Cultura

Inauguran muestra de Helen Escobedo

El Museo de Arte Moderno inauguró la exposición Helen Escobedo. A escala humana, primera retrospectiva de una figura en el devenir del arte en México

Helen Escobedo

Libertad creativa es el concepto que puede definir el trabajo de Helen Escobedo, una figura clave en el devenir del arte en México. Esto queda de manifiesto en la exposición Helen Escobedo. A escala humana, primera retrospectiva que le dedica a esta artista el Conaculta, a través del Instituto Nacional de Bellas Artes y el Museo de Arte Moderno.

Helen Escobedo es una escultora, artista conceptual, dibujante, colaboradora en proyectos arquitectónicos, promotora cultural dentro del MUCA CU (1961-1979) y directora del Museo de Arte Moderno (1982-1984). Esta exposición busca brindar una perspectiva informada sobre esta pionera del arte experimental y contemporáneo mexicano, desde la década de los sesenta hasta hoy, en un constante desafío crítico ante los modelos imperantes de gestión cultural.

De esta forma, A escala humana no es una retrospectiva de orden cronológico, sino una muestra articulada con base en núcleos investigativos que relacionan lógicas visuales y creativas a través de épocas y prácticas disímiles.

A decir de Graciela Schmilchuk, investigadora del Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información de Artes Plásticas, y encargada de la curaduría de la muestra, cualquiera que vea la exposición se dará cuenta de que enfrentó en los mismos espacios la escultura monumental con sus dudas acerca de esta disciplina, sus collages llenos de humor y su libro sobre monumentos. “Este vaivén entre el afirmar, el dudar y estar abierta de alguna manera, lo puse en evidencia.”

En la muestra se reúnen proyectos de diseño arquitectónico (acompañados de fotografías de época que ilustran dichas incursiones, incluidas imágenes de Lourdes Grobet, Bob Schalwijk y Paolo Gori), documentación y dibujos relacionados con obras efímeras de arte conceptual, y una instalación recreada por la artista con motivo de la muestra.

“En lugar de ser una curaduría para mostrar obra maravillosa, es compleja, tiene puntos donde hay mucha documentación, porque mucha de la obra de Helen es efímera y sólo se puede mostrar con documentación o con dibujos, bocetos y fotografías. De manera que estoy abierta a debates, contrapropuestas y enojos, pero que sean lo más públicos posibles para así comenzar a tejer algo sobre los huecos de conocimiento que tenemos”, explicó Schmilchuk.

El guión curatorial aborda los aspectos más sólidos y transgresores de la carrera de Helen Escobedo: su formación inicial como escultora, su salto al periodo geometrista, su escultura pública monumental, sus incursiones en la arquitectura y en nuevos modelos de hábitat y de espacio urbano, sus experimentaciones con materiales de recuperación o su papel pionero en instalaciones ecologistas, entre otros.

Sin embargo, precisa la curadora, llevar a un museo la obra de Escobedo es la vivencia constante de estar traicionando su manera de trabajar, su creatividad. “Es una exposición pura contradicción. Por suerte el director del museo insistió en tratar la obra de los setenta, que es permanente y que el museógrafo hizo un trabajo maravilloso en términos de sencillez, atmósfera e iluminación.

“Después, la exposición es todo riesgo y ése es el peligro de la traición, no conceptual, pero probablemente sí visual y museográfica. Me atreví y asumo las responsabilidades. Helen nunca quiso retrospectivas, siempre supo que era muy difícil trabajar en el interior del museo y de hecho no quise reiterar la exposición que hizo en el MUCA en el año 2000, salvo una pieza que es emblemática. Lo demás es documentación y dos instalaciones rehechas, pero lo que quise destacar son los procesos creativos”, dijo Schmilchuk, autora del libro Helen Escobedo. Pasos en la arena.

Entre los principales aportes que Escobedo ha hecho al arte, enumera Graciela Schmilchuk, están su actitud y ética. “Ella tiene una actitud ante la creación terriblemente libre y de no sometimiento a reglas del mercado. Ella dijo: si me piden repetir o hacer más dibujos porque se venden bien, de ninguna manera, yo hago lo que necesito hacer. Y esto lo ha mantenido toda la vida.”

En el plano de la creación misma, dijo la curadora, destaca esa relación con el espacio y la escala que aprendió con Mathias Goeritz, pero que ella lo desarrolló de una manera muy diferente, tanto en objetos escultóricos, espacios públicos, cerrados o diseños. “Un poder calibrar la escala adecuada para relacionar objetos y espacios.”

En el plano del conceptualismo y del trabajo efímero, también resaltó el tipo de relación muy particular que tiene Helen Escobedo con los espacios, con los usuarios del lugar, con respetar el principio de primero ver qué le sobra y qué le falta a ese espacio. “En ese conceptualismo utiliza materiales de reciclaje, en lo posible naturales o industriales, pero siempre muy baratos, y lo más accesible a la zona.”

Otro aspecto siempre presente en la obra de Escobedo, es la crítica social, la cual, consideró Schmilchuk, “siempre está pinchando con una sonrisa. Otra cosa muy importante es su capacidad de comunicación y el haber elegido como público a todos, no en primer lugar a públicos de arte y esto lo han resentido una cantidad de artistas, de curadores y críticos que no saben qué hacer con esa actitud, la cual sostuvo como directora de museos en el MUCA y en el MAM. Eso lo ha mantenido y me parece que pueden incorporarlo los artistas al menos como pregunta y como duda”.

Graciela Schmilchuk es maestra de comunicación, ha sido asesora de instituciones culturales nacionales e internacionales y es especialista en museos, educación y públicos, política cultural y escultura pública contemporánea.

Revista Protocolo

Países que nos están viendo

ALIANZAS