Ciencias Alternas

El orden detrás del caos

Entre más grande sea el comportamiento caótico y las acciones negativas, más grande debe ser el esfuerzo de sacrificio necesario para transformar y limpiar la negatividad

Dr. Moisés Matamoros Muñoz

En el mundo espiritual se afirma que detrás de todo caos siempre hay un orden, pero ¿somos conscientes de ello? Porque pareciera ser que siempre nos sumergimos en el escenario oscuro que vemos. Esta es una pregunta muy importante que debemos hacernos con mucha verdad, ¿por qué?

En nuestro estado de conciencia actual no es fácil eliminar nuestro caos a través del cambio transformador. Cuando seamos capaces de percibir el verdadero beneficio y las bendiciones de la Luz que vienen cuando nos transformamos, estaremos dispuestos a esforzarnos. Aquí se manifiesta el trabajo del Oponente y nuestra tarea es esforzarnos en revelar la Luz que hay oculta en dicho proceso. 

El tiempo es, desde hace dos siglos, nuestro secuestrador. Se ha convertido en la medida del progreso, se nos ha hecho creer que el tiempo corre, que nos devora, que las horas y los días pasan, que se mide por el reloj con el que nos hemos encadenado para siempre. Para nosotros el tiempo ha perdido su naturaleza interior, se nos ha vaciado de densidad, es una sucesión de segundos sin corazón. Sin embargo se puede descubrir la oportunidad que cada presente nos brinda y vivirlo sin apremio, sin prisas, como un regalo del Creador a sus criaturas.

Aristóteles ya nos dejó dicho que lo bueno del tiempo se llama kairos, es decir: ocasión, oportunidad. Todos sabemos que la duración del tiempo varía según lo que estemos viviendo: para el que sufre, para el que espera, para el que teme, para el que goza. En cada momento vital el tiempo pesa de una manera diferente. La dimensión fractal del tiempo está en nuestra experiencia cotidiana: cada situación nos ofrece una entrada a las corrientes del río del tiempo, a los remolinos de su densidad vital. Hay momentos en que se nos revela con una mayor claridad las verdaderas dimensiones del tiempo vivido: en el breve instante de un accidente, en el reposado tiempo de la soledad, y en otros tantos momentos. En unos casos el tiempo parece detenerse, en otros se difracta y fluye sobre nosotros lleno de matices. Nuestra experiencia se expande dentro del tiempo, el reloj parece pararse y descubrimos otra dimensión del tiempo.

La metáfora del caos nos está llamando a vincularnos de una manera nueva con la totalidad de la Creación. Vivimos en un mundo creado, un mundo que es el Cuerpo de Dios, con el que se comunica y que debemos cuidar responsable y amorosamente. Un espacio vivo, interconectado, nuestro hogar, junto con el de todo lo creado. La conciencia de la Totalidad es un tema recurrente en todas las cosmovisiones, para los místicos de la corriente que sean, la totalidad es el camino de la vida diaria. Volver a unirnos con el Todo es una intuición antigua y nueva, pero que se ha hecho imposible desde la perspectiva mecanicista de la realidad. Somos conscientes de que el crecimiento ilimitado no puede sostenerse indefinidamente sin dañar la integridad de la creación. Hoy deberemos hacer algo más que cambiar nuestro punto de vista: se trata de una nueva percepción de la totalidad, un percibir diferente que nos permita volver a unirnos con todo lo creado con más respeto.

Este percibir nuevo con la creación se convierte en una experiencia nueva de la resonancia interior con todo lo que vive, con todo lo que existe. Participamos de una sincronización particular con los fenómenos vitales y de lo que se trata es de hacernos más conscientes de ello. Captando dicha resonancia espiritual y vital, en determinadas circunstancias, vamos acumulando energía de esas pequeñas conexiones con el fluir de la vida en nosotros. Es un movimiento de simpatía de unos movimientos con otros, de unas personas con otras, y entre todos los seres vivos de la naturaleza creada. Cuando los sistemas trabajan en simpatía se retroalimentan, producen un flujo nuevo entre ellos, viven en una comunión fecunda y natural. Pequeñas conexiones con los seres vivos producen novedad y nos vinculan a la verdadera Fuente de la Vida.

