Lo que la televisión le dejó
Por Helen Krauze
Conocí a don Luis de Llano Palmer, un hombre inteligente, amable y con un gran sentido del humor, con lo cual se convirtió en alma y corazón de la televisión mexicana.
Su trabajo se caracterizaba por una desbordante creatividad que compaginaba con sus profundos conocimientos y un excepcional buen gusto. A pesar de su fuerte carácter, todo mundo lo respetaba y admiraba por su experiencia en el teatro, música, radio y entretenimiento.
Descubrió talentos convirtiéndolos en estrellas, guió a innumerables generaciones de comunicadores, y con eso reinventó la forma de hacer televisión. Se le recordará como el Capitán de la Televisión, por ejemplar legado en el mundo del entretenimiento, que continúa su hijo Luis de Llano Macedo, su hija Julissa, sus nietos y seguramente seguirán sus pasos sus bisnietos.
Revista Protocolo
