La idea preponderante que considera a la actual globalización como una de las etapas más vanguardistas en la historia moderna es una falacia. En el siglo XIX se tenía un sistema monetario que estaba regulado por el patrón oro, lo cual aseguraba mayor estabilidad internacional y local.
Asimismo, el flujo de personas era mayor, aunque no así la distribución de mercancías, aunque esto se daba más por la capacidad de producción de esa época que por las trabas al intercambio. Es decir, fue un periodo de mayor libertad, en comparación con lo que sucede actualmente. Tan sólo habrá que recordar la enorme migración de personas procedentes de muchas partes del mundo, principalmente de Europa, hacia Estados Unidos.
Dicho flujo de personas, simple y sencillamente, hoy no se está dando ni puede compararse, comentó a Protocolo Agustín Barrios Gómez, candidato del Partido de la Revolución Democrática a la jefatura de gobierno de la delegación Miguel Hidalgo del Distrito Federal.
Hijo del destacado comentarista de televisión y político mexicano del mismo nombre, quien representó a México en diversos países como embajador, Barrios Gómez lamentó que la actual globalización no sea tan laissez-faire, laissez passer como se autodenomina.
Sin embargo, en nuestro país ocurre algo distinto. Según el Instituto Nacional de Migración, en cualquier momento la cifra de extranjeros radicados aquí podría superar las 600 mil personas, de las que cerca del 75 por ciento serían de origen estadounidense. De éstos, la mayoría es gente retirada, aunque un buen número se dedica a los negocios.
El destino preferido de los extranjeros en México es, en primer lugar, el Distrito Federal, seguido de San Miguel Allende, Guanajuato; Cuernavaca, Morelos (aunque esto cambió en el periodo del gobernador Víctor Flores Olea), y el estado de Jalisco.
México, país anfitrión
Frente a este aumento de la migración extranjera a México, hace falta crear y consolidar empresas que ofrezcan servicios básicos dirigidos a atender a dicha comunidad, en aspectos tales como bienes raíces, seguros, mudanzas o asesoría en negocios, entre otros. En este sentido –puntualizó Barrios Gómez–, México, como país anfitrión, aún deja mucho que desear.
Para Barrios Gómez, no es suficiente que las embajadas o los consulados atiendan a sus propios ciudadanos, sino que es necesario y urgente que México cuente con empresas que ofrezcan asesoría a los extranjeros. Hay operaciones tan sencillas como el hecho de que un extranjero no sabe cómo y ni dónde contratar un teléfono celular, cuando basta con acudir a un supermercado y pagar una ficha de cien dólares para que lo den a uno de alta.
En cuanto a los negocios, la situación es aún más grave. Los extranjeros, cuando tratan asuntos de negocios con los mexicanos, desconocen que estos últimos no saben decir que no, de tal suerte que pueden retirarse de la mesa con la idea de que la negociación fue exitosa y más tarde se dan cuenta de que no llegaron a nada.
Otro ejemplo del tipo de asesoría que se puede ofrecer es la legal-laboral, ya que al operar un negocio, el extranjero considera que si una persona no cumple con su trabajo lo más sencillo es cesarla y punto. Pero se encuentran con que existe una serie de leyes laborales mexicanas que impiden que el proceso sea tan expedito como en su país de origen.
Muchas veces no se tiene una clara dimensión de los problemas que se provocan al no darle un buen servicio a los turistas o extranjeros radicados en México. El mejor ejemplo de ello es la inseguridad. Por ejemplo, cuando el hijo del secretario de turismo de Grecia fue asesinado en Taxco, Guerrero, las consecuencias fueron terribles para muchas personas dedicadas a la actividad turística, quienes perdieron sus trabajos por la baja de visitantes. Hay que tener mucho cuidado en ese sentido. Que no cunda la idea en el extranjero de que México es el viejo oeste, advirtió Barrios Gómez.
Propuestas como delegado
• Impulsar el desarrollo social, mediante una atención especial a la salud de las mujeres y los niños de clase media baja y baja.
• Mejorar la seguridad, gracias a la creación de las policías comunitaria y de barrio. También pretende crear ministerios públicos móviles y alentar la participación ciudadana, por medio de organismos no gubernamentales e instituciones públicas.
• Limpieza. Plantea la idea de que los niños sancionen a los adultos que tiren basura en las calles, al señalarlos con el dedo.
• Orden. Esto se logra únicamente con reglas claras y transparentes, sobre todo cuando un ciudadano acude a la delegación para realizar diversos trámites.
• Vialidad. Considera la instalación de parquímetros, crear más estacionamientos y mejorar el transporte público. A su vez, propone construir vialidades muy parecidas a las que realiza el gobierno capitalino, pero en este asunto, la participación de otras delegaciones e incluso, otros gobiernos estatales, es fundamental.
