Sociales

La magia de una madre

Con motivo del Día de las Madres, envío desde esta columna una cariñosa felicitación y mi reconocimiento a todas aquellas mujeres a quienes les fue encomendado el noble don de ser madres: aquellas quienes han tenido la fortuna de dar vida, también para quienes no han tenido esta ventura, pero que al tener o sin tener un lazo de consaguinidad, llevan a cuestas tan importante responsabilidad. En ambas circunstancias, demuestran con hechos y con palabras sus cuidados, cariño y amor para con los hijos que les han sido encomendados.
Eunice Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis

“En tu mirada dulce madre mía, encuentro yo la paz y la cálida sonrisa en tu faz, me expresa tu cariño, amor de mis amores.”
(1976)

Con motivo del Día de las Madres, envío desde esta columna una cariñosa felicitación y mi reconocimiento a todas aquellas mujeres a quienes les fue encomendado el noble don de ser madres: aquellas quienes han tenido la fortuna de dar vida, también para quienes no han tenido esta ventura, pero que al tener o sin tener un lazo de consaguinidad, llevan a cuestas tan importante responsabilidad. En ambas circunstancias, demuestran con hechos y con palabras sus cuidados, cariño y amor para con los hijos que les han sido encomendados.

Las madres, son mujeres fielmente comprometidas con sus hijos, esposas leales y compañeras, hijas solidarias y amigas, dimensiones combinadas equilibradamente en ellas. Exitosas mujeres que contribuyen en el ámbito familiar como: educadoras, administradoras, estrategas, psicólogas, chefs, motivadoras, diplomáticas, nutriólogas, doctoras, diseñadoras, consejeras, especialistas en su disciplina profesional, etc., etc.

Una madre, sabe cuando un hijo necesita un cálido abrazo, la comprensión de una amiga, una fuerte reprimenda, la fuerza y el amor que guían e impulsan al infinito y especialmente de las oraciones que siempre le acompañan.

En el ámbito de la asistencia social, he sido testigo de su sello. Madres al fin, con sensibilidad fielmente involucradas con las necesidades sociales, las vemos participar activa y decididamente en labores orientadas al bien común. Con entusiasmo y como si fueran parte de su horizonte familiar, independientemente de la responsabilidad que llevan consigo, muchas de ellas auxilian además en: organizaciones, patronatos, clubes de servicio, voluntariados, instituciones, asociaciones civiles, con el único fin de brindar su ayuda a quienes menos tienen, dedican su tiempo en el desarrollo de variadas y múltiples actividades benéficas tales como: el rescate de los niños de la calle, en los asilos de ancianos, o impartiendo pláticas de planificación familiar, promoción a la cultura, los valores, proveyendo de información nutricional a madres de escasos recursos que viven en lugares apartados.

En lo personal, el Todopoderoso me distinguió al darme una madre excepcional: María Bertha Espinosa de los Monteros de Castillo Soler, quien falleció en días pasados y a quien mi familia y yo extrañamos profundamente; a ella agradecemos el haber iluminado nuestras vidas. En 48 años de casada con el amor de su vida… mi padre, el ingeniero Armando Castillo Soler, crearon en conjunto un “especial vínculo familiar”, vienen a mi memoria los más fantásticos recuerdos durante mi infancia, adolescencia y edad adulta.

Mi madre nos brindó a mis hermanos y a mí, toda su dedicación y esmero, educándonos con cariño y férrea disciplina, enseñándonos con el mejor de los métodos… el “ejemplo”, para ser hombres y mujeres de bien. Siempre le dio equilibrio a nuestras vidas, y con mucha razón nos decía que: “Muchas veces había que proteger a los hijos de la gente y en muchas otras había que proteger a los hijos de ellos mismos.”

Fue una hija, esposa, madre y amiga ejemplar entregada a su labor, en su hablar claro, directo y con sensibilidad, compartió con los demás su experiencia en su papel de catedrática de varias generaciones de alumnos, como periodista llegando a cientos de personas a través de su columna Sucede que en los periódicos veracruzanos y realizando numerosas actividades altruistas en beneficio de ancianos y niños; actividades que realizó por espacio de 48 años.

