Sociales

Día de las Madres, un reconocimiento especial para Nelva Mortensen viuda de Devlyn

Una trayectoria digna de admirar

Por Eunice María Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis
mail: sucedeque@yahoo.com

Nelva Mortensen viuda de Devlyn

En esta ocasión, con motivo del Día de las Madres, deseo dedicar mi artículo a una distinguida y especial dama, ella es Nelva Mortensen Vda. de Devlyn, a quien tuve el gusto de conocer y recientemente falleció.

Como hija y ante la pérdida de mi madre en el año 2006, personalmente, sé que una ausencia tan grande, nada ni nadie la puede llenar, y sé que no hay palabras que mitiguen tanta tristeza en un día como éste; sin embargo sé que tal y como ella nos lo hizo notar siempre, es importante decir a nuestros seres queridos lo importantes que son en nuestras vidas, como aquella poesía de Ana María Rabaté: “En vida en hermano, en vida”. Mi madre en vida nos brindó a mis hermanos y a mí toda su dedicación y amor, educándonos como mujeres y hombres honorables; asimismo, nosotros también tuvimos oportunidad de hacerle sentir todo nuestro cariño, admiración y respeto.

Y comento lo anterior, ya que precisamente la obra que en sus hijos realizan las madres, permite conocer su dedicación, como es el caso de Nelva Devlyn, ya que personalmente conozco a sus hijos, alguno de sus nietos y bisnietos; todos ellos, quienes conforman la estimada y respetada familia Devlyn a la que mi familia y yo tenemos el gusto de conocer y tratar desde hace muchos años, la cual se caracteriza por sus arraigados valores, llevando como base la rectitud, la familia y el respeto.

Y bien, les compartiré que:

Doña Nelva nació el 24 de agosto de 1918 en Casas Grandes, Chihuahua; hija de Jesse y Clara Mortensen. Fue la mayor de diez hermanos, ella vivió y estudió en Ciudad Juárez y en El Paso, Texas (EU). Ahí conoció al doctor Frank J. Devlyn con quien se casó y tuvo cinco hijos: Frank, Jesse, Billy, Paty y Ethel.

El matrimonio abrió su primera óptica en la sala de su casa y posteriormente en el centro de Ciudad Juárez, siendo ésta la primera óptica en el norte de México. Aun siendo una madre dedicada, doña Nelva se volvió una pieza clave en el negocio familiar y se acreditó más tarde como una renombrada optometrista.

Doña Nelva y su esposo el doctor Devlyn pertenecieron a varias organizaciones civiles y cívicas tanto en Ciudad Juárez como en El Paso, Texas. El servir a la comunidad fue siempre parte de la vida del matrimonio Devlyn. Por sus raíces biculturales, se distinguieron como embajadores de buena voluntad entre México y Estados Unidos.

El doctor falleció tras 23 años de casados, momento en el cual decide quedarse con su óptica y permitir a sus hijos seguir el sueño de su padre de crecer el negocio familiar. Doña Nelva fue una de las fundadoras de la Organización de Mujeres Profesionistas de Ciudad Juárez, donde también fungió como presidenta. Tuvo el honor de ser nombrada Mujer del Año aquella ciudad chihuahuense.

Tiempo después, a la edad de 90 años, fue nombrada Adulto Mayor del Año en un acto con más de mil asistentes. Ahí, doña Nelva dio un mensaje inspirador a las mujeres sobre la importancia de ser proactiva en cualquier actividad y a cualquier edad. La Asociación de Ópticos y Optometristas de la República Mexicana también la distinguió nombrándola Optometrista del Año.

También, fue nombrada Rotaria Honoraria y portó orgullosamente la medalla Paul Harris, apoyando así a la Fundación Rotaria ya que conocía la importancia que Rotary International tiene para sus hijos.

Lo que mayor alegría y satisfacción le daba a doña Nelva era hacer personalmente exámenes de la vista a los miles de clientes que llegó a tener a lo largo de su vida profesional, en ocasiones atendiendo incluso a tercera y cuarta generación de las numerosas familias que atendió.

Durante su carrera siempre trató de ayudar a la gente necesitada de Cd. Juárez donando lentes, aparatos de sordera y ojos artificiales. Su ejemplo fue decisivo en la creación de la Fundación Devlyn, que al día de hoy sigue apoyando a gente de escasos recursos con necesidades visuales a escala nacional.

Ella siempre estuvo orgullosa de trabajar en Cd. Juárez, aun cuando la violencia iba en aumento. Después de un desafortunado incidente, a sus 92 años, decidió que era tiempo de retirarse y dejar su amada óptica.

A lo largo de su vida, doña Nelva se distinguió no sólo como una gran profesionista, sino sobre todo como una gran madre, hermana, abuela y bisabuela.

A doña Nelva le sobreviven sus tres hijos: Frank, Pat y Ethel, con quien vivió hasta el final, ocho hermanos, sus hijas políticas Gloria Rita, Suzanne y Olga, así como su yerno quien fue como otro hijo, Mario Gaspar de Alba. Doña Nelva contó siempre con el cariño y admiración de sus 15 nietos y sus 30 bisnietos.

Su familia y sus amigos la tendremos presente en nuestro pensamiento y corazón.

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