Familiares diagnosticados con glaucoma, miopía y presión intraocular elevada representan signos de alerta para el desarrollo del padecimiento
Revista Protocolo
El glaucoma es un padecimiento que puede afectar a cualquier individuo sin que necesariamente se presenten síntomas, sino hasta cuando aparece cierto grado de daño irreversible. Por eso, es necesario recibir diagnóstico oportuno y tratamiento adecuado prontamente, a fin de evitar aumento en cifras de ceguera en México, asegura el doctor Jesús Jiménez Román, especialista en la enfermedad.
De acuerdo con Jiménez Román, miembro de la Academia Americana de Oftalmología y de la Asociación Iberoamericana de Glaucoma, en México, la prevalencia del glaucoma se calcula en aproximadamente 2 por ciento, lo cual se traduce en cerca de 1.25 millones de personas. A escala mundial, 60 millones de ciudadanos padecen la enfermedad, de los cuales 6.5 millones presentan ceguera debido al desarrollo de la condición.
Hacia 2020, esta cifra podría elevarse a 11.2 millones, razón por la que el especialista hace un llamado a tomar conciencia y comparte diez datos que se deben atender para buscar un diagnóstico oportuno:
1. Puede afectar a cualquier persona, de cualquier edad, aunque es más frecuente en mayores de 40 años.
2. El glaucoma de ángulo abierto es el más frecuente y aqueja al 75 por ciento de los afectados por el padecimiento.
3. Es una enfermedad que se presenta si tiene algún familiar con glaucoma.
4. Los latinos tienen más probabilidad de padecerla.
5. La presión intraocular elevada (PIO) es el mayor factor de riesgo, sin embargo, personas con PIO regular también pueden sufrir esta afección.
6. Otros factores de riesgo para el desarrollo de glaucoma son la miopía, hipermetropía, diabetes mellitus, hipertensión arterial, migraña y alteraciones en la circulación sanguínea.
7. El tratamiento médico se basa en el uso de gotas oftálmicas que disminuyen la presión intraocular.
8. Cada caso es distinto y en ocasiones la medicación deberá ser complementada con el uso de láser o microcirugía.
9. No hay forma de revertir el daño neuronal causado por el padecimiento, esto significa que lo que se pierde de visión nunca podrá ser recuperado.
10. La clave para disminuir los casos de ceguera a consecuencia de esta enfermedad reside en el diagnóstico y tratamiento temprano.
El glaucoma daña el nervio óptico y, generalmente, se produce cuando se acumula humor acuoso en la porción anterior del ojo. El exceso de este líquido aumenta la presión ocular y daña el nervio óptico. Se trata de la principal causa de ceguera en personas mayores de 60 años.
La única manera segura de diagnosticarla es con un examen ocular completo, ya que una prueba que solo verifique la PIO no es suficiente para detectarla. Los médicos miden presión ocular, revisan el ángulo de drenaje del ojo, examinan y toman una imagen computarizada del nervio óptico para comprobar que no haya daño y hacen una prueba de visión lateral.
Aun cuando cada vez se avanza más en opciones quirúrgicas para el tratamiento de esta enfermedad, Jiménez Román destaca que su tratamiento inicial debe ser farmacológico: “Las gotas oftálmicas que se utilizan para controlar el glaucoma reducen la presión ocular, ayudando mejorar el flujo de salida del humor acuoso o disminuir su producción. Con base en su criterio, experiencia y según las características de cada paciente, el oftalmólogo podrá recetar la combinación de medicamentos adecuada, a fin de lograr mejores resultados y minimizar efectos secundarios a través del abordaje personalizado de la enfermedad.”
