Ciencias Alternas

El llamado a transformar

El Zóhar explica que los sacrificios que debemos hacer son el esfuerzo por sacrificar nuestro deseo por gratificación inmediata y transformar nuestro comportamiento negativo en un comportamiento generoso y proactivo

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

Vayikrá se traduce del hebreo como: “Y Él llamó”. La pregunta que debemos hacer es: “¿Quién llamó?”. Asumimos que es Dios quien llamó, porque ¿quién más nos puede llamar?

Este nivel de llamado no solo corresponde al entendimiento práctico, sino también al nivel que nos permite utilizar la sabiduría de la Luz en nuestra vida diaria para alcanzar satisfacción, paz y serenidad mayores, y todas las bendiciones que estamos destinados a recibir.

El Zóhar enseña que la Torá nos llama todos los días. ¿Qué quiere decir esto? La palabra “Torá” significa “Ley”. Por ello tenemos “la Torá Escrita” y “la Torá Oral”. La escrita es los Cinco Libros de Moisés y la oral es el Zóhar. Por ende, cuando dice que la Torá nos está llamando quiere decir que las “leyes del universo” nos llaman diariamente para acercarnos a la metodología de manifestar toda la Luz de nuestra alma.

El universo está configurado para garantizar que alcanzaremos nuestra misión de revelar y compartir toda nuestra Luz, para que el deseo del Creador de dicha absoluta se convierta en una realidad mediante el trabajo de toda la humanidad.

Entonces, ¿quién está llamando? Es nuestra alma, nuestro ser más elevado, nuestro ser perfeccionado. El “yo” que Dios creó en el Mundo Infinito. Nuestro ser perfeccionado quiere ser revelado, quiere eliminar todas las klipot o “cáscaras” de negatividad, falsedad y mentiras con las que hemos cubierto nuestro verdadero ser en el transcurso de muchas vidas. Nuestro ser perfeccionado contiene toda la Luz que puede darnos el cien por ciento de la dicha eterna. Nosotros tenemos que hacer el trabajo de eliminar esas klipot. Esa es la razón por la cual el universo y nuestra alma nos llaman.

La porción nos enseña entonces tres pasos esenciales en nuestro trabajo espiritual.

El primer paso es el sacrificio. La porción enumera los diversos sacrificios que eran prescritos cuando la gente cometía un “pecado” (cuando realizaban una acción negativa).

La palabra “sacrificio” no es una palabra que nos guste escuchar; no es algo que estemos dispuestos a hacer de inmediato. Hemos llegado a percibir y a entender el sacrificio como algo que debemos hacer en ciertas ocasiones para complacer a otras personas o algo que debemos hacer como castigo por alguna acción. Por lo general, no nos sentimos felices con los sacrificios.

Pero la Kabbalah nos enseña los beneficios prácticos de los sacrificios y cómo podemos alcanzar esos beneficios en la actualidad.

En el mundo actual no tenemos un Tabernáculo o el Templo de Jerusalén para que presentemos nuestros sacrificios. El Zóhar explica que los sacrificios que debemos hacer son el esfuerzo por sacrificar nuestro deseo por gratificación inmediata y transformar nuestro comportamiento negativo en un comportamiento generoso y proactivo, por ejemplo: sacrificar nuestro comportamiento egoísta por un acto de humildad o nuestra codicia por un acto de generosidad.

El otro aspecto del sacrificio es compartir más de lo que estamos acostumbrados, por ejemplo: ser más compasivos, tolerantes y solícitos de lo que estamos acostumbrados.

Estas son formas en las que sacrificamos nuestra naturaleza “animal” personal y revelamos un nuevo nivel de Luz de nuestra alma. Nuestro ego es la klipá que nos separa de la fuente de Luz, el Creador. El ego dice: “Yo soy la fuente de mi Luz, mis talentos, capacidades y recursos”.

Nuestro ego es la fuente del caos porque nos permite obtener únicamente plenitud a corto plazo y temporal.

Podemos deshacernos de las klipot de nuestro ego y reconocer que el Creador es la fuente de nuestra Luz y todos nuestros talentos, capacidades y recursos; es la fuente de nuestra vida. Eso nos traerá muchas más cosas buenas de las que podemos imaginar. Rav Áshlag enseña que el Creador quiere darnos más de lo que queremos recibir.

El tercer aspecto para revelar nuestro ser perfecto es tener un guía espiritual y maestro que pueda enseñarnos y apoyarnos en manifestar toda nuestra Luz. En esta porción tenemos a Moisés quien nos dice lo que el Creador le dio a conocer: la tecnología del alma.

“Si hago todo lo que debo hacer —orar, estudiar y asistir a las conexiones cada fin de semana— ¿por qué no siento la Luz?”.

Alguna vez le hicieron esta pregunta a Karen Berg y su respuesta fue: “creo que muchos de nosotros, sin importar nuestra religión o camino espiritual, nos hemos hecho ocasionalmente así. El mejor lugar para encontrar la Luz es el corazón de la gente”.

Cuenta Karen que cuando empezó su viaje con el Rav Philip Berg era muy diferente al hombre en el que luego se convirtió. Él era un hombre de negocios muy religioso, estudioso y determinado, a veces también riguroso. La suavidad y el amor que el mundo vio en los ojos del Rav aparecieron mucho después. No se vio sino hasta que el Centro de Kabbalah pasó de ser un lugar de estudio a un lugar de conexión.

Así es como la Luz hizo la transformación. Al principio, el Rav hacía todo lo que se suponía que un maestro/erudito tenía que hacer, pero “lo que se supone” no siempre equivale a sentir la Luz. Si bien el estudio es muy importante, solo es una parte del viaje espiritual. El resto es aplicar lo que aprendemos en nuestras conexiones con los demás. Considero que el mejor lugar para encontrar la Luz es el corazón de la gente. Por esa razón estudiamos, para aprender a amar a los demás.

“Toda interacción es una oportunidad para que aprendamos a amar”. Esta es una gran oportunidad para descubrir nuevas maneras de integrar principios espirituales a tu vida.

La gente que encontramos diariamente se presenta en nuestra vida por una razón. Esto lo hemos escuchado bastante, sin embargo, vale la pena repetirlo hasta que forme parte de nosotros. Toda interacción es una oportunidad para que aprendamos a amar. Para responder la pregunta del inicio, la manera en la que podemos llegar a sentir la Luz es cuidando y amando a las distintas y numerosas creaciones de la Luz.

Fuente: www.kabbalah.com

www.moisesmatamoros.com

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