Ciencias Alternas

Año 2020: de lo inesperado al aprendizaje

Gran enseñanza de este tiempo es saber que no podemos controlar todo

Moisés Matamoros Muñoz

Reconocemos que este año nos ha sorprendido de manera extraordinaria, tal vez como hacía mucho no sucedía. Nos parece fuera de lo común hablar de un nuevo estilo, de una “nueva normalidad”, que seguirá descubriéndose con el paso del tiempo, pues como muchos afirman “no hemos llegado a la cima de la situación”. Y todo centrado en un microscópico ser vivo que ha logrado poner pausa en el mundo y hacernos reflexionar sobre la salud y la muerte, entre otras cosas.

En “Las Diez Emanaciones Luminosas” (Kabbalah), Rav Áshlag explica que nuestro deseo de recibir para sí mismo es la fuente de toda la oscuridad y negatividad en el mundo. Esto se debe a que el Creador es una fuente eterna de compartir. Cuanto más desarrollemos un deseo de recibir por cosas que no son la Luz del Creador, más aumenta esa separación y más nos distanciamos de la Luz y vamos camino a la oscuridad. Es una enseñanza importante que revela la verdad de la naturaleza de nuestra alma y las dificultades que enfrentamos en la vida.

¿No será acaso que hemos estado muy enfrascados en querer recibir solo para nuestro beneficio y nos hemos olvidado de un compartir genuino? ¿No será acaso que nos hemos vuelto muy demandantes con la Tierra y hemos abusado y sobreexcedido lo que la Creación nos otorga? ¿No era necesario hacer un alto y replantearnos qué tanto hemos competido por ganar algo que no tiene sustento espiritual? El mundo “globalizado” se había olvidado de ser mundo, el mundo vuelto tecnología hoy regresa a sus raíces, el mundo de las aplicaciones hoy se detiene para reflexionar: ¿Qué tan cerca está de los suyos? ¿Qué tanto cuidado brinda a los demás? ¿Qué tan prójimo está siendo con su misma humanidad?

Rav Áshlag explica que pasar de la Luz a la oscuridad casi nunca puede ser un proceso rápido e instantáneo. Cuando una persona pasa de estar conectada a desconectada de la Luz, no ocurre inmediatamente. Nuestro lado negativo (nuestro deseo de recibir para sí mismo) no puede decirnos de pronto que estamos desconectados de la Luz.

Entonces podemos pensar que hoy nuestra pausa le está dando un respiro a la Creación (incluyéndome a mí), que era necesario, que detrás de todo caos siempre hay orden y que se manifiestan sorpresivamente bendiciones escondidas. Podemos preguntarnos: ¿Cuánto equivale “quedarse en casa”? ¿Qué implicaciones de beneficio ha tenido? Si nos centramos en lo que no podemos hacer, estaremos inmersos en sombras, sin embargo si revelamos aquello que hemos descubierto y de lo que sí somos capaces, entonces vemos como una oportunidad lo que ha acontecido, y en consecuencia este “no salir” trae beneficios paralelos para todos.

La valiosa lección de saber que la oscuridad tiene su origen en la Luz es que eso significa que el Creador está con nosotros incluso en la dificultad, incluso cuando estamos en oscuridad. Sin importar la oscuridad o desconexión que experimentemos, tenemos que saber que la Luz también está presente. Aun cuando estemos en nuestro punto más bajo, la Luz está presente. La sombra viene de la Luz. Nuestro lado negativo no quiere que pensemos o sepamos que la Luz del Creador está siempre con nosotros. Quiere que pensemos que estamos tan desconectados de la Luz que no hay vuelta atrás. Pero saber que hay Luz en la oscuridad nos permite saber que de verdad no estamos desconectados.

Viktor Frankl dijo: “Cuando ya no podemos cambiar una situación, nos encontramos ante el desafío de cambiarnos a nosotros mismos”, el poder de cambiarnos a nosotros mismos no solo existe en esos momentos restrictivos en los que somos acorralados en circunstancias extremas. Al aumentar nuestra conciencia para vivir la realidad desde un punto de vista más espiritual, nos damos cuenta de que todo —lo bueno, lo malo, los ascensos, los descensos y cada desafío que enfrentamos— se presenta para que podamos avanzar y convertirnos en algo mejor de lo que somos hoy. Somos puestos a prueba en nuestra vida porque a través de esos desafíos revelamos quiénes somos.

Si por el contrario, asumimos el papel de víctima, difícilmente podemos encontrar el aprendizaje en cada momento que se nos presente. La víctima sufre, y es orientada por el ego para encontrar negatividad en todo. Hay personas que han maldecido el COVID-19, que señalan con cierta ira a los gobernantes, que sucumben en sus relaciones matrimoniales, familiares o afectivas, en fin, todo es culpa de la pandemia. En este tipo de visión hay una distracción enorme entre el mensajero y el mensaje. No nos hemos dado cuenta que el virus y su contexto son solo el conducto, el emisor, el mensajero; la pregunta es ¿estoy comprendiendo y asumiendo el mensaje que llega a través de ese medio? Tan sencillo, es como enojarse con el cartero porque nos entrega el documento del pago correspondiente a un servicio: luz, gas, agua, tarjeta de crédito, etc.

Con mucha frecuencia, al enfrentar nuestros propios desafíos, pensamos: ¿Cómo puedo escapar de esta situación? ¿Cómo puedo evitar a esta persona? ¿Cómo puedo conseguir una manera de no lidiar con esto? Hacemos eso o entramos en el oscuro umbral de la duda de la existencia de la Luz en nuestra vida o de la validez del camino espiritual que hemos recorrido, olvidando así todos los milagros que ya hemos visto. Debemos buscar la ventana que se abre cuando todas las puertas se cierran; a encontrar ese lugar interior en el que tenemos la fortaleza y la certeza para aceptar nuestros desafíos, sabiendo que siempre hay una manera, un camino para superar la situación, aunque no se parezca a aquello que nos imaginamos que sería una solución perfecta.

¿En qué situaciones hemos visto milagros a lo largo de esta pandemia? Si aún no logramos descubrirlos, volvamos la mirada al hogar propio, a uno mismo, al redescubrimiento y resignificación de palabras simples pero profundas: familia, amistad, trabajo, unión, amor, salud, etc., vayamos hacia dentro mientras se equilibra el afuera desde el pensamiento rector: ¿En qué he cambiado a lo largo de esta experiencia? ¿Hacia dónde quiero dirigirme? Gran enseñanza de este tiempo es saber que no podemos controlar todo, y que realmente SANAR lleva tiempo, dado que es un proceso, Dios está a cargo y solo nos pide creer y confiar, puesto que no viviremos nada que no nos corresponda o que no sea para nuestro más alto bien y nuestro despertar de conciencia. Si estamos aprendiendo esto, entonces estamos revelando Luz.

“Si piensas que la aventura es peligrosa, prueba la rutina, es mortal”

Paulo Cohelo

Facebook, Instagram y Twitter: moises.matamoros

Acerca del autor

Hugo Martínez

Diseño Gráfico

Países que nos están viendo

ALIANZAS