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Digitalgate: China y EEUU enfrentan guerra digital por COVID-19

En exclusiva para Protocolo Foreign Affairs & Lifestyle, la autora comparte cómo, tras el improbable fin a la pandemia que el mundo vive actualmente, China y EEUU comienzan una Segunda Guerra Fría 2.0, con declaraciones de sus mandatarios sin buscarle solución a la epidemia

Aribel Contreras Suárez*

Ciudad de México, 22 de mayo de 2020.— Recordemos lo que aconteció la semana pasada en la confrontación mediática en Estados Unidos entre el presidente Donald Trump y el expresidente Barack Obama por las críticas que este último emitió por el mal manejo de la pandemia al interior de su país.

La respuesta de Trump fue que Obama era quien no había sabido manejar la crisis sanitaria por la influenza H1N1 durante el 2009 y además dijo que había heredado un sistema de salud lleno de corrupción. A todo esto, Trump lo llamó Obamagate para solicitar una investigación judicial.

Ahora bien, teniendo esto presente, pudiera decirse que si China fuera Obama, el mandatario de EEUU ya hubiera iniciado una campaña mediática llamada digitalgate. Esta consistiría en decir que se iniciarán investigaciones en contra de todas las empresas digitales chinas que espían a los estadounidenses y que pretenden sabotear su gestión al frente de la Casa Blanca. No existe, aún, el digitalgate pero sí existe el equivalente y, peor aún, en el ámbito mundial: una guerra digital. Trump ha decidido sacar su furia por su propia ineptitud en el manejo de la pandemia al interior de su país, a través de echarle toda la culpa al gigante asiático. Hoy, ambos países se confrontan por el aumento a las restricciones a componentes de las grandes empresas digitales. El bloqueo se centra en un tema de seguridad nacional de EEUU, por lo que la medida de restricción a Huawei en el suministro de chips y semiconductores estadounidenses tiene ya fecha límite. Los proveedores tienen hasta 120 días para entregar su producción a la empresa china. Asi que China responde con un contraataque comercial similar hacia Apple, Cisco y Qualcomm.

La relación Trump-Xi Jinping ha pasado por varias etapas. Del enamoramiento y compromiso, Trump ha anunciado el divorcio aún sin haber pasado por el matrimonio. Es decir, de haber concluido la fase 1 del acuerdo comercial y de halagar al mandatorio chino en el mes de enero por su forma de controlar al COVID-19, ahora está viendo la manera de arrebatarle todo lo que puede. Está pidiéndole pensión alimenticia sin siquiera haber vivido juntos. Lo digo porque recordemos que está exigiéndole a China que pague los daños ocasionados a escala global. Y China, a manera de calmar las cosas, anunció hace unas semanas una aportación adicional a la Organización Mundial de la Salud de 30 millones dólares. Y ante la Asamblea de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el presidente Xi Jinping dijo que donará dos mil millones de dólares en un plazo de dos años para asistencia internacional a países en desarrollo con el fin de que cuando se tenga la vacuna contra el SARS-CoV2 pueda ser un bien público mundial.

Considero que China efectivamente no fue transparente en el manejo de la información ya que no coincide el número de casos de contagio reportados con el hecho de ser el país más poblado del mundo y por haber sido el epicentro de la enfermedad. Pero a pesar de esto, China sigue conquistando al mundo mientras que EEUU se echa al mundo encima con su política exterior llena de hostilidad y de medidas unilaterales.

De la emoción por tener un entendimiento comercial, Trump hasta anunció que darían inicio las negociaciones de la fase 2. Luego pasó por la etapa donde, a través de su cuenta de Twitter, le dio con todo a China para acusarla por la pandemia y por eso ha seguido utilizando el concepto de “virus chino”. China respondió con una estrategia más agresiva. Haciendo uso de su diplomacia digital, utilizó la misma plataforma para: i) promover sus principales destinos turísticos para anticiparse a cuando se diera la reapertura económica y ii) exhibirle al mundo todo lo que estaba haciendo para compartir su experiencia en la contención de la enfermedad. Sin embargo, fue más lejos, hizo (y sigue haciendo) uso de su diplomacia médica para informarle al mundo, cómo ayuda a otros países con el envío de doctores y de donaciones abismales de material y equipo médicos. De aquí, el tono subió más aún el volumen al mismo ritmo que se iban multiplicando los casos de contagio en EEUU. Llegaron al punto de culparse mutuamente por el origen y la propagación del virus. China dijo que EEUU era quien había sembrado el virus en su territorio mientras que EEUU dice tener evidencias contundentes de que este fue creado en el Instituto de Virología de Wuhan. De este punto, se movieron a mi interpretación de la diplomacia científica, donde ambos países quieren mostrarle al mundo lo opuesto. EEUU dice que diplomáticos científicos recabaron información, desde hace dos años, de que este laboratorio representaba un riesgo de salud pública.

Recordemos que EEUU decidió retirar sus aportaciones anuales después de la confrontación por el tema de la OMS ya que argumentó que este organismo era cómplice de China. A inicios de esta semana se dio la Asamblea de la OMS de manera virtual para dar avances en los esfuerzos multilaterales, pero sigue sin aclararse el tema de la carta de Taiwán donde advertía a la OMS de una enfermedad desconocida, la cual nunca recibió seguimiento. Además, China se enfureció hasta la posibilidad de que dicho país pudiera ser incluido en esta asamblea. Los argumentos a favor y en contra fueron que Taiwán tenía mucho que compartir por su experiencia en el manejo de la pandemia, pero el principio de “un país, dos sistemas”, llevó a ambos países a buscar aliados para que se sumaran a sus posturas.

Finalmente, más allá de las teorías conspirativas como base de su ring de box, la realidad es que ambos países viven una Segunda Guerra Fría 2.0, es decir, si ya de por sí vivíamos en una Segunda Guerra Fría hostil, donde el mundo estaba dividido y los campos de batalla eran terceros países; hoy, esta confrontación ha tenido tantos matices que, seguiremos viendo la relación Washington-Pekín irse a todas las aristas posibles para demostrar su hegemonía mientras el mundo avanza hacia donde puede y como puede.

* La autora es coordinadora de la Licenciatura en Negocios Globales de la Universidad Iberoamericana

Twitter: @Aribel007

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