Responsabilidad Social

10 de mayo, Día de las Madres

En México persiste presión social para que las mujeres sean madres

Revista Protocolo

Ciudad de México, 10 de mayo de 2021.— Aunque la tasa de fecundidad en México pasó de 6.9 hijos por mujer en la década de 1960 a 1.9 en 2020, aún existe presión social sobre ellas para que sean madres, incluso, en algunos sectores prevalece la idea de que es una obligación más que una elección, y se ejercen discursos violentos sobre quienes postergan o deciden no ser madres.

Así lo señalan Tania Meléndez Elizalde, de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón y co-coordinadora del Seminario Interinstitucional de Familia y Diversidad; y Alejandra Collado Campos, especialista en Estudios de la Mujer y jefa de Medios de Comunicación del Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Con motivo del Día de las Madres, Meléndez Elizalde explica que los censos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) muestran que en 1980 la tasa de fecundidad era de 4.8 hijos por mujer; en 2000 bajó a 2.6, y en 2020 a 1.9, sin embargo, varía por entidad; mientras en la Ciudad de México la tasa es de 1.2 hijos por mujer, en Chiapas es de 2.7 y en Guerrero de 2.3. “Influyen muchos factores culturales, la Ciudad de México tiene el nivel de escolaridad y profesionalización más alto del país, tanto en mujeres como hombres, lo que impacta en estas cifras”, asevera.

Collado Campos destaca que los estados con menor tasa de fecundidad son la CDMX, Baja California Sur y Baja California; además, en el país el decremento en el número de hijos se mantendrá, pues se prevé que para 2050 será de 1.7 por mujer, en promedio.

Meléndez detalla que se trata de una tendencia en la sociedad occidental. Las causas: movimientos feministas que han promovido un entendimiento distinto del papel de la mujer en la sociedad; divulgación y uso de métodos anticonceptivos e incremento de la escolaridad de la población.

“En la medida en que las mujeres tienen más acceso al conocimiento, a adquirir grados escolares mayores, proponen proyectos de vida enfocados a su profesionalización, postergan la vida reproductiva y, en muchos casos, deciden no tener hijos”, afirma.

Collado subraya: “las mujeres que tienen mayor nivel académico tienen menos hijos, no tienen o los tienen mucho más tarde; en contraste, mujeres con escolaridad primaria tienen más de dos hijos o son madres más jóvenes, lo que genera que dejen de estudiar y se quedan en esa escolaridad. Justo son estos datos los que nos hacen comprender por qué muchas mujeres deciden postergar la maternidad, pues saben que una vez teniendo hijos o hijas va a ser mucho más complejo escalar en lo escolar, lo laboral”, asevera.

Ser madre no es impedimento para realizar actividades o ejercer cargos, pero existen prejuicios para contratarlas en sectores que exigen las labores de cuidados. “Aún se les pregunta si están embarazadas o cuántos hijos tienen, porque en función de eso determinan si puede ser útil o no para un puesto, si se va a ausentar por actividades escolares, por enfermedades”, manifiesta.

La caída de la tasa de natalidad también está relacionada con el establecimiento de políticas públicas del Estado mexicano para disminuirla y su participación en organismos internacionales los cuales llamaron a implementar acciones para reducir la tasa de natalidad.

Meléndez Elizalde puntualiza que si bien hay mujeres quienes han deconstruido el discurso en torno a la maternidad, aún son las menos y hay numerosos pendientes; entre los más apremiantes están los altos índices de violencia en contra de ellas y el estancamiento en temas de paridad de género.

Collado expone que poco a poco se han dinamitado ideas como considerar que las mujeres nacieron para ser madres y se impulsa que la maternidad debe ser una elección; hay más mujeres que ante la posibilidad de prepararse mejor académicamente y tener experiencias no necesariamente compatibles con tener hijos, optan por las segundas; aunque están mal vistas o estigmatizadas.

“Se rompe con ideas como el llamado instinto maternal o situaciones idealizadas en los medios de comunicación y productos culturales que indican que no hay nada más hermoso que ser mamá, pero quienes somos mamás sabemos que podremos amar mucho a nuestros hijos, pero la maternidad tiene sus complejidades. Otro mito es que, si no tienes hijos, estás incompleta”, agrega.

Decidir no ser madre se atribuye a que algo no funciona bien con esa mujer y se le castiga al representarla como solterona, amargada, enojona o “la que nadie quiso”, y no se concibe que pueda ser plena y estar feliz, desarrollarse sin tener que ser mamá. Sin embargo, esa carga negativa no existe hacia los hombres que deciden no ser padres.

“Una frase que usamos mucho en el feminismo es que la maternidad será deseada o no será. Es decir, que la maternidad es por decisión, no por imposición, por presión, porque nos dijeron que era una obligación hacerlo”, enfatiza.

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