Las iglesias cristianas continúan realizando sus oficios de manera normal. Los recintos católicos lucen con las imágenes de los santos cubiertas por un manto morado
Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán
Martes Santo, es el tercer día de la Semana Mayor, y las calles de las principales ciudades mantienen su tranquilidad a comparación de otros días; mientras que las principales playas y sitios turísticos por excelencia, se encuentran abarrotados a más no poder.
Los templos católicos, ortodoxos y de religiones cristiano-evangélicas, mantienen su solemnidad tradicional con ceremonias litúrgicas como es su costumbre; en el caso de quienes se rigen por la creencia que dirige desde el Vaticano, el papa Francisco, en las iglesias encontrarán los interiores sin imágenes de santos o bien, cubiertas por sábanas o cortinas en color morado, dejando únicamente aquellas que tengan que ver con la Pasión de Cristo; esto es con la finalidad de que los feligreses concentren sus rezos en ese pasaje bíblico y no en otras devociones a lo que, religiosamente, se conmemora en esos días. Los sacerdotes continúan vistiendo su hábito en color morado.
Las lecturas y evangelios se centran ahora en San Pedro, quien después de profesarle su admiración y amor a Jesús, este le pregunta si estaría dispuesto a dar su vida por él, a lo que el mayor de los apóstoles contesta que sí. Entonces, viene una frase épica de la Biblia en el Nuevo Testamento: “Pedro, si en verdad me amas, entonces tú me habrás negado tres veces, antes de que el gallo cante hoy”.
Así es como se reflexiona el Martes Santo.
Revista Protocolo