Salud

Desarrollan prótesis cardiacas de calidad mundial y bajo costo

Investigadores del Instituto Nacional de Cardiología (INC) “Ignacio Chávez” trabajan en la generación de bioprótesis cardiacas que resulten de fácil acceso

Fotografía: Cortesía del Instituto Nacional de Cardiología (INC)
“Ignacio Chávez”

Con el propósito de fomentar la tecnología nacional y apoyar a la población mexicana que no cuenta con seguridad social, el equipo de investigadores del Departamento de Biotécnica Aplicada del Instituto Nacional de Cardiología (INC) “Ignacio Chávez” trabaja en la generación de bioprótesis cardiacas que resulten de fácil acceso para pacientes de escasos recursos que no pueden adquirir estos aditamentos importados.

De acuerdo con el doctor Alejandro Juárez Hernández, titular de la investigación, estas prótesis sustituyen a las válvulas cardiacas (tricúspide, pulmonar, mitral y aórtica) que controlan el flujo sanguíneo en el corazón y que fueron afectadas por alguna valvulopatía (enfermedad que afecta las válvulas) que las ha deteriorado y no funcionan adecuadamente.

Estas válvulas cardiacas artificiales constan de un anillo de soporte, un orificio a través del cual fluye la sangre y las valvas, un mecanismo oclusor que cierra y abre esta oquedad.

A decir del también cirujano cardiaco, las prótesis pueden ser mecánicas o biológicas. Las primeras se utilizaron a partir de 1960, y han evolucionado durante los últimos años; sin embargo tienden a sufrir adherencias de plaquetas, con lo que se forman trombos o coágulos que ponen en riesgo la función de la válvula y la vida del paciente.

De ahí que también existan las válvulas biológicas, las cuales tienen un soporte metálico y las valvas (partes móviles) están elaboradas de pericardio (membrana que cubre al corazón) bovino o porcino.

El INC fabrica este tipo de bioprótesis desde 1977, como una forma de apoyar a los pacientes que no pueden pagar las válvulas importadas que usualmente se utilizan.

Juárez Hernández explicó que la primera generación de bioprótesis del Instituto se realizó en 1977 de manera manual y en el quirófano, a partir de duramadre (meninge que protege el sistema nervioso central); sin embargo, esta válvula sólo duraba siete u ocho años, por lo que buscaron una nueva versión.

La siguiente y actual generación de válvulas cardiacas artificiales comenzó a fabricarse en 1983 con pericardio bovino sobre un soporte de titanio; ofrecen una duración de 12 a 15 años.

El especialista de este Instituto de la Secretaría de Salud aseguró que hasta la fecha han colocado más de cuatro mil prótesis, de las cuales mil 200 han sido tratadas con el sistema anticalcificante que también diseñaron en el INC.

No obstante, Juárez Hernández enfatizó que como cualquier otra tecnología, estas válvulas debían evolucionar, por lo que decidieron emprender un proyecto de investigación para producir una nueva generación de bioprótesis.

Las nuevas válvulas artificiales constarán de un anillo metálico discontinuo que amortigüe la fuerza de la sangre. Éste será fabricado de una aleación de base cobalto biocompatible (aceptado por el cuerpo sin que cause reacción). Una vez más, las valvas se fabricarán de pericardio bovino y, como en la segunda generación, emplearán el sistema anticalcificante que alargue el periodo de vida de la bioprótesis.

Para el desarrollo de estas válvulas también se fabricaron probadores que simulen todas las variantes de la función cardiaca, además de que emplearon láseres para realizar los cortes más precisos del material biológico, de tal manera que puedan fabricar las prótesis de forma exacta y en serie.

En esta investigación, también colaboraron los institutos de Investigaciones en Materiales y de Investigación en Matemáticas Aplicadas y en Sistemas, así como el Centro de Ciencias Aplicadas y Desarrollo Tecnológico, todos de la Universidad Nacional Autónoma de México.

Cabe mencionar que el proyecto fue financiado por el Fondo Sectorial de Investigación en Salud y Seguridad Social SSA/IMSS/ISSSTE-Conacyt, además del Programa Universitario de Investigación en Salud (PUIS) de la UNAM. (Agencia ID)

Revista Protocolo

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