luis María Martínez le dio a su homólogo de Los Ángeles, monseñor John Joseph Cantwell

Revista Protocolo con información de ACI Prensa

La imagen original de la Virgen de Guadalupe, aparecida milagrosamente en la tilma del indígena San Juan Diego el 12 de diciembre de 1531, se conserva en su santuario de la Ciudad de México, pero no muchos conocen que un pequeño fragmento se encuentra fuera del país desde hace casi 80 años.

Se trata de un pequeño corte de media pulgada hecho a la tilma, y se encuentra en una capilla dentro de la Catedral de Los Ángeles, en Estados Unidos (EEUU), que fue dedicada en 2012 por el actual arzobispo de Los Ángeles, monseñor José Gomez.

El fragmento de la tilma es conservado dentro de un relicario de oro, incrustado en el corazón de una escultura de San Juan Diego.

La reliquia fue obsequiada en 1941 por el entonces arzobispo de México, Luis María Martínez y Rodríguez, a su par de la Arquidiócesis de Los Ángeles, monseñor John Joseph Cantwell, luego de que este último dirigiera una numerosa peregrinación a la Basílica de Guadalupe, en la capital mexicana.

Monseñor Cantwell ayudó a los católicos mexicanos durante la guerra cristera y la persecución religiosa a manos del gobierno de México, durante las primeras décadas del siglo XX, llegando a acoger en su arquidiócesis a sacerdotes que escapaban del país para sobrevivir.

La Virgen de Guadalupe se le apareció a San Juan Diego entre el 9 y 12 de diciembre de 1531, y le pidió que intercediera ante el primer obispo de México, fray Juan de Zumárraga, para que se construyera un templo en el llano al pie del cerro del Tepeyac.

Como prueba de la veracidad de la aparición, la Virgen María le encargó al indígena que llevara las flores de un rosal aparecido milagrosamente en el árido Tepeyac. Cuando San Juan Diego presentó las flores al obispo, su tilma, la tela en la que las llevaba, quedó impregnada con la imagen de la Virgen de Guadalupe.

La imagen de la Virgen, colmada de simbología que podía ser leída por los indígenas mexicanos, impulsó la evangelización de México, facilitando en los años siguientes millones de conversiones.

San Juan Diego fue canonizado en julio de 2002 por San Juan Pablo II.

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