Son ya muchos años de bregar en la actividad creativa, prácticamente tres décadas del destacado escultor Sebastián. Desde muy joven, empezó en Chihuahua esa tarea tan apasionante y difícil del arte. Años después, decidió emigrar y estableció un afortunado contacto con ese gran artista mexicano que es Matías Goeritz.
Ahora conmemora esa importante etapa con una magna exposición, lo cual nos complace, porque es una magnífica oportunidad de expresar conceptos y reflexiones sobre la destacada trayectoria artística de uno de los grandes escultores contemporáneos de México.
Sebastián es un artista que siempre asume y hasta busca nuevos desafíos, pues bien sabe que crear significa desplegar los sueños y convertirlos en realidad; que representa un apasionado camino hacia el encuentro consigo mismo e implica la presencia de un compromiso hacia los demás; y, por supuesto, que también nos permite mantener encendida la llama de la libertad en nuestros corazones, a la vez que alumbra con su vigorosa luz los ideales más nobles del ser humano.
Su trabajo no sólo resalta esa geometría que se convierte en belleza estética y con volúmenes de gran dimensión, herencia de las grandes pirámides que erigieran nuestros primeros artistas, sino que tiene un contenido social al funcionar al servicio de la ciudad y su mejoramiento, especialmente cuando forja enormes puertas, que abren nuevos horizontes de bienvenida para todos. Por ello, si bien es vanguardia, también significa rescate de lo nuestro, con acento profundamente mexicano.
El talento de Sebastián se ha impuesto más allá de los linderos del país, y sus esculturas expuestas en calles y avenidas forman parte ya de importantes ciudades del mundo. A través de su obra, emerge el trazo moderno de las metrópolis que asoman al mañana, incorporando aleaciones avanzadas e ingeniosas y estructuras de formas creativas por donde fluye la imaginación hasta asentarse con firmeza irreversible, en una renovada identidad urbana.
Debo subrayar además su espíritu generoso de amigo y colega, siempre dispuesto a ayudar y extender la mano a quien la necesita, así como sus méritos de promotor e impulsor de la cultura.
Todo esto, son razones que me unen a tan merecida celebración, en el caso de quien posee una ardua, contundente e inspirada carrera artística. La exposición muestra cientos de esculturas de evidente versatilidad y, para mi gusto, destacan las de su interpretación, en el caso del vía crucis. Ahí están todas estas piezas expuestas de manera armónica y atractiva, gracias también a una excelente museografía.
Nos felicitamos, pues, por este hecho tan significativo en el acontecer de la cultura.
