Los colores llamativos, las líneas dramáticas y los contrastes inesperados dieron la pauta para la retrospectiva pictórica de Érica Marín, esposa del subsecretario de Relaciones Exteriores, Miguel Marín Bosch, realizada en la galería de Francisco Díaz de León, en Polanco.
La colección de 26 obras en tinta y acrílico sobre papel fue la primera exhibición individual de la artista e incluyó tanto obras recientes como piezas que datan de hace 30 años.
Marín, nacida en Estados Unidos, participó anteriormente en exposiciones colectivas en Barcelona y Ginebra.
«Mis trabajos reflejan cómo yo he visto el mundo en condiciones abstractas», señaló la artista.
«No estoy intentando hacer cualquier declaración universal, sólo quiero expresar lo que pienso o veo.»
Marín apuntó que a través de los años ha asimilado un espectro más ancho de colores sutiles y tonos en su estilo.
«Mi trabajo más temprano era básicamente monocromo», destacó.
«Hoy, intento incorporar cada vez más color.»
Marín empezó su carrera como estudiante en la Universidad del Castaño en Providence, Rhode Island.
Luego, hizo su posgrado en el Art Students League de Nueva York y la Esmeralda de Bellas Artes, en la ciudad de México.
«En ese entonces hacía esculturas», subrayó. «Pero cambié a la pintura cuando me casé con mi marido, un diplomático de carrera, ya que era mucho más portátil.»
Aunque no pudo definir metas específicas, Marín manifestó que quiere que su estilo continúe desarrollándose y modificándose.
«No quiero estancarme», concluyó. «Es duro cambiar, pero si uno no lo hace, tiende a repetirse, lo cual es sumamente aburrido.»
