Realizan lectura dramatizada en el Palacio de Bellas Artes
 |
| Vanessa Bauche y José María de Tavira |
Bastó su palabra en voz de dos histriones para que Rosario Castellanos (1925-1974) estuviera presente en el Palacio de Mármol. Bastó escuchar su legado poético para comprender por qué ha sido una de las mejores plumas que ha dado México al mundo.
La tarde del pasado domingo, la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes abrió sus puertas al público para que durante una hora los actores Vanessa Bauche y José María de Tavira dieran voz y presencia a los versos de la poeta comiteca.
Durante el encuentro, organizado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta) y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), a través de la Coordinación Nacional de Literatura, los presentes pudieron escuchar algunos de los poemas más simbólicos de Castellanos y que se encuentran recopilados en el libro Poesía no eres tú.
Justamente aludiendo al título de este volumen, la lectura llevó por título Poesía sí eres tú. Rosarios Castellanos, como una forma de reafirmar la vocación poética de esta mujer que cultivó todos los géneros literarios.
Más que actuar, Bauche y De Tavira lograron sentir, gozar, vibrar con cada palabra, imagen y verso escrito por la pluma de la poeta chiapaneca, contagiando así a los presentes con la profundidad e intensidad de pensamiento de Castellanos.
Algunos de los poemas leídos fueron “Recital”, “Narciso 70”, “Autorretrato”, “Nocturno”, “Valium”, “La Anunciación”, “Distancia del amigo”, “Poesía no eres tú”, “Destino” y “Lamentación de Dido”, textos que fueron seleccionados por Ixchel Cordero Chavarría.
No fue una lectura lineal ni sobria. Para un mejor deleite de sus contenidos, los versos fueron estructurados a partir de una dramaturgia especial realizada por Elena Guiochins, quien también se encargó de la dirección del espectáculo, el cual estuvo cargado de emotividad.
Asimismo, la palabra fue cobijada por un peculiar diseño sonoro que recreaba ambientes relacionados a la obra de Castellanos y provocaba sensaciones y ambientes. Bischop fue el encargado de realizar este trabajo.
Muchas fueron las imágenes recreadas de esta autora quien también escribió la novela Balún Canán, su primer trabajo dentro de este género y que ha sido traducido a muchos idiomas.
“Escribo porque de niña alguien me dijo que gente como yo no existe, porque su nombre es de los que se olvidan”, “Escribo porque me incliné ante un espejo y no había nada”, “Descubrí que la palabra tiene una gran virtud: si es exacta es letal”, “Sería feliz si yo supiera cómo, si me hubieran enseñado los gestos, los parlamentos, las decoraciones”, “La risa es el testimonio de la libertad” y “Sigo la ruta de la literatura” fueron algunos de los testimonios evocados magistralmente por los actores que no necesitaron una gran escenografía, sólo de un cómodo sillón y dos atriles.
De los momentos más emotivos fue la dramatización de algunos textos de “Cartas de Ricardo Guerra”, quien fue el amor de su vida de Castellanos. Y es que cada línea expresada reveló la personalidad apasionante de la poeta, de su creencia en el amor, de su incondicional entrega, de sus errores cometidos por tal pasión.
Al final, los protagonistas de este recital recordaron las cinco fotos que representaban el ciclo de vida de Castellanos, mismas que fueron proyectadas. La primera, la del álbum familiar, donde aparecían sus seres queridos. La segunda, la de su nana Rufina. La tercera, la de su gran amiga Dolores Castro. La cuarta, el día de su boda con Ricardo Guerra. La quinta, la de Rosario y su hijo Gabriel en Jerusalén.
Imágenes a las que se unió una más y que representa un eterno tributo a quien recibiera el Premio Xavier Villaurrutia en 1961 por Ciudad real: aquella donde aparece su nombre en la librería del Fondo de Cultura Económica del Centro Cultural Bella Época.
Hace 35 años murió Rosario Castellanos. Tenía apenas 49 años de edad. Dejó detrás de ella grandes enseñanzas profesionales y personales, como aquella que dice “avanza como avanzan los felices”. Con estas palabras, cerró esta lectura dramatizada que rindió homenaje a una chiapaneca universal.
Revista Protocolo
