Salud

Los marcapasos, 50 años de mejora continua

Ofrecen una visión general de estos dispositivos de tecnología avanzada que se han convertido en una parte habitual de la atención médica

Durante más de 50 años, los marcapasos han servido para mantener estable el ritmo cardiaco de aquellos corazones que laten muy lento. La edición de enero de Mayo Clinic Health Letter ofrece una visión general de estos dispositivos de tecnología avanzada que se han convertido en una parte habitual de la atención médica, no solamente para prolongar la vida sino también para mejorarla.

Con el transcurso de los años, los marcapasos se han achicado, tornado más durables y equipado con características útiles. Cuando un corazón late demasiado lento o de forma descoordinada, el marcapasos empieza a enviar impulsos eléctricos que vuelven a encarrilarlo. Los marcapasos tienen sensores que detectan la actividad física y el esfuerzo a fin de aumentar o disminuir la frecuencia cardiaca para abastecer las necesidades del cuerpo. Los marcapasos también controlan el ritmo cardiaco, lo que permite diagnosticar otros problemas que podrían ocurrir con el transcurso del tiempo, así como la vida útil de la pila, el funcionamiento del dispositivo y otros factores. Dicha información queda almacenada y puede recuperarse inalámbricamente en la oficina del médico o enviarse automáticamente al médico por vía telefónica.

El marcapasos se compone de un generador de impulsos y uno o más cables con aislamiento (derivaciones). El generador de impulsos es una caja metálica fina que puede medir menos de cuatro centímetros (el tamaño de un dólar de plata), aunque la mayoría es un poco mayor. Por lo regular, se lo introduce en la piel debajo de la clavícula, explican expertos de Mayo Clinic.

La cirugía para colocar el marcapasos normalmente requiere sólo administrar sedantes y entumecer la piel del lugar de implantación, no de anestesia general. Durante la cirugía, se introducen las derivaciones dentro de una vena principal, debajo o cerca de la clavícula, y se las guía hasta el corazón con la ayuda de imágenes radiológicas. Un extremo de cada cable queda asegurado en el corazón, en la posición correcta, y el otro extremo se conecta al generador de impulsos. Por lo regular, el paciente requiere internarse en el hospital solamente una noche. Luego de aproximadamente un mes, se forma el tejido de cicatrización que ancla la punta de la derivación al corazón; y por ello, es preciso evitar las actividades vigorosas y levantar objetos pesados durante ese tiempo.

La mayoría de personas, una vez recuperadas, puede retomar un ritmo normal de actividad, que incluye jugar al golf, hacer ciclismo, jugar al tenis y viajar. La vida útil de la pila de un marcapasos es de alrededor de ocho a diez años, momento en que se reemplaza el generador de impulsos.

Revista Protocolo

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