Cultura

Dos estupendas obras teatrales para ver…

Por Helen Krauze

La línea del coro y Juegos siniestros se presentan en México

Daniel Jiménez Cacho y José María Yazpik

Aunque usted no lo crea, hay más de 130 teatros en la ciudad de México. Más que en Londres y Nueva York juntos, que cuentan con tan sólo 24 y 39, respectivamente.

México presenta obras con primerísimos actores y actrices que nos muestran estupendas actuaciones y gran talento.

Lo digo porque tuve la ocasión de asistir al Centro Cultural Telmex para disfrutar del musical La línea del coro (A chorus line), la cual había visto hace años en Nueva York y la mexicana no se queda atrás, es más, en momentos supera a la estadounidense.

Tal parece que hoy día se les exige a quienes toman parte en obras musicales, una severa preparación de canto, baile y actuación, lo cual el público aprecia y premia con largos aplausos.

Ésta es una historia de teatro dentro del teatro. Un proceso de audiciones, con aspirantes a formar parte de una obra musical, quienes se someten a diversas pruebas intensas, estrictas e incluso dolorosas, que los llevan a mostrar sus múltiples facetas, no sólo profesionales, sino personales.

La línea del coro fue estrenada por primera vez en Broadway en 1975 y tuvo tal impacto que ganó los premios Tony y Pulitzer. Se mantuvo en cartelera por 15 años ininterrumpidos y estableció un récord de seis mil 137 funciones.

Por otro lado, el Teatro Insurgentes presenta la interesantísima obra de Antony Shaffer, Juegos siniestros (Sleuth) con dos titanes de la actuación: Daniel Jímenez Cacho y José María Yazpik, que se disputan el amor de una misma mujer, ex esposa de uno y novia del otro.

Para empezar, la escenografía, realizada por Jorge Ballina, es verdaderamente maravillosa, ya que permite al espectador gozar de diferentes escenarios de una casona.

Definitivamente ésta es una de las obras de suspenso más exitosas de la historia del teatro. A partir de su estreno en Londres en 1971, se convirtió en un éxito en todo el mundo.

En los programas se le pide al público y a la prensa no revelar la trama, ya que el mayor placer de la obra son los constantes giros inesperados de ésta.

Sólo puedo agregar que la obra logra mantener al público pendiente del suspenso y hasta del humor de cada acción y cada palabra.

Revista Protocolo

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