Personajes

Diario de una minatitleca que vivió la cuarentena en Italia / II

La autora comparte la carta de la mexicana Lorena Acosta Muñoz, quien cuenta lo que vivió en Italia, país en el que radica desde hace casi 19 años, sobre la pandemia del COVID-19

Eunice María Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis

Ciudad de México, 17 de julio de 2020.— Ahora, la reflexión que comparte la mexicana Lorena Acosta Muñoz, al vivir en Italia, uno de los países más golpeados por el COVID-19.

“Describir los días que hemos vivido en Italia con la pandemia del COVID-19, es como describir una película, la diferencia es que lo que sucedió no es ficción, sino una amarga realidad.

Todo comenzó el pasado mes de enero cuando empezamos a escuchar en las noticias que en China, en la ciudad de Wuhan, empezaban a enfermarse por un virus desconocido, lo llamaron covid-19. Era de la misma familia de los coronavirus de la influenza, SARS y MERS.

Quizás la mayoría de las personas no creímos que pudiera llegar a ser un gran problema, pero ya vimos que no fue así. Es aquí en donde nos preguntamos, “los no expertos en la materia”: ¿se pudo haber detenido?, ¿por qué no se tomaron medidas de contingencia con anticipación?

Fue exactamente el 30 de enero, el día que se declaró el coronavirus como pandemia global y fue cuando se dieron a conocer los dos primeros contagios en Roma, mismos que resultaron ser dos turistas chinos.

En menos de 15 días se siguieron escuchando casos en diferentes partes de Europa y el mundo entero, pero fue hasta el 20 de febrero cuando se detectaron dos casos casi simultáneamente en el norte de Italia por contagio del virus, de personas que no habían viajado a China pero que habían estado en contacto con alguien que acababa de regresar del país asiático: el famoso paciente 0. Se empezó a hablar del paciente 1 en Italia, un joven deportista, futuro padre de familia que se encontraba en estado crítico.

En Italia los estudiantes tenían dos días de vacaciones por carnaval: 24 y 25 de febrero, pero en esos días fue emitido un decreto en el que se instruyó que las clases se suspendían hasta el 3 de marzo.

Como madre y esposa, y también como maestra, me preocupé de inmediato ya que esto influiría en la continuidad de la formación escolar de mis hijos. La secundaria de mi hija se activó casi enseguida en una plataforma digital, la preparatoria de mi hijo tardó dos semanas en organizarse pero una vez que empezaron tenían hasta cinco horas corridas de video lecciones.

Creo que son esas cosas que uno nunca se imagina que pasarán como lo dije al principio, pareciera que fuéramos los actores de una película, solamente que aquí no hay dobles, somos nosotros mismos los que estamos en riesgo total.

Es difícil entender esta pandemia, muchos se preguntarán: ¿realmente existe?, ¿es realmente mortal? Desgraciadamente sí lo es. Yo vi los ataúdes en las iglesias porque no había lugar en dónde meterlos. Vi cómo se los llevaban en camiones militares para incinerarlos en otras ciudades o pueblos porque ya no se daban abasto. Mis amigos, se comunicaron conmigo y me comentaron que se contagiaron, afortunadamente algunos de ellos sobrevivieron pero otros no tuvieron tanta suerte.

El presidente del consejo, Giuseppe Conte, en la noche del 7 de marzo, cerró las fronteras de la regiones afectadas como lo es Lombardía (zona en la que vivimos), así como de varios municipios del norte de Italia, lo que ocasionó que mucha gente que trabaja en el norte, pero que es originaria del centro o sur, saliera como ratones abandonando la nave, lo malo fue que muchos de ellos, no lo sabían y ya estaban contagiados del covid-19, lo que ocasionó el contagio en zonas del sur donde también murieron numerosas personas.

Desgraciadamente la muerte tocó la puerta de mucha gente en Italia, de amigos, de padres de familia, hijos, hermanos… el virus no vio a nadie a la cara ni hizo distinción, lo mismo fallecieron ricos, pobres, sanos, enfermos, jóvenes, ancianos, atacó a todos por igual.

El sistema de salud en Italia es bueno, en el norte es de lo mejor, pero nunca imaginaron la magnitud de esta pandemia. El decreto de permanecer obligatoriamente en casa salió la noche del 8 de marzo, pero ya sugerían “quedarse en casa” desde el 24 de febrero pero no todos lo hicieron.

Por eso la ley se tuvo que aplicar de manera contundente, poniendo multas de hasta 400 euros a quien anduviera fuera sin motivo válido. Se tenía que firmar una autodeclaración en donde uno escribe adónde va y su dirección. Los motivos válidos para salir son: adquisición de medicamentos y víveres, o en su caso, una visita médica.

Llegó ayuda médica, tanto de equipo como de personal médico altamente especializado procedente de varios países porque faltaban respiradores, mascarillas y todo tipo de protección médica indispensable; estas naciones fueron Albania, Alemania, Austria, Brasil, China, Cuba, Egipto, Emiratos Árabes, Francia, India, Qatar, Kuwait, Noruega, Paquistán, Polonia, República Checa, Rumania, Rusia, El Vaticano, Estados Unidos, Taiwán, Turquía y de Ucrania.

Cada médico, enfermero y persona voluntaria que está apoyando al equipo que está luchando contra el virus mortal, es considerado un héroe. Ellos son los que están combatiendo en primera fila, son los que están arriesgando su vida por la de muchos desconocidos pero que en esta pandemia global se han unido en una burbuja de vida. Cada tarde a las 18:00 horas salíamos a los balcones a aplaudirles y a cantar por ellos, por la vida, para que tanto ellos como nosotros no nos sintiéramos solos para darles y darnos ánimo, para no decaer en este encierro que a veces sofoca.

Poder ayudar a una o mil personas es algo que llena el alma. En este difícil periodo de cuarentena, hay muchos que se han quedado sin trabajo y sin sustento para sus familias, se han movido asociaciones y empresarios para que no se queden sin comer. Espero que también en México haya esta empatía entre las personas que pueden para ayudar a las que viven al día.

Llevo casi 19 años viviendo en Italia en la región de Lombardía, que es la cuarta región más grande del país y la más numerosa. Su capital es Milán.

Lombardía se encuentra en el norte de Italia y cuenta con montañas como los Alpes de casi cuatro mil metros de alto, tiene tres grandes lagos de origen glacial y cuenta con muchos bosques y llanuras, pero a pesar de tanta belleza, no puedo olvidar cómo es México, su gente, los he visto levantar piedras con sus propias manos para rescatar personas en los terremotos y organizarse para cantar “Cielito lindo” en partidos de futbol. Estoy segura que sabrán también afrontar este difícil periodo cumpliendo la sana distancia y quedándose en casa para no contagiarse o contagiar a sus seres queridos.

Compatriotas mexicanos, aún están a tiempo… ¡Quédense en casa!”

Correo electrónico: sucedeque1939@yahoo.com.mx

Primera parte: http://www.protocolo.com.mx/personajes/diario-de-una-minatitleca-que-vivio-la-cuarentena-en-italia-i/

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