Responsabilidad Social

El Nido abrió sus alas a 800 niñas de Chalco

El tercer aviario más grande del mundo invitó a niñas huérfanas y de escasos recursos para que vivan la máxima experiencia con aves

El Nido, el tercer aviario más grande del mundo, invitó a más de 800 niñas huérfanas y de escasos recursos de Chalco, Estado de México, a visitar sus instalaciones para disfrutar durante ocho horas de un recorrido organizado especialmente para ellas.

Las niñas se congregaron en el jardín principal de El Nido, donde agradecieron en forma de cánticos y sonrisas de fe y alegría la visita al lugar.

La letra de las canciones fue tan emotiva que los guías de El Nido, que las acompañaron en los recorridos, y los directivos del parque, lloraron de alegría al escuchar a las 800 niñas cantando al unísono sus melodías de agradecimiento, y amor por la vida expresando su cariño por quienes les tienden una mano para hacerles el camino más fácil.

Jesús Estudillo Guerra, director general del parque e hijo del fundador, para quien principalmente eran dirigidos estos cantos, comentó después de escuchar a las niñas: “Gracias por recordarnos la razón de ser de este lugar”, refiriéndose a El Nido y su Fundación Vida Silvestre, Jesús Estudillo López, AC.

Los guías del parque —o Curupiras— organizaron juegos y concursos para que las niñas corretearan por todo el lugar. Algunas se enlodaron, otras se empaparon con cubetas al pasar el agua y ganar los retos de los programas que tiene el parque diseñados para que sus visitantes —principalmente los niñas, niños y jóvenes— encuentren la fuerza y la razón para defender a la naturaleza y a la vida, especialmente la de seres vivos más bellos y delicados de la creación: Las aves. Y que son quienes nos avisan a costa de su vida, que la humanidad está en peligro por tanto maltrato al medio ambiente. Este aviso se llama “Extinción de especies”.

Las niñas de Chalco absorbieron la educación y el cuidado de las aves y al medio ambiente como pocos visitantes lo hacen. Según testimonios de sus guías, quienes lo expresaron al reunirse al final del día para relatar sus experiencias. Algunos guías, llorando expresaron con profunda emoción que habían aprendido más de las niñas de Chalco que todo lo que ellos pudieron enseñarles.

Alrededor de las 18:00 horas, partieron de regreso a su orfanato agitando sus manitas para decir adiós y gracias, dejando un ejemplo de ternura y entereza que hizo reflexionar a todos quienes tuvieron el privilegio de conocerlas.

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