En el Zóhar, Vayeshev verso 8, dice que el Oponente llega con nosotros al nacer para hacernos creer en la ilusión y para que creamos que lo falso es verdadero. Luego, cuando la Luz despierta en nosotros en la adolescencia, no creemos en ella o, si creemos la verdad de la Luz, nos parecerá una gran carga hacer lo que la Luz nos pide.

¿Por qué eliminar el caos de nuestra vida sería una carga? Porque al estar adoctrinados dentro de la ilusión desde el nacimiento, pareciera que no vale la pena la energía del valor del esfuerzo para transformarnos, o porque no creemos que nuestro caos puede ser eliminado.

En la porción de Tsav, Dios le ordena (en hebreo, tsav significa “ordenar”) a Moshé que enseñe los distintos sacrificios que la gente puede hacer en el Tabernáculo para eliminar los efectos de sus acciones negativas. Podríamos preguntarnos: si los sacrificios fueron órdenes de Dios para calmarlo por cualquier razón, ¿por qué no tener un solo sacrificio para cualquier tipo de comportamiento negativo?

La respuesta es: porque las enseñanzas del Zóhar, las enseñanzas de la Kabbalah, explican que todo se trata de energía. Hay distintas frecuencias de energía para nuestras acciones positivas o negativas. Por lo tanto, si queremos limpiar nuestro comportamiento negativo, transformar la energía negativa en energía de Luz, se necesitan diferentes energías de sacrificios. Entre más grande sea el comportamiento caótico y las acciones negativas, más grande debe ser el esfuerzo de sacrificio necesario para transformar y limpiar la negatividad.

Cada comportamiento negativo/reactivo crea un caparazón (klipá) que cubre la Luz de nuestra alma. Los diferentes sacrificios son los medios para eliminar esos caparazones y liberar la Luz de nuestra alma para que brille en nuestra vida y nos traiga todas las bendiciones que la Luz puede manifestar.

El Zóhar enseña que un “sacrificio” adecuado (korbán en hebreo) hace dos cosas simultáneamente:

1. Nos desconecta del control del Oponente/la ilusión.

2. Fortalece nuestra conexión con la Luz del Creador.

¿Cuál es el sacrificio “adecuado”? Primero, un sacrificio adecuado es el que se hace con entendimiento y conciencia de Luz. Segundo, el sacrificio debe requerir un esfuerzo incómodo de nuestra parte. La reactividad es una acción que está dentro de nuestra zona de confort, por lo tanto, el sacrificio de transformación debe ir más allá de nuestra zona de confort.

¿Qué recibimos por nuestro sacrificio? La revelación de más de la Luz de nuestra alma. ¿Qué hace eso por nosotros? Todo. Es muy importante que recordemos que la Luz del Creador se puede manifestar como cualquier necesidad física (salud, protección, prosperidad, amor, claridad, etc.) pero las cosas físicas y materiales solo pueden ser lo que son.

La porción de Tsav nos da el despertar espiritual para percibir el gran valor de la Luz. Cuando se trata de hacer el esfuerzo del sacrificio, con la ayuda de Tsav percibimos claramente el valor exponencial de la Luz versus el relativamente menor esfuerzo del sacrificio de nuestro ego, miedos, codicia, culpa, ira y resentimientos.

Tsav nos da el poder de “ordenarle” al universo físico manifestar más bendiciones para nosotros y para otros a través de la emanación de Luz, todo como resultado de nuestros esfuerzos transformadores para eliminar nuestros caparazones de ilusión.

Que todos merezcamos estar unidos en esta sabiduría y tecnología y eliminemos todos nuestros bloqueos para ver paz y buena voluntad en todo el mundo.

www.moisesmatamoros.com 

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