Cultura

Exhiben los ajuares de soberanos mayas

Las piezas que integran la exposición Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde provienen de Palenque, Calakmul, Dzibanché y Oxkintok

¿Cómo eran los rostros de los dignatarios mayas? Se pregunta constantemente la restauradora Sofía Martínez del Campo, quien tiene la encomienda de reconstruir pieza por pieza las máscaras funerarias de los reyes mayas del periodo Clásico y así poder ver cómo fueron enterrados para su viaje al más allá.

Por primera vez se podrán ver juntas las ofrendas funerarias de seis gobernantes mayas del periodo Clásico (200-900 dC), incluidas joyas, pectorales y las máscaras que revelan su rostro, en la exposición Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, que se muestra a partir del 13 de agosto en el Museo Nacional de Antropología.

Integrada por 147 piezas, entre las que destacan la reconstrucción de seis tumbas de gobernantes de zonas como Palenque, Calakmul, Dzibanché y Oxkintok, y un conjunto de 13 máscaras funerarias mayas de piedra verde y un pectoral zoomorfo de concha, la exposición, a decir de la curadora, “es la oportunidad de acercarnos al simbolismo y la cosmogonía que acompañaba en su último viaje a los gobernantes mayas del periodo Clásico, quienes a sí mismos se consideraban encarnación de los dioses”.

Restaurar las máscaras funerarias mayas —explicó Martínez del Campo, durante un recorrido con representantes de la prensa— es una tarea detectivesca, es como armar un rompecabezas y analizar todas las distintas combinaciones. “Para volver a armar una máscara de 25 piezas me tardé tres semanas, pero otra de más de 150 piezas me costó seis meses de trabajo.”

Añadió que para realizar una reconstrucción de esta naturaleza, “es determinante la labor de los arqueólogos que toman fotografías de las tumbas, además de hacer dibujos y un registro pormenorizado de cada una de las piezas halladas”. El restaurador trata de reinterpretar esta información que nos permite recuperar el rostro de estos personajes, su simbolismo y las características propias de cada época y ciudad.

En Rostros de la divinidad se ha integrado la ofrenda funeraria del rey Pakal (K’inich J’anaab Pakal), Señor de Palenque, descubierta en 1952, que será mostrada junto con una ilustración de tamaño de su lápida, cuyo complejo simbolismo es explicado al público por medio de proyecciones de video, sección por sección. Pakal gobernó Palenque, en Chiapas, entre 615 y 683 dC.

Además se incluyen en la muestra, en reconstrucciones a nivel del piso, las ofrendas descubiertas en tumbas de zonas arqueológicas como Calakmul, Dzibanché y Oxkintok, conformadas por collares, anillos, vasijas, platos, orejeras, máscaras y pectorales, que permiten a los investigadores conocer “la concepción del cosmos que tenían la clase gobernante y los sacerdotes mayas; además de su valor simbólico y artístico”.

Martínez del Campo destacó la labor realizada por los arqueólogos Alberto Ruz, que exploró Palenque, y de Roberto García Moll y Enrique Nalda, que exploraron ciudades mayas en los años ochenta y noventa del siglo pasado.

La curadora de la muestra y responsable del Proyecto Máscaras Funerarias, que impulsa la Coordinación Nacional de Museos y Exposiciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), explicó que otras de las máscaras provienen del Templo de Los Cormoranes, y fueron de dos diferentes gobernantes de Dzibanché, y una más de La Rovirosa, ambos sitios ubicados en Quintana Roo.

Una de las piezas estrella de la muestra es la alfombra funeraria realizada con más de ocho mil semillas y diversas conchas y caracoles de mar, que hace mil 600 años formó parte del ajuar de un personaje de alto rango de la antigua ciudad maya de Calakmul. Dicha alfombra —de tan sólo un metro de largo por 25 centímetros de ancho aproximadamente— fue rearmada y restaurada por la propia especialista entre 2008 y 2009.

Del resto de las máscaras de dignatarios mayas —de los que se desconoce su nombre—, dos corresponden al de Calakmul, en Campeche; y otra al soberano de Oxkintok, en Yucatán, lugar en el cual se halló también el pectoral zoomorfo de concha, que representa la cabeza de una tortuga, que se incluye en esta exposición montada en la Sala Culturas Indígenas.

La importancia de Rostros de la divinidad, explicó la curadora, es que permite ver, por primera vez, las ofrendas funerarias íntegramente, pues una vez que las tumbas fueron exploradas éstas se disociaron y los objetos se exhibieron en diversos museos, de tal manera que nunca se habían presentado en su conjunto de la forma en que fueron encontradas originalmente.

“La importancia de presentar los ajuares íntegros radica en que cada pieza forma parte de un conjunto simbólico, si se disocian pierden ese carácter”, comentó Martínez del Campo Lanz.

Las máscaras funerarias —abundó— representaban a la deidad (como la del maíz) pero con los rasgos del gobernante. “De acuerdo con el antiguo pensamiento maya, era a través de ellas que el personaje enterrado tenía la posibilidad de trascender al cosmos en el momento posterior a la muerte.”

Los museos que prestaron piezas para esta exposición son el Nacional de Antropología, Regional de Yucatán “Palacio Cantón”, los de sitio de Palenque y Toniná, en Chiapas, y de Pomona, en Tabasco, así como de los fuertes de La Soledad y de San Miguel, en Campeche. Además de los museos Amparo, en Puebla, y los Centros INAH de Campeche, Quintana Roo y Chiapas.

Luego de su presentación, durante agosto y septiembre, en el Museo Nacional de Antropología, Rostros de la divinidad viajará a Italia, para ser exhibida en el Museo Arqueológico de Nápoles, de noviembre a enero de 2011, posteriormente se mostrará en París, Francia.

Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde se exhibirá, hasta septiembre próximo, en el Museo Nacional de Antropología, Paseo de la Reforma y calzada Gandhi s/n, Chapultepec Polanco.

Revista Protocolo

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