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Gran fiesta gitana invadió la Alhóndiga de Granaditas durante el FIC

Los húngaros Mónika Lakatos y Romengo pusieron a bailar al público del 45 Festival Internacional Cervantino

Protocolo/Redacción

Los húngaros Mónika Lakatos y Romengo pusieron a bailar al público del 45 Festival Internacional Cervantino
Los húngaros Mónika Lakatos y Romengo pusieron a bailar al público del 45 Festival Internacional Cervantino

La presentación de Mónika Lakatos y Romengo en la Explanada de la Alhóndiga de Granaditas se convirtió en una gran fiesta gitana en la que muy pocos pudieron resistirse al baile. Los músicos originarios de Hungría estaban sorprendidos y emocionados ante la calidez del público que en diversas ocasiones se levantó de su asiento para seguir el ritmo de la música.

Grupos de jóvenes comenzaron a improvisar coreografías y a hacer una cadena humana que pasaba entre los pasillos de la sillería, mientras los que se encontraban más arriba prendieron la luz de sus celulares moviéndolos de un lado a otro.

Por primera vez la virtuosa voz de Mónika Lakatos se escuchó en vivo en México como parte del 45 Festival Internacional Cervantino con un programa que combinó lamentos gitanos con la alegría que ha caracterizado al pueblo romaní.

La melancolía pronto dio paso al entusiasmo y el júbilo con los acordes de János “Guszti” Lakatos y Tibor “Tibi” Balogh en las percusiones, Richárd Vaskó en el contrabajo, Mihály “Misi” Kovács en el violín y Mazsi Mihály Rostás en la guitarra y voz.

Los húngaros Mónika Lakatos y Romengo pusieron a bailar al público del 45 Festival Internacional Cervantino
Los húngaros Mónika Lakatos y Romengo pusieron a bailar al público del 45 Festival Internacional Cervantino

Sonidos antiguos en piezas de mucha tradición se escucharon renovados, repletos de creatividad y experimentación. Algunos instrumentos llamaron la atención de los escuchas como una jarra metálica similar a la que se utiliza para guardar leche y una batea de madera.

A la mitad de su concierto debut, los intérpretes invitaron al escenario al músico Alejandro Preisser de la agrupación Triciclo Circus Band, quien tocó el banjo y puso el sabor mexicano.

Contagiados por el ambiente de algarabía los músicos János “Guszti” Lakatos y Tibor “Tibi” Balogh bailaron algunas de las canciones con movimientos rápidos de pies y manos. Al principio, Mónika Lakatos lucía concentrada en su interpretación, pero terminó uniéndose al baile en la última pieza.

Ganadora de un concurso de talentos en su país natal en 1995 e involucrada en el Teatro Holdvilág en Budapest, donde trabajó como cantante por un tiempo, Lakatos agradeció a los asistentes su buen ánimo.

El idioma no fue una barrera y ayudada en la traducción por el violinista, a veces en inglés, a veces con un poco de español, sus gestos y expresiones desbordaban felicidad. Con sus cantos y bailes tradicionales Mónika Lakatos y Romengo demostraron que la música alivia el espíritu y contagia esperanza a la vida no solo de un pueblo gitano perseguido desde la Segunda Guerra Mundial, sino a todo aquel que la escucha alrededor del mundo.

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