A sus hijos, nos comentaba que la “autosuficiencia” caracterizaba a los jóvenes helenos: ya fuera en el ámbito personal, aprendiendo desde las tareas más sencillas en el hogar, o en el ámbito profesional en donde aplicaban los conocimientos adquiridos de sus maestros. Mientras más habilidades cultivaban, más herramientas tenían para desempeñarse de manera óptima en la vida.

Nos inculcó entre otros, a dar siempre lo mejor de nosotros mismos, a luchar denodada y éticamente por nuestros sueños e ideales, y si en el camino para alcanzarlos tropezáramos, debemos levantarnos y enfrentar la vida, como lo hace una altiva nave ante una tormenta; también nos enseñó que el respeto, el honor y la lealtad forman parte del ser humano cabal. Sin olvidar que los lazos fraternos con la familia y los amigos, se fortalecen en acciones diarias: como el amor, la sinceridad, la comprensión, la identificación y la admiración; tanto a unos como a otros, es importante expresar nuestra gratitud, reconocimiento y aprecio.

Aplicaba en todo su gusto exquisito. Compartió con nosotros su pasión por la literatura, la danza, la escultura, la música, la pintura, el teatro y la arquitectura. Fue autora de numerosas poesías, cuentos, ensayos, versos, coplas y décimas veracruzanas. Además fue una aguerrida promotora de la Historia de México y de los usos y costumbres de nuestra patria.

Y muy especialmente, desde niños nos acercó a nuestro Dios Yahvé, con quien por medio de la oración hemos tenido contacto permanente.

Nos recordó siempre, el sentido de compromiso para con las necesidades de los demás. Fueron muchas las ocasiones en las que compartió el calor de nuestro hogar con las personas más necesitadas.

En nuestra infancia, mi hermana Damaris y yo participábamos a su lado en actividades de asistencia social con las Damas Voluntarias de la Refinería “Lázaro Cárdenas” en Minatitlán, o como parte de las Promotoras Voluntarias de la Sedena, Canaco y del Club Rotario Minatitlán “Faisanes”.

Es pues éste el toque mágico que ella imprimió en la vida de su esposo, de sus hijos, y en la de mucha gente.

Comentaré a ustedes que, nuestros coterráneos, familiares y amigos, e incluso quienes residían lejos, asistieron a su funeral a darle el último adiós y hacerle patente su aprecio. También fueron muchas las cálidas y emotivas muestras de afecto que le expresaron en numerosos arreglos florales, en esquelas y artículos periodísticos que le dedicaron, sumando a éstas, las innumerables llamadas telefónicas, correos electrónicos, cartas y telegramas venidos desde distintos puntos del país y del extranjero. Mi familia y yo, agradecemos profundamente todas estas atenciones, pues nos fortalecieron en un momento tan impactante.

En esta fecha tan particular, como lo es el Día de las Madres; en la que por primera vez mi madre no estará conmigo, he querido compartir con nuestros lectores parte de sus enseñanzas. Comentándoles que su compañía, sus consejos, su amor y sus brazos me harán falta siempre y los llevaré guardados en mi corazón como el tesoro más preciado y será mi eterna inspiración.

Y bien, en esta ocasión saludo aquí a las gentiles damas que haciendo un espacio en sus ocupaciones familiares y profesionales, participan en nobles actividades de ayuda a la comunidad, quienes de esta forma enseñan a sus hijos, el valor que tiene la participación y el compromiso social y de la satisfacción de “el placer de servir”. Más, cuando las personas: niños, jóvenes, ancianos y otras mujeres que son objeto de sus atenciones, éstas, significan todo.

Revista Protocolo

Pies de Foto

foto 1
Teresa Argudín de Castro, Noemí Solís de Peyrot González, Velia Guevara de Sánchez Moreno y Susana Carvallo de Niembro Almazán

foto 2
Yolanda Quevedo de Piña

foto 3
María Bertha Espinosa de los Monteros de Castillo

foto 4
Lety de Pedroza, Edelmira Gastélum de Vega García y Consuelo de Cárdenas

foto 5
Patricia Azanza de Ramírez, Alma Rosa Padilla de Tame, y las entusiastas damas de la refinería de Tula, Hidalgo

foto 6
Christiane Maganani de Alemán

foto 7
Alicia Velasco de Morales, Jacqueline Serna Castillo, Patricia Fernández de Lara, Citlallin Huitrón de Delgado, Silvia Pizarro Suárez, Luisa Fernández de Castro y Martha Elena de Ortiz


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