Viajes

Tzintzuntzan, lugar de colibríes

El Pueblo Mágico michoacano ofrece una variedad de atracciones turísticas, destacando su arquitectura, testigo mudo de la evangelización en México, entre otras atracciones

Revista Protocolo

Ciudad de México, 16 de octubre de 2020.— A orillas del lago de Pátzcuaro se ubica el Pueblo Mágico de Tzintzuntzan, sitio que se distingue por haber sido capital del imperio purhépecha. Durante la Conquista se convirtió en la primera ciudad de Michoacán y fue, brevemente, sede episcopal.

Su nombre significa “lugar de colibríes”, ya que, de acuerdo con la historia, los tarascos levantaron su capital en Huitzitzilan, que en náhuatl significa “lugar abundante en colibríes”, nombre que fue traducido a la lengua purhépecha como Tzintzuntzan.

Este lugar, que recibió su nombramiento como Pueblo Mágico en el año 2012, se ubica a solo cuatro horas y media por carretera de la Ciudad de México y los paseantes se dejarán maravillar por su arquitectura vernácula de casas de un piso, techos de teja y grandes alerones.

Además, se podrá visitar el Convento Franciscano, fundado por Vasco de Quiroga, que está conformado por un jardín, un templo consagrado a San Francisco, el ex-Convento a Santa Ana, la iglesia de Nuestra Señora de la Soledad, el antiguo Hospital de Indios y una capilla. En ese lugar, se celebró la primera misa en Michoacán y se inició la primera evangelización. Actualmente, el exconvento alberga el Museo Comunitario de Tzintzuntzan, con una muestra de la historia de la región.

Otro lujo que el turista se podrá dar en Tzintzuntzan, es conocer los olivos plantados hace cientos de años por Vasco de Quiroga y que hoy en día siguen en pie.

Tzintzuntzan es lugar de artesanos que elaboran las vajillas de cerámica con motivos de pescados o de cerámica verde vidriada.

Del esplendor de la época prehispánica quedan las Yácatas, restos del centro ceremonial de una cultura que desde el siglo XII dominaba estas tierras. Son cinco estructuras escalonadas, con una parte rectangular y otra redondeada. Impresionantes construcciones que son basamentos de piedra volcánica sobre los que se construirían templos de madera. Además, el Museo de la Zona Arqueológica, que exhibe piezas encontradas en las excavaciones: vasijas de barro, herramientas de obsidiana, ornamentos de metal y piedras semipreciosas.

Desde Tzintzuntzan se puede explorar el lago de Pátzcuaro, visitando pueblos hospital como Santa Fe de la Laguna o las islas Tecuena, Yunuén y Pacanda, desde el muelle de Ucazanaztacua.

La gastronomía se basa en charales, carpa, lobina, tilapia y el “pescado blanco”, productos del lago de Pátzcuaro y que se recomienda probarlos en churipo; también se puede pedir un posuti o unas carnitas, y como bebida, el atole local.

En cuanto a tradiciones, Tzintzuntzan conserva el Día de Muertos donde junto con los pueblos e islas que rodean al lago de Pátzcuaro, forman parte de la celebración más grande del estado de Michoacán. De noche, el panteón de Tzintzuntzan se impregna del olor del cempasúchil, las velas se mantienen encendidas y las tumbas están decoradas con flores y comida.

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