Francia, líder mundial en el mercado de perfumes y cosméticos, ha creado el clúster Cosmetic Valley en su esfuerzo por mantener su influyente imagen a base de constantes innovaciones
Por Sylvie Thomas
Tras su aire de glamour, el sector de los perfumes y de la cosmética esconde una competencia feroz. Francia, líder mundial en este mercado, ha creado el clúster Cosmetic Valley en su esfuerzo por mantener su influyente imagen a base de constantes innovaciones.
Uno de cada diez productos de cosmética que salen al mercado se crean en Cosmetic Valley, el primer clúster del mundo en perfumería y cosmética repartido entre las regiones francesas de Centro, Alta Normandía e Ile de France que aglutinan los departamentos de Eure, Eure-et-Loire, Loiret, Loire-et-Cher, Val d’Oise e Yvelines, todos ellos cuna histórica de las grandes empresas francesas de perfumes y donde se concentran los inversionistas extranjeros del sector.
Cosmetic Valley reúne a cerca de 600 empresas que abarcan el conjunto del sector, desde la investigación hasta la fabricación, un vivero único de sinergias entre distintas competencias en el que participan siete universidades, los principales organismos de investigación y 200 laboratorios públicos y privados.
En este clúster se gesta el Made in France del futuro, con unos 88 proyectos que ascienden a 160 millones de euros de inversión. “La industria francesa de la perfumería y de la cosmética se ha distinguido siempre por sus avances tecnológicos, su saber hacer y una imagen históricamente muy fuerte, pero es necesario lanzar constantemente en el mercado nuevos productos seguros y activos”, señala Christophe Masson, director científico de Cosmetic Valley.
La seguridad y el uso de ingredientes naturales son principios ineludibles garantizados en la declaración “por un Cosmetic Valley eco responsable” para ofrecer productos y servicios seguros y de calidad. El sector de la cosmética no puede permitirse efectos no deseados y está muy atento a asegurar su eficacia, especialmente en los productos antienvejecimiento, sobre los que pesa la atenta mirada de los cada vez más numerosos y exigentes consumidores.
Las investigaciones actuales están orientadas hacia un mayor conocimiento de la epidermis, la formulación de principios activos, la valorización de las plantas y el desarrollo de nuevas herramientas para evaluar la eficacia de los productos. Los científicos del sector están enfocando sus estudios hacia la biotecnología (fermentación, microalgas) y componentes naturales que sustituyan el uso de químicos, tan denostados. El esfuerzo en investigación también se ha concentrado en aspectos sensoriales como el olor, el aspecto y la textura para los cuales se inauguró la plataforma de innovación Certesens.
“También nos estamos concentrando en el envase que, lejos de ser anecdótico es importante para el momento de adquisición de un producto y para la seguridad, conservación y el respeto del medio ambiente. El envase debe ser compatible con su contenido, desempeñar un papel en su conservación y hacerse reciclable”, explica Masson.
Atentos a la importancia de los recursos naturales para la industria de la belleza, los responsables de Cosmetic Valley han lanzado el proyecto “Cosmétopée”, “un inventario sistemático de plantas aptas para la cosmética y las distintas formas de utilizarlas para evitar perder toda esta memoria”, según Jean-Luc Ansel, director general de Cosmetic Valley. El clúster ya ha cerrado acuerdos de colaboración con países productores en África y en Asia, así como una decena de colaboraciones bilaterales científicas, universitarias y comerciales en Colombia, en un gesto por preservar la biodiversidad, desarrollar una actividad local y favorecer la innovación a base de nuevos ingredientes para las empresas. Es la respuesta de la industria a una demanda cada vez más orientada hacia productos locales, auténticos y naturales.
La industria de la cosmética gala también se ocupa del acompañamiento a empresas nacionales en las ferias y en los mercados internacionales. La peonía, logo de Cosmetic Valley, es conocida por empresas de todo el mundo. Este sector representa en Francia 16 mil millones de euros de cifra de negocio y el país galo está a la cabeza de los países exportadores con el 25 por ciento de cuota de mercado y una implantación en 200 países. Esta industria ocupa el segundo puesto en los sectores exportadores de la economía francesa, detrás de la aeronáutica.
Europa, Estados Unidos y Japón son los principales clientes del sector, que, sin embargo, crece gracias a los países emergentes: Brasil, Rusia, India, México y China, donde los productos para hombres crecen más que en otros países. Por su parte, Francia ha encontrado su valor añadido respecto a sus competidores en los productos de alta gama… cuestión de imagen.
Revista Protocolo
